Capítulo uno. Regreso a Avonlea

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Me sentía cansada, la noche anterior no había dormido bien con tantas emociones encontradas por volver a casa. El camino me había parecido eterno, pero por fin faltaba solo un kilómetro para llegar a Avonlea, me emocionaba volver y ver a mis adorables hermanas, pero también iba a extrañar mis días con la tía Josephine así como había pasado los últimos meses extrañando a Gertrude...

Por fin pude ver la casa en la lejanía y el corazón me dió un vuelco, mi querido Avonlea, siempre lo llevaré en el corazón aunque mi sueño siempre fue vivir en Charlottetown. La carroza se detuvo y bajé enseguida, tan rápido como pude y perdiendo la elegancia antes de que mi madre pudiera darme una riña.

-¡Danielle! ¡Diana ven! ¡Ya llegó! ¡Ya llegó! -gritó Minnie May con su dulce voz, cuanto la había extrañado.

-¡Minnie May! mi niña hermosa ven acá- dije mientras corría a abrazarla.

Diana salió de pronto y su risa me hizo sentir aún mas en casa, nos dimos un abrazo sin decir nada, nos quedamos así unos segundos hasta que mi madre nos interrumpió.

-Mi querida hija, cuanto te extrañé -me dió un abrazo rápido pero gentil para ser de mamá.

Detrás de ella se asomó mi padre, quien sólo me regaló una sonrisa y enseguida me tomo en sus brazos.

-Vamos dentro querida, debes estar hambrienta, tu madre quiso cocinar hoy para ti -dijo mientras me comenzó a dirigir hacía la entrada de la casa.

-Si, yo le ayudé con el pastel, ya estoy mas avanzada en la repostería -dijo Diana con orgullo.

-Me parece perfecto familia, nada como el recibimiento de mi familia con comida deliciosa, saben cuanto me encanta comer.

La comida fue feliz, esta vez mi madre no se preocupó por reñirnos cada que cometíamos un error en nuestros modales, nisiquiera con Minnie May que estaba devorando todo como un perrito hambriento, estaban todos demasiado felices por mi llegada y escuchando mis anécdotas de Charlottetown junto con mis tías Josephine y Gertrude. Tuve que omitir muchos detalles, ya que la intención de mis padres fue mandarme a educar para ser una señorita e ir adelantada a la Escuela de Señoritas de París, pero Gertrude pronto comprendió que mi destino no era ese, sino ser una gran artista en pintura, ella amaba mis cuadros y convenció a la tía Josephine de dejarme hacer mis cuadros a cambio que estudiara y me comportara para poder convencer a mis padres de haber estudiado modales.

-Danielle, quiero que conozcas a mi nueva mejor amiga, Anne, la que te conté por las cartas -dijo Diana.

-Oh, claro, me hablaste mucho de Anne, no puedo creer que los Cuthbert hayan adoptado a una niña.

-Nadie lo podía creer querida, creemos que Anne es un gran reto en educación aún para Marilla que es demasiado conservadora y recta -dijo mi madre.

-Te encantará conocer a Anne, tiene una imaginación enorme, también sabe usar las palabras de una forma hermosa -añadió Diana con orgullo.

-Y vaya que usa las palabras -dijo mi padre con ironía antes de meter un gran bocado a su boca.

-¿A qué te refieres, padre?

-Bueno querida -empezó mi madre. -Anne es una niña muy inquieta y parece que atrae los problemas siempre que puede, claro que ese es problema de Marilla, pero muchas veces tu hermana se ve enredada en sus líos y eso es lo que no puedo soportar.

Diana cambió totalmente su expresión de felicidad por tristeza al escuchar las palabras de mi madre, la cual dió cuenta de esto y añadió:

-De todos modos decidimos dejarlas ser amigas, ya que Anne nos ayudó demasiado cuando Minnie May enfermó, le salvó la vida y siempre estaremos agradecidos.

-¿Por qué nadie me había dicho eso? No me enteré que algo le había pasado a Minnie May.

-No queríamos preocuparte querida -dijo mi padre. - Fue cuando tu tía Josephine nos visitó después del fallecimiento de Gertrude.

-Entiendo padre.

Dije mientras sentía una oleada de tristeza al recordar a Gertrude, la había considerado como mi tía, porque lo era aunque no de forma oficial, me había dolido mucho su partida, ya que fue la persona que me impulsó a cumplir mis sueños, me compraba mis pinturas y lienzos, cuando murió, la tía Josephine quiso venir a Avonlea un tiempo para despejar su mente, pero yo sabía que tarde o temprano debía volver también así que quise quedarme, para mantener mas frescos los recuerdos de Gertrude y nunca olvidarla, escribí muchas cosas de ella y así tenía la certeza que jamás podría olvidarla.

-Danielle, ¿Te gustaría ir a conocer a Anne? -preguntó Diana quitándole hierro al asunto.

-Claro, hermana, vamos después de que suba a cambiarme.

Danielle with an E | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora