Extra: De regreso al infierno.

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Dos años y medio después del epílogo.

Liam.

Me sacudo las manos en un intento de calmar mis nervios y ser valiente. Tengo que hacerlo.

Miro un momento la puerta frente a mí, por fuera luce como un lugar tan sencillo, como si en realidad adentro hubiera gente pasando un buen rato y no siendo violada.

En un intento de darme ánimos, llevo mi mano al bolsillo del pantalón, en donde tengo guardado el anillo de compromiso que planeo darle a Moore hoy en la noche. 

Todo está bien. Todo estará bien.

Camino de manera decidida hasta la entrada, en donde el guardia no tarda mucho en reconocerme.

—¿Qué haces aquí?—exige saber.

Siento ganas de rodar los ojos y mandarlo a la mierda. Obviamente no lo hago.

—Necesito hablar con Megan.

El sujeto me mira con los ojos entrecerrados por un rato que me parece eterno, como si no me creyera antes de sacar su celular y llamar a alguien.

A lo lejos, puedo ver que las cosas aquí siguen casi iguales, incluso un escalofrío me recorre el cuerpo al reconocer a algunas personas a las que en el pasado me vendí.

—Quiere saber qué es lo que quieres.

Libero un suspiro, de nuevo intentando ser fuerte.

—Necesito pedirle un favor. Necesito trabajo.

No tarda mucho en dejarme pasar, aunque me indica que espere en el piso de abajo en lo que ella se desocupa.

Estar aquí me trae una incontable cantidad de recuerdos horrorosos, pero yo me ofrecí a hacerlo.

Mi vecino y supervisor Axel dijo que no era indispensable, pero sí sería útil.

Soy un policía infiltrado.

Axel es el oficial al mando, pero la cosa con cada denuncia que le ha llegado a Megan es que logra darle la vuelta a la historia, ya que dice que en realidad es a ella a la que la tienen a la fuerza y al par de chicos que han sido lo suficientemente valiente para decir que fueron violados, les regresó la demanda asegurando que, al ser ella mujer, fue la violada.

Incluso uno de ellos está en prisión.

Cuando me enteré de eso, me esforcé en pagarle un abogado. Lo difícil fue que para en verdad ayudarlo tuve que declarar como testigo.

Es realmente horrible estar ante un montón de desconocidos describiendo el suceso más traumático de toda tu vida mientras la mitad de personas no te creen, otra gran parte se ríe y el resto le cree más al victimario.

No logró salir en libertad ni con mi declaración, pero le redujeron considerablemente la condena, cosa que el chico, al que antes ni siquiera conocía, me agradeció un millón de veces.

Solo unas cuantas personas cercanas a mí se enteraron, entre ellas mi papá. Ese día hasta viajo a Kansas con Caleb solo para poder verme y apoyarme.

Sin embargo, Axel está en el grupo de personas que tuvieron que enterarse de lo que hice. Esa noche fue a mi casa y me abrazó por un largo rato. No fue incómodo para mí, solo que no sabía que decirle mientras él lagrimeaba pidiéndome perdón por no haber hecho más por mis hermanos y por mí.

Él tiene un puesto mucho más alto que yo, así que inició todo un caso contra Megan. No hay mucha gente dispuesta a declarar en su contra y aunque las pruebas de lo que pasa en este lugar son bastante sencillas de conseguir, Megan siempre puede acomodarlo para decir que ella también es una víctima.

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