—Hasta luego, que te vaya bien.
—Hasta luego Isabel.
Después de salir de ese sitio mis pies sintieron un temblor inexplicable, sentí como si hubiera estado en un bloque de hielo, una sensación de escalofrío recorrió mi cuerpo y mi mente pensó en todo lo que había hecho, ¿Todo lo que hice estuvo bien? Claro que no, me gustaría decir que el fin justifica los medios, pero no es verdad, hice mucho daño y en su momento no lo veía así, a pesar de todo lo malo, antes llegaba a casa y encontraba a alguien, alguien que hacía cosas por equivocación y no por falta de compasión, que me miraba con sus pupilas almendradas y yo lo miraba con mis pupilas dilatadas. Decidí caminar hacia mi casa para poder descansar un poco.
Ahora en las escabrosas noches mis ojos son incapaces de consolidar el sueño, mi mente está en un constante sube y baja de pensamientos y me atormenta haberlo tratado así, mi mente como un simple pérfido me recuerda cuando reía con él cuando lo estaba conociendo y mis escleras se ponen rojas y empiezo a soltar lágrimas benevolentes. Para aliviarme me acuesto a dormir y en las mañanas despierto con las pestañas pegadas. También tengo sueños extraños.
—¿Dónde estoy? —dije mientras miraba una playa llena de nieve con pintura y el mar alborotado—. ¿Estoy sola?
—¡Isabel!
—¿Thomas?
—¿Cómo has estado?
—Esto no es real, no eres real, ¿Por qué estoy en una playa de nieve? ¿Y por qué una playa tiene nieve?
—Eso es verdad, nada es real de acá, pero, ¿Importa? ¿Quién se queja de un sueño?
Tras un suspiro largo digo.
—Yo he estado bien, ¿Y tú?
En ese momento él desaparecería y empecé a buscarlo con mis pies cerca a la congelación.
—¡Thomas! ¿Dónde estás? No te vayas aún, aún no.
—Tranquila, solo quería poner música.
—¿Música? —en ese momento empezó a sonar el instrumental de una hermosa canción—. Oh, esa música.
—¿Quieres bailar una balada de invierno?
—Claro.
En ese momento él pondría su mano frígida en mi hombro y agarraría mi mano derecha, empezamos a bailar relajadamente acompañados del mar y a pesar de ser todo un sueño, lo sentí bastante real, no quería que se acabara y despertar sola en unas sábanas frías de color magenta.
El mar se estaba empezando a elevar de una manera extraña y se veía el cielo de color azul púrpura.
—¿Por qué el mar está así?
—Se viene un tsunami.
—Entonces, vámonos, ¿No?
—Aún no se acaba la balada.
—¿Y si acaba mi sueño?
—Escucha las trompetas como suenan.
—¿Me estás poniendo atención?
_¿Has pensado en que la Dianthus caryophyllus es hermosa?
—No quiero acabar el sueño, no se puede acabar.
—Me considero un Nefelibata.
—Este es mi sueño, debo poder controlarlo.
En un silencio largo, él se quedaría mirando al mar como se iba movilizando hacia la costa y diría.
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Réquiem
Romance¿Por qué yo y no alguien más? ¿Cuál es el famoso significado de la vida? Son preguntas que me hacía mirando al inmenso vacío del cielo con sus estrellas que se van perdiendo poco a poco en su misión de iluminar la oscuridad, mi vida es como una estr...