12 - La Fiesta

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La primera lección que Atsushi aprendió en la Port Mafia fue no hacer enojar a Chuuya-san.

La segunda era: No emborrachar a Chuuya-san.

Recién se enteraba de que iba a haber una fiesta. Nunca había ido a una fiesta. Únicamente a la fiesta del cumpleaños de Hanako dos, en la que comieron zanahorias y tomates, y bebieron leche de vaca recién exprimida. Recordaba que, después de beber de esa leche, le dio indigestión.

Pero sabía de sobra, a pesar de no haberlas experimentado aún, que las fiestas de la mafia eran sumamente diferentes a la fiesta de cumple de una vaca.

Cuando le preguntó a Akutagawa sobre el tema, para romper el hielo, el mafioso dijo que debía tener cuidado cuando Chuuya-san se embriagara. La última vez que alguien lo hizo enojar estando ebrio, ese alguien se quedó la noche entera semidesnudo en el cuarto de congelación de cuerpos para traficar. Luego le dijo, muy amablemente que se callara, y que si le daban ganas de llorar le recordaría lo patético que era durante el resto de su vida.

Muy amable, Akutagawa.

Kenji estaba en la cafetería, hablando tranquilamente con uno de los guardias. Al parecer, el sobrino de la hermana del primo del esposo de la cuñada de la hermana del guardia vivía en el pueblo de Kenji. Y al parecer, el sobrino de la hermana del primo del esposo de la cuñada de la hermana del guardia era amiga cercana del primo del hermano de la dueña de Aiko, una gata que todos en el pueblo amaban.

El mundo es un pañuelo.

—¡Kenji! —Llamó Atsushi— Te estábamos buscando.

—¿Ah, si? —Se dirigió al guardia— ¡Mándale saludos al bueno de Nosaka de mi parte!

—¡Claro! ¡Fue un placer conocerte, Kenji-kun!

 Mientras el hombre se iba, el rubio miró a Akutagawa.

—¡Ah! Yo te estaba buscando —Mencionó alegremente.

—Eso me contaron —Masculló Akutagawa—. Mejor vámonos.

—¿A dónde? —Preguntó Kenji.

—A buscar a Chuuya-san.

Caminaron en silencio. Atsushi notó que el mafioso iba más enfurruñado que de costumbre, pero no dijo nada. A diferencia de Dazai-san, él sí valoraba su propia vida.

Iban a entrar al laboratorio de Kajii cuando la puerta se abrió de sopetón y Chuuya salió como un huracán, sin darse cuenta de la presencia de los jóvenes. Ellos, por su lado, caminaron detrás del adulto.

—¡Chuuya-san! —Llamó Atsushi.

—¡Chuuya-san, espere! —Pidió Akutagawa.

—¡Buenos días, Chuuya-san! —Saludó Kenji.

Nakahara se paró en seco y los examinó con la mirada. Luego siguió caminando.

—Vámonos a casa —Anunció—. Akutagawa, dile a tu hermana y a Higuchi que vengan también. Dijiste que ya estaba sanas, ¿no es así?

—Sí, así es —En el siguiente pasillo, el azabache giró a la derecha y se despidió—. Nos vemos allá.

Chuuya, Atsushi y Kenji caminaron a la salida y se montaron en el auto del pelirrojo.

—¿No es aún muy temprano para irnos, Chuuya-san? —Preguntó Atsushi.

—No, ya es más de medio día, y hay que prepararnos para la fiesta —Contestó el mayor, arrancando el auto—. Prepararnos mentalmente, en primer lugar.

Atsushi tragó saliva. Ay.

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Intercambio (Soukoku & Shin Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora