III Recall

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En la espera de que llegara el médico ya se estaba haciendo tarde, ya habíamos perdido media hora de sesión y mis esperanzas de que él iba a entrar por esa puerta eran escasas, pero al paso de unos segundos el psiquiatra caminaría por la puerta y aunque tuviera un aura de ser una mala persona, tal vez un villano, pero no, él iba a ser mi salvación y alguien con quien se podía tener buenas charlas y que en verdad te escuchen, eso es algo que se valora mucho.

—Buenos días, disculpe la tardanza.

—No, no pasa nada, comencemos con la terapia del día de hoy y veamos cómo se encuentra mi memoria.

—Perfecto, primero, ¿Recuerdas tu nombre? —Aunque suene tonto y suene algo humillante, hasta hace dos días no recordaba mi nombre, entonces la pregunta se entiende.
Después de responder las mismas preguntas que hacía en todas y cada una de las sesiones anteriores, con el mismo tono de voz, con la misma postura, el doctor me diría.

—Tengo unos dibujos en mi poder, se los mostraré y usted me dice si se acuerda de algo, le trae algún tipo de sentimiento, sensación o hasta inclusive  recuerdos.

—Bueno, parece que además de médico eres un pintor talentoso. Estos dibujos están muy bien trazados, la punta del lápiz con la que se hizo no es tan fina, dándole el toque especial. Pero más allá de eso, me generan una extraña sensación, no sé explicarlo.

—¿Puede ser un sentimiento de tristeza, alegría o algo más?—lo diría anotando en su libreta y con una ceja levantada preguntaría—, ¿Se le vienen recuerdos? ¿Como si usted fuera el que estuviera en esas situaciones?

En un lapso de 5 minutos a mi mente se vendrían imágenes vidriosas, mientras más veía las fotos más se iba aclarando el cristal.

—Se me vienen a la cabeza unos recuerdos, pero son fugaces, pasan muy rápido y no puedo detectar quién hay o qué.
Después de decir eso, mis neuronas escupirían todos los recuerdos que por culpa del accidente se me habían sido arrebatados.

—Doctor, creo que estoy recordando todo.

—Perfecto, por favor, cuéntame todo lo que te acuerdas. Intenta recordar lo más posible —otra vez estaría anotando en su libreta algo, supongo que es donde se lleva mi caso.

—Vale, voy a contar todo, prepárate para usar ese bolígrafo como nunca antes.

Réquiem Donde viven las historias. Descúbrelo ahora