IV Larvado

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¿Por qué yo y no alguien más? ¿Cuál es el famoso significado de la vida? ¿Soy lo que soy por lo que fui o soy lo soy por lo que seré? Son preguntas que me hacía mirando al inmenso vacío del cielo con sus estrellas que se van perdiendo poco a poco en su misión de iluminar la oscuridad, mi vida es como una estrella, tarde o temprano se apagará, la única diferencia es que yo no he hecho nada por mi vida y las estrellas se encargan de iluminar un poco, ¿Podré iluminar a alguien? ¿O llegará una estrella que esté conmigo cuando salga el alba? Son preguntas que me quedé haciéndome mientras perdía la noción del tiempo y a pesar de que tenía que trabajar mañana, no podía hacer que mis párpados se unieran y al fin poder conciliar el sueño que tanto anhelaba, pensaba ingerir pastillas, pero no había ido a un hospital, no tenía la receta, así que me toca por mi cuenta y no sé si sea capaz de lograrlo. Debo dormir ya que debo trabajar para poder sobrevivir un día más y también fui invitado a una fiesta en unos días, no creo que consiga nada, pero si me negaba ir iba a parecer que me iba a suicidar, o tal vez no parezca tanto.

Tras por fin poder dormir me levanto con unas legañas pegadas en mis pestañas que al despegarlas me duelen como el infierno, el pelo desubicado y oliendo mal, mi garganta tan seca que cuando tragaba saliva me dolía, con un dolor de espalda por mi complexión corporal que tomé en la madrugada. Mientras me bañaba y abría el grifo girando en el sentido contrario de las manecillas del reloj para poder conseguir un poco de agua caliente, me daría con la triste noticia de que hace 3 días lo había desconectado para ahorrar dinero, ahora frías gotas de agua corrían por mi cuerpo, cara, cabello y todas ellas estaban cayendo lentamente mientras me cuestionaban si lo que estaba haciendo con mi vida era lo correcto, el desayuno del día y de todos los días anteriores era el mismo, huevos revueltos con una pizca de sal y un café en polvo que sabía amargo y es por la hermosa razón de que en la cocina, especialmente en el gabinete de los condimentos no hay azúcar, antes de ir a mi trabajo debo ir al supermercado. Haciendo la fila para pagar lo que tengo en el carrito, me encuentro a la señora Collins.

-¡Hola! Mira que bien estás, debes estar comiendo muy bien.

-Muchas gracias, he estado comiendo bien por mi salud, es lo que me ha recomendado el médico -eso que diría era una mentira, ni siquiera había caminado en el piso de un hospital en mucho tiempo, pero no puedo decirle que me muero de hambre, tampoco está bien mentirle, pero prefiero eso, ella siempre se ha preocupado por mí como si fuera mi madre, entonces no quiero que se preocupe más.

-Me alegra mucho hijo, ¿Y ya tienes a alguna novia por ahí? -su pregunta me dejó inmóvil en la fila del supermercado, no he estado con nadie en mucho tiempo, mi última novia fue en un lugar horrible, lo que la gente llama normalmente como la grandiosa universidad, nadie me ha querido en bastante tiempo. Llamarían a caja después de que quedáramos en un silencio y un suspenso incómodo por culpa de que mi garganta se quedara paralizada y se creara un nudo que hacía imposible generar cualquier tipo de sonido proveniente de mis cuerdas vocales. Es muy triste que mi única interacción social de más de 4 a 10 palabras sea la señora Collins, pero era una anciana que estaba sola desde que su esposo murió, ellos dos eran bastante unidos, yo me llevaba bien con el señor, a veces le ayudaba en alguna que otra cosa, entonces por más triste que parezca, la señora Collins y yo éramos iguales, la única diferencia que teníamos sin contar la edad, es que ella tenía un amor antes, alguien a quien amaba y amó en su momento.

No compré muchas cosas en el supermercado, mi carrito estaba casi vacío con solo 5 cosas ahí dentro, una canasta de huevos, pan integral, dos leches y jamón. Es una compra con pocos valores alimenticios, pero no tenía ganas de pararme enfrente en mi cocina, enfrente de una estufa con horno y tener que ponerme a saltear comida por un largo periodo de tiempo, los huevos revueltos están rápidos y entonces no tengo que estar tanto tiempo ahí desgastando mis músculos de las piernas, y a pesar de que la cocina con una hermosa estructura alemana quedara a 3 pasos de la sala, no quiero ponerme a cocinar, prefería lo sencillo.
Antes de irme a trabajar hice una combinación de harina con un trozo de carne procesada en una máquina por cierto tiempo y una rodaja de leche con una textura rara, o un sándwich. No es lo mejor que se puede comer y menos si vas a trabajar, pero no hay mucho que pueda hacer.

A mitad de camino me quedaría viendo un hermoso paisaje, con unos tonos de color que irradian felicidad, pero no duró mucho ese sentimiento, me di cuenta de que iba llegando tarde a la estación, me toca correr para poder agarrar mi tren que ya estaba a punto de marchar con destino y en dirección a mi trabajo, llegué casi a punto de que cierren y me golpeé en la cabeza, no me salió sangre por lo cual ya era una victoria para mí, me voy a sentar y por la gracia divina hay un asiento libre al lado de una ventana, me siento en la silla con un leve dolor en la cabeza y la garganta seca, comer el sándwich sin nada que tomar fue mala idea. Después de 10 minutos de viaje veo que hay una gaviota blanca, sus alas deslumbran pureza, el aleteo de sus alas generan un vuelo perfecto y libre, nunca había visto una gaviota en el camino a mi trabajo, las había visto volar de vez en cuando por la playa, pero nunca volando cerca a un tren y menos en esas zonas, no era su hábitat natural. Al tardar de 2 minutos viendo a la gaviota, a mi mente vienen pensamientos de que me gustaría poder ser ella y poder volar libremente sin las ataduras de un mundo cruel, aunque igualmente no me termino librando de eso, la contaminación todavía sigue existiendo. Decidí dibujar a la gaviota, ya se había alejado del tren, pero igualmente todavía la tengo en mi memoria, no soy tan buen dibujante, pero hago el intento. Llegando a mi destino me bajo y llego a mi trabajo, otro día aburrido, charlas aburridas entre compañeros, mi jefe acechando el territorio para ver si encuentra a un espécimen que se encuentra en estado de letargo llamado "descansar" y poder soltar con sus cuerdas vocales el rugido llamado mundanamente como "regaño", eso es lo normal, es solo otro día más en la oficina que prácticamente obligado que me tocó trabajar por el hecho de salirme de la universidad, no sé qué pasaba en mi cabeza en mis tiempos de universidad.

Después de un largo día de trabajo, de cabecear en la computadora por culpa de haber dormido mal, de que me robaran 3 veces el café y terminar con dolor de cabeza que iba desde el centro hasta lo más profundo, me devuelvo a mi casa, otra vez corriendo para poder alcanzar el tren y no quedarme varado en la estación, tengo ganas de poder escapar de esta realidad una noche más, es más conocido como dormir, decido echar un vistazo, mirar al alrededor y para mi sorpresa no hay nadie en el tren, todo está vacío y hay completo silencio, hay un montón de cajas en las sillas, me volteo hacia una ventana, dónde había dos gaviotas está vez, volando juntas hacia el horizonte y poder perderse en la inmensurable mañana, solamente siendo complacientes con el ambiente poco natural para ellas. Tras un tiempo de 5 minutos se irían, otra vez me volvería a ver reflejado con mis deseos de poder conseguir mi estrella que ilumine mis días, otra gaviota que vuele conmigo, una gaviota que sea libre y sin miedo a nada.

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