Capítulo dos. Una hermosa chica pelirroja

505 33 0
                                    

Diana me tomó de la mano y caminamos hacía Greengables, me sentí tan libre en los campos, había olvidado la sensación de sentir el aire fresco y los sonidos de la naturaleza siempre presentes, el otoño estaba llegando así que el sol daba una calidez acogedora entre el viento fresco de otoño, amaba este clima y amaba mi querido pueblo. 

-Mira, ahí está Jerry, es empleado de los Cuthbert. 

Mis ojos se posaron en el joven que estaba llevando una carretilla llena de paja. 

  -Hola señoritas -dijo con un acento francés muy adorable y extendió una sonrisa. 

-Jerry, ella es mi hermana mayor Danielle. 

-Enchanté, señorita Danielle. 

-Que adorable eres Jerry, venimos buscando a la famosa Anne -dije. 

-Oh, la famosa Anne está por el bosque, la señorita Marilla le dió permiso de ir a jugar. 

-Muchas gracias Jerry, mándale saludos a Marilla de parte mía y de mi hermana. 

-Un placer ayudar señoritas. 

Jerry se acomodó el sombrero y siguió llevando la carretilla hasta los establos, Diana y yo observamos unos segundos mas y luego nos dirigimos al bosque. 

-¿No nos perderemos en el bosque? 

-No, Dani, Anne tiene un lugar especial, yo lo conozco, vamos. 

Llegamos a un pequeño claro en el bosque donde había una pequeña casa tan adorable que sentía que estábamos dentro de un libro de fantasía, siempre fui muy soñadora e imaginaba las casa de las hadas, una vez había pintado una, pero creo que fue demasiado fantasiosa, la pequeña casa de Anne era más sencilla, pero estaba segura que así serían. 

-Anne, ¿estás aquí? -dijo Diana en voz alta.- Mira quien viene conmigo. ¿Anne?

Una voz proveniente de entre los árboles llamó mi atención, comencé a seguirla y Diana me siguió. 

-Por supuesto que acepto su exquisito obsequio, príncipe Wisteria, una flor es el más adorable de los presentes, tiene usted un gusto precioso en flores, me pregunto si...

Dejé de escuchar al ver la figura de una hermosa niña, de cabello totalmente pelirrojo quien sostenía la rama de un árbol fingiendo que era la mano de su príncipe, en la otra mano tenía una rosa silvestre blanca y su sonrisa era preciosa, adornaba perfectamente su rostro junto con sus adorables pecas. 

-Anne -dijo mi hermana para sacar a la pelirroja de su ensueño. 

-¡Diana! Te extrañé mucho estos días sin vernos -corrió hacía mi hermana y le dio un gran abrazo, no fue para mi pero pude sentir la calidez de ese abrazo. 

-También te extrañé Anne, pero mamá había estado tan estricta en cuanto a mis lecciones, quería que estuviera a la altura de mi hermana, mira, es ella, Anne te presentó a mi hermana Danielle. 

-¿Danielle? que nombre tan hermoso, le hace justicia a la persona que lo porta. Oh querida Diana, cuando me mencionaste a tu hermana sabía que debía ser hermosa, ya que alguien que lleve tu sangre debe ser hermoso como tú, pero ni mi imaginación que es tan extensa pudo imaginar a alguien tan perfecto como ella, Danielle, quiero que sepas que estoy tan satisfecha y extremadamente feliz de conocerte, eres demasiado perfecta como mi querida Diana, desde ya te quiero por todo lo que ella ha dicho de ti, espero ser digna de tu amistad. 

Ahora entendía lo que decía Diana de que sabe usar muy bien sus palabras. 

-Vaya, también eres mucho mas hermosa de lo que imaginé, de verdad, yo...

-No, Danielle, sé que fuiste educada en Charlottetown por la tía Josephine y que fuiste entrenada para decirle a cualquier persona que es hermosa, aunque no lo sea, aunque sea extremadamente fea como yo, de otra forma no podrías decir que soy hermosa y... 

-Anne -la interrumpí-. No lo dije porque soy educada, lo dije porque es verdad, de hecho, creo que es muy atrevido decirle a alguien lo hermoso que es, no sería correcto, así que ten por seguro que es una verdad. 

-¿De verdad crees que soy hermosa? -dijo con una gran sonrisa.  

-Claro que si Anne, lo eres. 

-Me dejaste sin palabras -dijo Anne.

-Disculpa, no era mi intención  -le dije con una gran sonrisa.

-Eres la segunda persona hermosa que me dice que soy hermosa, la primera persona hermosa que me lo dijo fue Diana, oh, son tal para cual y puedo decir desde ya que ambas son mis espíritus afines. 

Nos dió un abrazo a las dos que casi nos hizo caernos de espaldas, comenzamos a reírnos demasiado. Pasamos algún tiempo en la hermosa casita, Anne estaba encantada de escuchar mis historias y mencionó estar impaciente por conocer algunas de mis pinturas, prometí hacer una nueva ya que dejé todas las que hice en Charlottetown, en honor a la querida Gertrude.

-¿Crees que mis padres te dejen hacer tus pinturas aquí Danielle? -preguntó Diana. 

-Claro, siempre y cuando les diga que solo es un pasatiempo, cuando esté lista les diré que quiero ir a la escuela de arte, eso si, no debo pintar mucho, no deben ver que paso demasiado tiempo en la pintura si fingiré que es solo mi pasatiempo. 

-¿No es horrible que los padres no dejen a los hijos elegir lo que quieren ser en la vida? Es la vida de nosotros, no de ellos, deberían permitirnos ser quien queramos para poder ser felices en esta vida terrenal, la misión de ellos debería ser dejarnos ser felices sin meterse en nuestras decisiones, Danielle deberías pintar aquí, puedes tener tu espacio para pintar después de la escuela, así en tu casa tendrás algo mas recatado para tus padres pero aquí ya podrás pintar lo que tu quieras y cuanto quieras. 

-Que buena idea, Anne -dijo Diana.

-Tienes razón Anne y mi misión es lograr que mis padres me permitan hacer lo que quiero, seguir mis sueños y ser feliz, me has motivado y tienes razón en que debo pintar cuanto mi corazón me pida hacerlo, así que tomaré tu palabra. 

-¿Tienes inspiración? Porque puedo llevarte a lugares hermosos a llenarte de toda la inspiración que necesites -Dijo Anne con una sonrisa gentil, sin saber que mi inspiración ya la tenía con solo verla. 

-Me gustaría conocer esos lugares hermosos contigo, Anne.

Danielle with an E | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora