Capítulo 4: Primer reencuentro.

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Alex.

A penas bajamos de la ambulancia, un grupo de doctores comienzan a atenderlo dando indicaciones a gritos sobre cosas que no entiendo absolutamente nada antes de que corran hacia un quirófano.

No sé si debería quedarme, irme a casa, buscar a Adam... No sé nada.

—Señorita, ¿se encuentra bien?

Asiento distraídamente al enfermero que me lo pregunta.

Comienzan a hacerme un interrogatorio para conocer el nombre, edad, tipo de sangre, alergias, y un montón de cosas más sobre el chico, pero les aclaro que apenas lo conozco. También me cuestionan si la sangre en mi ropa es mía.

Me dirijo a la sala de espera porque aunque no tengo ni idea de quién es este chico, no se siente correcto dejarlo solo, al menos hasta que llegue su familia.

Sin embargo, en la sala ya se encuentra Adam esperándome y aunque quiero postergar más este momento, sé que no debo hacerlo.

—¿Cómo está?

—No lo sé —encojo los hombros—, lo llevaron a cirugía. Platiquemos afuera.

En silencio salimos hacia su auto.

Mientras caminamos, un nudo se forma en mi garganta.

Sí, apenas llevábamos unos meses juntos, pero él es mi primer novio, la primera persona con quien estuve, y en la que confíe después del abandono de mi mamá.

Tengo muchas cosas en mi vida ahora como para también enfocarme en un corazón roto, especialmente si es el mío.

 Al subir al auto, me volteo totalmente para poder verlo a la cara y él hace lo mismo, aunque frecuentemente desvía la mirada.

—¿Cuándo fue?

—Alex, no creo que te haga bien saber...

—¡¿Cuándo fue?!—le grito.

Necesito saber desde cuándo soy una completa imbécil.

—Fue el día que discutimos afuera de tu casa, cuando te disculpaste por mensaje.—confiesa con los ojos cerrados.

Eso fue hace un mes.

—Eso quiere decir que mientras yo lloraba y me arrepentía por ser tan grosera contigo, tú te follabas a otra.

Una risa totalmente irónica escapa de mí.

—No fue así Alex. Escucha, esa noche yo salí de ahí muy enojado y necesitaba desahogarme, así que fui al departamento de Verónica. Me sentía dolido y comencé a tomar mucho, ella tampoco se sentía bien y... Ninguno de los dos está seguro sobre si tuvimos sexo o no, solo sé que despertamos juntos con una terrible resaca.—me dice sin verme a los ojos y mi corazón se termina de romper.

Es por este tipo de cosas que no confío fácilmente, si no fui suficiente para él sin dejarlo ver toda mi mierda ¿Qué hubiera pasado si le permitía conocerlo todo?

Es tonto, pero incluso preferiría no haberme enterado. 

Seguiría siendo una estúpida, aunque al menos una feliz.

—Soy una idiota ¿Sabes? Incluso en esos momentos, después de escucharte decirle que te harías cargo, tenía la esperanza de que me dijeras que era mentira —rio de nuevo, pero a la vez comienzan los sollozos—. Espero que recuperes tus recuerdos de esa noche porque nadie se merece no recordar algo. Sin embargo, mi confianza no podrás recuperarla. Esto se termina aquí.—mustio con la voz rota.

Ahora sí levanta la vista para verme a los ojos, con las lágrimas escurriendo por sus mejillas.

—No digas eso —pide desesperado—. Yo te amo y en verdad lo lamento. Por favor no me dejes.

Reencuentros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora