X Resiliencia

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—¿Todo lo malo? ¿Qué pasaría después?

—Presta atención.

Después de haber fumado por primera vez en esa fiesta, decidí seguir haciéndolo, ya que me calmaba la ansiedad y también podía olvidar todos mis problemas, mi madre decía que era muy malo que yo estuviera haciendo eso, curioso puesto que ella es una adicta más.

—No debes de fumar hija, es malo

—¿Me lo dice la que toma pastillas como si fueran dulces?

—A mí no me hablas en ese tono.

—Solo digo la verdad.

—Tú y tu verdad se pueden ir a la mierda de mi casa.

Como te dije, me echaron muchas veces de casa, pero yo era quien hacía todo, entonces, siempre volvía. Math era quien me daba las drogas, me dijo que no era buena idea que hablara yo sola con su vendedor, nunca me dijo razones de eso, solo repetía en un bucle infinito que nunca lo hiciera, muy malas palabras para decírselo a alguien que las drogas le estaban gustando de más.

—Entonces hablaste con el vendedor.

—Tristemente sí, todavía me arrepiento.

—¿Qué pasó después?

—Una mierda total.

Tiempo después Math me dejaría de sustentar, que yo no lo controlaba cómo él y que no quería que terminara viviendo debajo de un puente con un montón de grietas y gotas de dudosa calidad cayendo en mi cabeza, entonces entraría en un estado de mucha ansiedad, no sabía qué hacer, me había vuelto dependiente de las drogas y un día decidí hablarle al vendedor por mensaje.

—Hola, Tú eres el vendedor, ¿Verdad?

—¿Quién te dio mi número?

—Soy amiga de Math, él es un comprador tuyo.

—Le dije que nadie podía tener mi número, estás mintiendo.

—No, quiero comprar.

—¿Me estás diciendo que Math le valió mierda nuestro acuerdo? Me va a escuchar. Y no, no te voy a vender.

En ese momento mi corazón entró en un shock que me impedía moverme, fui corriendo dónde Math para decirle todo lo que había pasado y avisarle, me diría.

—¿Por qué Isabel?

—Fue sin querer, tú no me querías vender.

—¿Todo fue por el simple hecho de que eres una puta drogadicta? Si sabes que eso que hiciste arriesga mi vida, ¿No?

—Math, perdón, perd…

—No, me largo, después de todo lo que hice por ti, te trate como una persona, no te trate de zorra cuando todos lo hacían, ¿Y así me lo pagas?

Antes de poder decir algo Math se iría y nunca lo volvería a ver, mis párpados estaban pesados y solo quería sentarme en una esquina y llorar, no quería vivir más, le hice daño a Math y a mí, lo único que me calmaba todo eso era fumar, me busqué un vendedor propio y fumaba todos los días, lloraba todos los días por lo que le había hecho a Math, como no tenía trabajo y estaba yendo a la universidad becada me tocaba robarle a mi madre para poder drogarme, ella siempre estaba dormida por las pastillas entonces era fácil.

—¿Y algo había pasado con tu papá en todo ese tiempo?

—No tanto.

En esos tiempos mi padre seguía en la cárcel, según lo que escuchaba era golpeado por los otros presos por lo que le hizo a mi mamá, con el paso del tiempo me dijeron que lo habían matado, no me importó en lo absoluto, mi madre si lloraba como si quisiera llenar el océano Atlántico.
Yo le seguía robando, aprovechándome de que las pastillas la mantenían dormida, yo seguía fumando y siempre llegaba drogada a la universidad donde andaba becada, la universidad Nacional y cuando llegaba a la Nacional drogada lo que más me gustaba cuando ese sentimiento de un inquietante vacío en mi estómago nacía era comerme unas arepas quesudas, eran lo mejor, pero bueno, a lo importante, muchas chicas me intentaban molestar, se creían superiores y toda esa mierda, pero a mí ya no me importa, pero igual me llegaba a molestar en ciertos momentos.

Muchas veces que me peleaba con otras chicas, yo me estresaba fácil en mis tiempos de universidad y más cuando no fumaba, me gané muchos problemas en la universidad, me querían echar y un estúpido profesor dijo todo mi tema con la adicción, pensaba que porque era profesor de la Nacional iba a fumar conmigo, pero, al final con sus putas palabras hicieron que me echarán y yo me quedara sin estudiar, estaba estudiando música y se me había sido arrebatado porque un profesor se metía en la vida personal de sus estudiantes.

Mi madre estaba bastante decepcionada con la vida de su hija, pero le entraría una iluminación y se daría cuenta de que fue culpa de ella y me pediría perdón por todo el pasado, por haberse vuelto así, por haberme echado de casa muchas veces, que yo era una persona bondadosa que por culpa de ella me había vuelto así. Por primera vez vi a mi madre como una persona, alguien que siente y no solo se mete pastillas, vi a una madre de verdad por primera vez, la abracé con el mismo sentimiento de cuando tenía 8 años, lloraba como cuando tenía 2 años y no me habían dado la compota diaria, no quería que me dejara como cuando se iba a trabajar cuando tenía 10 años, por un simple momento, unos minutos, me sentí agradecida de tener madre y nuestras navidades por fin se podrían disfrutar, porque antes de ese momento las navidades eran muy distintas, mi madre no quería hacer nada, solo quería dormir por culpa de las pastillas, en mi niñez era muy distinto, ya que ahí si salíamos para el día de las velitas, salíamos el 31 a recibir el año nuevo como familia, en mi juventud y cuando mandé a mi papá a la cárcel se dejó de salir, no rezamos la novena, solo me quedaba en mi cuarto a oscuras comiendo buñuelos con vino, llorando mientas sonaba a las afuera de mi casa “5 pa las 12” una canción que me trae nostalgia de una madre que me gustaba abrazar. Después de eso entraría en rehabilitación para tratar el tema de la drogadicción, había conseguido un trabajo en un restaurante como mesera, no es lo mejor del mundo, pero en su momento no me quejaba, todo esto me pasaba a los 25 años, me quitaron una buena parte de mis años las drogas y que me expulsaran de la universidad, pero quería mejorar.
En esos tiempos conocería a un tipo, trabajaba conmigo y siempre nos tirábamos miradas coquetas, me decía que me veía linda y me hacía sentir bien, pensé que estaba cayendo por él, un día nos quedaríamos hasta tarde y tuvimos relaciones, haría lo mismo que Camilo, solo que está vez si me sentía cómoda y quería que él lo hiciera y entre gemidos y respiraciones agitadas tendría mi primera relación sexual y no sentía asco, me sentía bastante bien. En el transcurso de dos semanas yo me empecé a ilusionar y le daba detaller, pero él estaría bastante alejado y frío, yo no sabía qué pasaba y le pregunté y me dijo.

—¿Creías que te quería para algo serio? Por favor, solo quería tener relaciones contigo.

En ese momento mi corazón volvería al mismo sentimiento de cuando estuve con Camilo, me fui temblando del lugar con ganas de morir y llorar, llegando a mi casa mi madre me consoló y me dijo que ese estúpido no me merecía, ¿Por qué siempre que entrego mi corazón termino lastimada?

—Es encontrar a la persona correcta, mucha gente ve a las mujeres como máquinas sexuales y ya, se les olvidan que son personas y hay muy poca gente que valora a las mujeres como son.

—Ojalá sea así.

Un año después mi madre moriría por culpa de haber tomado esas pastillas tanto tiempo, me sentía devastada porque ella empezaba a mejorar, no quería perderla, empecé a fumar cigarrillos para no drogarme y me serviría hasta el día de hoy, las drogas casi me arruinan la vida, Math tenía razón, ojalá poder volver a verlo un día. Después del funeral de mi madre me iría a vivir a este lugar, en un inicio pensaba que era para morir solo, pero es muy lindo si se busca bien, una ciudad bastante pequeña, pero lo suficiente para mí, todavía sigo yendo de fiesta, me gustan las fiestas y me ayudaba a despejar la mente y aunque el alcohol no lo he dejado, he podido controlarlo bastante bien.

—¿Me podrías contar cómo ha sido tu vida aquí?

—Claro, claro.

Réquiem Donde viven las historias. Descúbrelo ahora