Intercambio (Soukoku & Shin Soukoku)

16 - El Paseo

Apenas habían pasado diez minutos desde que Chuuya se había ido y Akutagawa parecía a punto de tener un ataque de nervios.

—¿No se está tardando demasiado? —Cuestionó el azabache.

—Ryuūnosuke, apenas han pasado diez minutos —Contestó su hermana.

—Pero ¿y si le pasó algo?

—No me jodas ¿quieres? Me estás desconcentrando y Kenji ya se comió tres peones.

Akutagawa hizo un gesto grosero. Gin estaba jugando ajedrez con Kenji, quien había mejorado sorprendentemente en eso. Lo único que tenía que cambiar era que literalmente se comía las piezas de su adversario.

—¿Sabes qué? ¿Por qué no vas a ver qué está haciendo Atsushi?

Se mordió el labio. Internamente se había prometido hablar con Atsushi mientras Chuuya no estuviera, pero le daba miedo. Sinceramente, sería más fácil matarlo que decirle que lo amaba.

Pero como Gin le dijo una vez; "si amas a alguien, lucha por él, no contra él".

Excelente consejo, Gin.

—Hmm...

—Vamos, hermanito, como no te atrevas tú, se lo voy a decir yo.

—Bien, ya voy. ¡Y no me digas hermanito, yo soy mayor que tú!

Se levantó y fue a buscar al tigre. Lo encontró en el balcón (porque sí, la casa de lujo de Chuuya tambien tenía balcón, terraza, ático y sótano) viendo embelesado las estrellas. Estaba tan concentrado que decidió gastarle una broma. Se acercó en silencio, y cuando estaba detrás de él le tocó el cuello.

Atsushi se puso completamente rígido y soltó un chillido.

—¡Waaah! —Miró a Akutagawa con expresión dolida— ¡No hagas eso! ¡Me asustaste! ¡Además tienes las manos heladas!

—Precisamente porque tengo las manos heladas es la razón de que lo hice, Jinko idiota.

—Eres malo —Nakajima hizo un puchero.

—No soy malo, simplemente tú no tienes sentido del humor.

—Yo sí tengo sentido del humor, sólo que tu sentido del humor es más bizarro que el mío.

—Ni siquiera sabes qué significa "bizarro".

—¡Claro que lo sé!

—¿Y qué significa, entonces?

—No te lo diré.

—¿Ves? No lo sabes y por eso no quieres decírmelo.

—Sí lo sé, tu no lo sabes y por eso quieres que te lo diga.

—Esta conversación no nos está llevando a ninguna parte.

—Eso es porque las conversaciones no tienen pies.

El mafioso le pegó cariñosamente en el hombro.

—Idiota.

Atsushi sonrió y miró de nuevo al cielo.

—Las estrellas son hermosas, ¿no crees?

"Tú eres más hermoso" pensó Ryuūnosuke. Luego hizo una mueca "Mierda, que cursi sonó eso".

—Sí, el cielo está bonito esta noche.

Atsushi se mordió un labio y miró de reojo al azabache. Pensó en lo que le dijo Chuuya. "Invítalo a salir, a lo mejor pueden hablar un poco y conocerse mejor".

—Ey, Akutagawa, ¿quieres salir conmigo...?

—¡¿HAAAHH?!

Ambos se pusieron rojos, y el mayor lo miró con los ojos desorbitados.