ENAMORADA DEL VECINO

CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Intenté llamarlo otra vez, pero tampoco hubo respuesta. Ya no sabía que hacer, no había nada que podía hacer. Llamaba y llamaba, también intentaba enviar mensajes, pero nada. Le llegaba todo, pero no lo miraba ni contestaba. Si al menos me hubiese dejado en visto o rechazado las llamadas, habría sabido que estaba bien, pero como no era el caso hacía que me preocupara cada vez más.

Seguí llorando, pero no era que había vuelto a llorar, sino que todavía no había parado. Había empezado a llorar un poco antes de que me marchara de su casa y todavía seguía llorando. Ya había pasado casi una hora desde que todo había empezado. Tenía miedo, mucho miedo, tenía el sentimiento de que algo había pasado, y de que ese algo no era nada bueno. Tenía ese nudo en el estómago diciendo que algo no estaba bien. Además de sentirme culpable por el hecho de que se había ido furioso, tenía el presentimiento de que le había pasado algo.

Lo llamé unas diez veces seguidas hasta que llegué al punto en el que me cansé. No servía de nada llamar mil veces si no me iba a responder. Solo iba a hacerme preocuparme aún más.

Le envié un mensaje a Luke, para que supiera lo que había causado. No estaba bien y necesitaba desahogarme con alguien. Él era la persona a quien podía culpar y podía soltar todo lo que quisiese. Aunque era la persona a la que siempre iba cuando algo me pasaba para que me hiciera sentir mejor, eso también era una situación como esas. Tenía que ir a él para quejarme de una cosa que había hecho.

Yo: Espero que estés contento, espero que hayas conseguido lo que querías. Si le ha pasado algo a tu hermano que sepas que va a ser tu culpa.

Me había dejado visto, y prefiero que me dejara en visto a que me contestara con cualquier excusa. Aunque lo quisiera admitir o no, era su culpa. No quería que empezara a inventarse cosas haciendo como si fuese la víctima de toda la situación.

Podía haberle dicho muchísimas cosas más, pero no me iba a servir de nada. Por más que quisiera decirle todo lo que quería, no me iba a hacer sentir mejor. Lo único que iba a hacer sería hacerle daño y no me haría nada bien. Solo haría que se sintiera aún más culpable y le haría sentirse aún peor. No hacía falta decirle nada, él ya sabía que era su culpa y seguramente él ya estaba odiándose.

No podía parar de llorar. Cada vez podía respirar menos y menos. Sentía que me iba a ahogar.

Le enviaba mensajes y le llamaba. Pero no había respuesta a ninguna de las cosas. No servía para nada. Cada vez estaba más y más preocupada.

Vale que se hubiese enfadado, ¿pero que tardara tanto y que no contestara a sus mensajes? Yo no sabía nada, era la primera vez que lo había visto y había vivido una de esas situaciones. Nunca me había pasado que se enfadara y se fuera.

Su madre lo había visto cuando había salido de casa, pero no había dicho nada. Debía ser porque estaba ya acostumbrada a que enfadase o directamente no se había dado cuenta. No quería decirle nada todavía. No hacía falta preocupar a su madre para nada. Iba a esperarme un rato más, y luego ya vería lo que iba a hacer.

Pasaron unas horas y empecé a preocuparme aún más. Había pasado horas llamando y dejando mensajes. No paraba de dar vueltas en casa, esperando a escuchar que mi teléfono sonara, sea quien sea.

Lukee <3: ¿No sabes nada?

Yo: No.

Hubo un momento en el que obviamente empezó a sentirse mal, sabía que era el culpable.

[...]

Después de llamar unas mil veces tuve suerte, o esa creía.

Respondió a una de las llamadas. Antes de que pudiera decir cualquier cosa empecé a hablar, no podía parar de hablar. Habían pasado horas que había estado intentando que me contestara, y ahora que lo había hecho necesitaba hablarle primero. No quería decirle nada malo, solo iba a alegrarme de que estaba bien. El hecho de que me respondiera era que estaba bien y que no le había pasado nada, y con eso ya pude respirar tranquilamente.

"Por favor, solo dime que estás bien. No hace falta que me digas donde estás, solo dime que estás bien y que no te ha pasado nada." Dije sin dejar que pudiera decir nada.