13 - El sentimiento

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Akutagawa despertó primero, un poco desorientado. Como aún estaba adormilado, no recordaba bien qué había pasado la noche anterior. Pero al ver a Atsushi dormido cómodamente a su lado, todo regresó a su memoria.

Se sonrojó ligeramente. Tuvo el atrevimiento de acariciar con suavidad la mejilla del albino.

"Qué lindo es" pensó el mafioso.

Atsushi se movió y Akutagawa retiró la mano y se hizo el idiota. Nakajima se incorporó bostezando y estirándose. "Parece un gato" pensó Akutagawa.

—Buenos días, Atsushi —Saludó con sequedad.

—¿Hmn? Buenos días, Akutagawa —Saludó Atsushi con pereza.

El azabache se puso un poco triste, la noche anterior lo había llamado por su nombre, Ryuūnosuke. ¿Por qué hoy no?

Se levantó de la cama malhumorado.

—Haré el desayuno —Avisó. Luego relajó su tono—. ¿Quieres ayudarme?

El albino sintió calor en su pecho y sonrió, con los ojos iluminados.

—¡Claro! —Exclamó, y se levantó de la cama— Entonces... ¿Somos amigos?

"No, Jinko idiota, no quiero ser tu amigo, quiero ser tu novio"

—Lo que sea. Tan sólo no me estorbes con tu torpeza.

Porque así era Akutagawa. Cuando no sabía lidiar con sus sentimientos, usaba la agresión verbal como escudo. Al igual que Chuuya, de hecho. De tal palo, tal astilla.

Tendieron la cama y salieron de la habitación. Aunque adormilados, fueron muy eficientes. Akutagawa le explicó a Atsushi que Chuuya tiende a despertar enfadado después de beber. Así que, para evitar que se pusiera de malas, le harían el desayuno. Chuuya tiene cuatro pasiones: El vino, el baile y la comida dulce. Y la cuarta, aunque ninguno de los dos adolescentes lo supiera, era Dazai.

Terminaron el desayuno y lo sirvieron. El tamagoyaki lucía bastante apetitoso. El tigre se puso a dar saltitos.

—¿Puedo comer ya? —Preguntó.

—Haz lo que quieras.

Kenji despertó y se acercó a ellos. Se los quedó mirando.

—Buenos días, Kenji —Saludó Atsushi, sirviéndose su porción de arroz.

—¿Eh? —El chico miró a Akutagawa y a Nakajima alternadamente— ¿Se acostaron?

Mala elección de palabras.

Los dos jóvenes se pusieron rojos por completo y empezaron a gritar incoherencias.

—¡¿EEEHHH?! ¡PUES CLARO QUE NO!

El griterío despertó a Chuuya, quien también se levantó y se acercó a ellos muy, muy malhumorado.

—¿Por qué demonios gritan tanto? ¡Déjenme dormir! —Gruñó.

—Chuuya-san —Kenji señaló a los adolescentes—, ellos se acostaron.

—¡QUE NO FUE ASÍ! —Chillaron ambos.

A pesar de la vergüenza que tuvieron que pasar, la divertida escena le quitó el mal humor a Chuuya, quien empezó a reír a carcajadas.

—Pero, ¿entonces no sé acostaron? —Preguntó Kenji en su inmerecida inocencia.

—¡DEJA DE DECIR ESO! ¡NO ES ESO!

—¡Kenji se refiere a si durmieron juntos! —Exclamó Chuuya riéndose— ¡Qué mal pensados son ustedes!

Intercambio (Soukoku & Shin Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora