—Te daré una recomendación personal: Dale vino a Chuuya.
—Pensé que Dazai-san había dicho que Chuuya-san no soportaba bien el alcohol...
—¡Exactamente! ¿No conoces esos tíos que te dan dinero cuando se embriagan?
—Dazai-san, yo soy huérfano.
—¡Yo igual! Pero no estamos hablando de eso.
Los tres caminaban como una familia feliz por la calle. Dazai contaba chistes, Kenji sonreía y saludaba a todo con quien se cruzaba y Atsushi seguía lamentándose de su suerte.
—Entonces, ¿le damos vino a Chuuya-san? —Preguntó el rubio inocentemente.
—No, Kenji-kun. Dazai-san estaba de broma —Le dijo Nakajima—. ¿Verdad?
—Si, si. Mejor no le den vino. Se pone violento. —Reconsideró Osamu.
Se detuvieron frente a un gran edificio, custodiado por muchos guardias con traje y gafas negras. Era una construcción realmente imponente. ¿Cuántos pisos tendría? ¿Cincuenta? ¿Setenta? ¿Cien? Y eso sin contar sótanos y demás.
—¡Haaaa! —Exclamó Kenji sorprendido— ¡Qué genial!
Atsushi no compartía esa opinión.
—Dazai-san —Suplicó—, no me haga ir. Prefiero hacer las compras de todos en la agencia. Y además tendré que estar al cuidado de Chuuya-san...
—¿Algún problema con eso, niño tigre?
Con el salto que pegó, el albino parecía menos un tigre y más un gato asustado. Nakahara Chuuya, el usuario de habilidad más poderoso, paseó su mirada entre los tres visitantes. Su mirada finalmente se posó en Dazai.
—Tú —Dijo con desagrado.
—Tiempo sin verte, Chuuuuuya —Saludó Osamu con socarronería—. ¿La pasaste bien en la novela de Poe?
—La pasé de maravilla —Contestó el más bajo apretando los dientes—. No tuve que soportar tus estupideces ni tus intentos de suicidio.
—Espero que te hubieran dado ropa de tu talla, seguramente te habrán confundido con un niño.
—¡Deja de hablar de mi maldita estatura!
Escondido detrás de Kenji, Atsushi pensó que, si después de ese mes seguía con vida, tendría que cambiar de maestro. Dazai, tedioso como era, terminaría por hacer que Chuuya lo odiara a él también por extensión.
—Después tendré una "charla" contigo —Nakahara señaló amenazadoramente al castaño con un dedo—. En cuanto a ustedes dos, vengan conmigo.
Miró a Kenji y a Atsushi y se dio vuelta para dirigirse al edificio. Dazai hizo ademán de seguirlo pero Chuuya lo detuvo.
—No, tu no.
Iba a ser sincero: Atsushi creyó que Dazai se opondría a irse y le diría que si no le dejaban acompañarles el trato sería cancelado. Pero la verdad fue que se encogió de hombros y se despidió de ellos agitando la mano y con una sonrisa.
—¡Adiós niños! ¡Fue un placer haberlos conocido!
—¡Igualmente, Dazai-san! —Se despidió alegremente Kenji.
Así, Nakahara, Nakajima y Miyazawa se internaron en el edificio principal de la mafia. El mayor saludó algunos guardias de la entrada y caminó por el pasillo hasta detenerse frente un ascensor.
—¿Y ustedes qué esperan? ¡Entren ahí! —Los apremió el mafioso.
Una vez dentro, las puertas se cerraron y empezaron a subir, acompañados de música clásica.
—¿Me recuerdas tu nombre, niño rubio?
—¡Kenji Miyazawa, es un gusto!
—Kenji —Chuuya jugueteó con sus dedos—. No veo que traigas equipaje o algo parecido.
—En mi pueblo cada uno tenía una o dos prendas, y el resto se conseguía cuando se necesitara —Explicó el chico—. Las personas son muy amables y te prestarán lo que necesites.
—Es una manera de pensar bastante noble. Y muy estúpida, también.
—Estoy en desacuerdo.
"Kenji, por favor no hagas enfadar a Chuuya-san" suplicó mentalmente el hombre tigre. Su último deseo era morir en un ascensor.
—Atsushi —Lo llamó Chuuya, pegándole tremendo susto—. Estás muy nervioso.
—Pe-perdón, Chuuya-san —Se disculpó.
—Puedes estar tranquilo, no te voy a pegar.
—Si, perdón —El albino miró al suelo, un poco azorado—. Es que Chuuya-san es muy aterrador...
El mafioso se mostró satisfecho por eso. Por un impulso, puso su mano sobre la cabeza del tigre y le alborotó el cabello.
—No te voy a atacar. Pareces alguien inteligente, y todavía no me has hecho enojar. No tienes por qué tener miedo.
Se quedó tranquilo, de momento.
Tras un par de minutos, llegaron al último piso del edificio.
—Muy bien, les diré algo: La metodología de la Mafia difiere bastante de la de la Agencia, pero tenemos nuestros parecidos. Seguramente creen que nuestra organización es solo balas y asesinatos, pero somos más que eso. Y nosotros también nos divertimos. Pero, a decir verdad, en ocasiones más que una mafia parecemos un grupo de payasos. Ténganlo en cuenta.
Salieron del ascensor y avanzaron por el pasillo en dirección a la puerta de la oficina de Mori Ougai. La puerta se abrió y de ella salió Gin.
—Eh, Gin —Saludó Chuuya— ¿Me haces un favor? Dile a tu hermano que venga aquí.
Gin asintió y se fue. Chuuya jaló la puerta y miró a los dos jóvenes.
—Muy bien, niños. Prepárense para conocer al jefe de la Port Mafia.
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Imagen de Chuuya y Atsushi <3
La verdad, yo no los shippeo, pero me parece que tendrían una relación de mejores amigos muy bonita.
¡Gracias por leer!
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Intercambio (Soukoku & Shin Soukoku)
FanfictionPor una maldad de parte de su mentor, Atsushi se ve obligado a aceptar un trabajo extra como castigo, trabajo que es nada más y nada menos que hacer una pasantía de un mes en la Port Mafia, al cuidado de Nakahara Chuuya, el usuario de habilidad más...