XIV Altum Somnum

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—Vale, ¿Quieres hablar del segundo año de relación con Isabel?

—Sí.

Como había dicho, me promovieron y ella celebraría junto a mí, un sentimiento que nunca lo remplazaría, Isabel dejó de ir a fiestas por un tiempo, eso ayudó mucho a la economía de la casa y un día le hice un PowerPoint como detalle.

—¿Un PowerPoint? Yo hago eso y mi esposa me mata.

—Debería probarlo doc., le aseguro que no lo van a meter en un cajón a 7 metros bajo tierra.

Bueno, después de entregarle el detalle me abrazaría, me abrazó por 5 segundos, pero esos 5 segundos fueron 50 minutos para mí.

Pero los meses se fueron pasando y todo se fue apagando, poco a poco la luz de nuestra habitación se iba derritiendo, ya casi no hablábamos como antes, antes me contaba todo su día y dejó de hacerlo, me decía como le iba su día a día en el trabajo y me mandaba 50 mensajes y a veces no recibía ni 2, no sé qué pasó, si yo hice algo mal, si ya no era suficiente, pero eso me marchitó demasiado y la depresión hizo su glorioso retorno y lo peor es que nunca se fue, únicamente estaba esperando el sonido de la campana para el segundo round y darme el Knock-out, a veces me despertaba y ella no estaba, lloraba demasiado y terminaba con los ojos muy rojos como si me hubiera echado pintura.

Me lastimó el alejamiento repentino, al parecer di un paso en falso y caí al vacío, lo triste es que antes que todo esto pasara ya me estaba sintiendo triste, no sé si era algo aparte o era yo presintiendo el final, caminaba con cuidado por un piso de hielo y por miedo a perderla fue lo que hizo que rompiera el cristal, ella volvió a irse de fiesta, yo no quería levantarme de la cama, quería simplemente fundirme en las tenues sábanas que me cubrían, había días en los que no la veía, llegué a pensar que me había abandonado sin decir nada, espontáneamente se le había ocurrido la idea de huir del ahogo de nuestra relación y lo había hecho.

Tiempo después hablé con ella de tener hijos y ella diría.

—A buena hora vienes a decir.

—Antes estaba inseguro, ahora estoy totalmente seguro.

—¿Por qué todo tiene que ser cuando tú quieres? Yo quería esa mierda hace rato.

—Perdón, antes estaba con miedo, pero ahora podemos hacerlo, quiero que seas mamá de mis hijos.

—A buena hora vienes a decir.

Y cerraría la puerta de la casa con todas sus fuerzas y se iría, volvería al día siguiente diciendo que se había quedado con una amiga, no quería hablar de lo ocurrido, yo tuve la culpa de todo eso, tiré una flecha al cielo y me quedé quieto esperando a que no me matara, entré en decadencia, mis deseos en esos momentos era dejar el mundo terrenal y volverme aire. Y al fin entendí por qué Isabel tomaba alcohol, empecé a beber para poder salir de eso, de vivir en bucle, salió bastante bien, saciaba mi aflicción buscando botellas.

El tiempo pasó y llegamos a un momento en el cual estábamos sentados en la mesa del comedor y ella diría.

—Si yo no te hablo, tú no me hablas, ¿Verdad?

—Llevo con ganas de hablarte durante tiempo, pero siempre me ignoras.

—La última vez que me dirigiste la palabra fue para decirme que querías tener hijos.

—Sí, ¿Por qué?

_¿Tanto te costaba tener la conversación de los hijos hace tiempo? Cuando YO te pedía hablar de eso.

—Ya te dije, tenía miedo, tú sabes la historia de mi papá y mis hermanos, antes tenía miedo de tener hijos.

—Y cuándo yo te hablé de mi madre te valió mierda, ¿No?

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