Capítulo Cinco

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—¡Hey, Felix!

El mencionado miró a Hyunjin acercarse a él con una sonrisa.

—Hola Jinnie.

El mayor miró confundido al rubio cuando este le acarició una mejilla con su dedo pulgar.

—Tienes manchado con pintura—Aclaró soltando una risita, haciendo que a Hyunjin se le pusieran las orejas rojas de la vergüenza.

—Tendré más cuidado.

—¿No vas a almorzar?—Felix cambió de tema dándole un mordisco a su manzana.

—Ya lo hice.

Hyunjin tomó asiento a su lado y lo observó atento, una sonrisa se formó en sus labios al percatarse de algo.

—Ya no estás tapando tus pecas.

—¿Ah?—Felix lo miró confundido.

—El maquillaje—Señaló—Ya no cubre tus pecas. Te ves bonito así.

Una linda sonrisa se formó en el rostro del rubio y continuó comiendo su manzana. Seungmin apareció un poco después cargando su bandeja de comida, saludó a Hyunjin de buen humor y se sentó al lado de su mejor amigo.

—¿Ya hicieron el trabajo?

—Sí. Y tengo que admitir que Seungmin es un genio—El chico Hwang dijo algo impresionado, haciendo que el mencionado lo mire incrédulo.

—¿Qué?

—¡Eres muy inteligente! ¿Por qué diablos no te conocí antes?

Seungmin tragó su comida apenas, se había quedado bastante sorprendido; nunca nadie le había dicho algo así, bueno, Felix lo hacía, pero él era su mejor amigo y ya se había acostumbrado a eso. Pero que alguien algo ajeno a él le dijera esas palabras le hacían sentir cálido.

—No me des todo el crédito a mí, tú también eres bastante inteligente.

—¿Cierto que lo es?—El rubio se unió a la conversación después de haberse quedado en silencio escuchándolos—Jinnie lo sigue negando, pero siempre le recuerdo lo inteligente que es.

Hyunjin sonrió algo avergonzado.

—Siempre tan bueno, Lixie.

Esperaron a que Seungmin terminara de comer y luego salieron los tres juntos del comedor, hablando de temas triviales.

—¿En qué academia dijiste que estabas, Hyunjin?—Preguntó el castaño con curiosidad mientras bebía un refresco en lata.

—De baile.

—Pensé que estabas en dibujo—Felix frunció el ceño.

—Es un pasatiempo, pero no estoy en esa academia.

Felix dejó de prestar atención a la conversación cuando a lo lejos detectó con la mirada a Haerin. La chica estaba sentada junto a un chico en una banca, ella tenía su cabeza apoyada en el hombro de este y él le acariciaba el cabello, casi como si la estuviera consolando.

—Haerin y Yeonjun—El rubio miró confundido a Hyunjin ante sus palabras—Ellos son Haerin y Yeonjun, los conozco porque ambos están en la academia de baile. Yeonjun es el líder, por así decirlo.

¿Cuánto tiempo se tendría que haberlos quedado mirando como para que Hyunjin se diera cuenta? Felix se encontraba algo avergonzado.

—Conozco a Haerin—Murmuró el rubio con la mirada en el suelo.

De pronto, Felix se encogió sobre sí soltando unos quejidos de dolor y agarrándose la cabeza. Hyunjin y Seungmin le miraron confundidos.

—¡Felix! ¿Qué ocurre?—Ambos se veían preocupados y se acercaron más a él.

—M-mi cabeza... Duele mucho—Soltó un gemido de dolor.

—¿Quieres ir a enfermería? Te llevamos.

—¿Tan fuerte es el dolor?

Felix se quitó las manos de la cabeza y elevó la mirada con los ojos llorosos, asintiendo.

—Duele mucho... Pero no quiero ir a enfermería.

—¡¿Estás loco?! ¿Y te vas a quedar así?

—Iré al baño.

—¿Quieres que te acompañemos?—Seungmin se mostraba muy inseguro, estaba realmente preocupado por su mejor amigo.

—No es necesario, siento que va pasando...—Mintió.

Ambos chicos le observaron no muy convencidos, pero Felix pasó de ellos y se dirigió con prisa al baño.
Al entrar, se aseguró de que nadie más estaba ahí y se apoyó contra uno de los lavamanos, respirando con dificultad.

—¿Qué mierda quieren de mí?—Gruñó entre dientes—Si ya saben que lo haré, solo denme tiempo.

Su celular sonó indicando una notificación, lo encendió con algo de miedo, sin saber que esperar.

"Tiempo es lo que menos tienes, Felix. Menos palabras y más acción, solo tienes que hacerlo".

El número era desconocido y si trataba de contactarlo decía que no existía, pero Felix podía hacerse una idea de quien se trataba.
Guardó el celular en su bolsillo y se miró al espejo, resoplando con fuerza.

La puerta principal del baño se abrió, asustandolo de sobremanera; un chico bastante atractivo y con mirada gatuna entró. Felix lo conocía, se llamaba Minho, sin embargo, no había hablado nunca con él.
Lo primero de lo que Minho se percató fue del estado del pecoso, así que se quedó un momento quieto, como si estuviera dudando en hablar.

—Uhmm... ¿Estás bien?—Preguntó por fin. Felix le observó por el reflejo del gran espejo.

—Solo me duele un poco la cabeza, pero nada grave.

—De acuerdo—Asintió, pero se notaba que no se lo creía, el rubio se veía bastante mal como para ser un pequeño dolor de cabeza.

Minho entró a uno de los cubículos, mientras que Felix encendía la llave y se mojaba la cara para refrescarse.
Cuando el otro chico salió del cubículo, el pecoso se estaba refregando violentamente las manos.

El mayor le miró algo desconcertado, era notable que al lavarse así las manos te generabas heridas, te hacías daño. Se ubicó a su lado y encendió otra llave, también lavandose y observándolo de reojo.

—¿Lo viste, cierto? Se paseaba confiado por los pasillos. Debió continuar tapándose esas pecas, no se ven bi...—Unos chicos que entraron al baño hablando de forma burlona, dejaron de hacerlo al percatarse quién se encontraba ahí.

Felix se sintió terrible; era obvio que hablaban de él, nadie más en el instituto tenía pecas. Se estaban burlando, venían riéndose y esas risas se detuvieron al verlo.

Cerró la llave de mala gana y al voltearse les dio una mirada bastante pesada, haciendo que esos dos chicos fruncieran el ceño.

—¿Hablaban de pecas?—Inesperadamente, la voz de Minho se escuchó. El chico había terminado de lavarse las manos y se encontraba secandolas—Mmm, son bastante bonitas, ¿verdad? Me gustaría tener.

El rubio le miró sorprendido, mientras que Minho veía despectivamente a esos dos chicos, quienes se quedaron en silencio al no saber que decir.
Dio unos pasos hacia ellos, haciendo que estos retrocedan por instinto. Sonrió.

—No deberían decir esas cosas, solo logran crear inseguridades y después, con mucha hipocresía, se atreven a llorar cuando la gente se hace daño por esos mismos comentarios.

La voz de Minho sonó firme y enfadada. Ambos asintieron casi de inmediato, haciendo reverencias en forma de disculpa bajo la atónita mirada de Felix.

El rubio estaba dispuesto a agradecerle, pero Minho salió rápidamente del baño sin darle oportunidad a hacerlo.

Se quedó en silencio junto a aquellos chicos y al recordar que ya no tenía nada que hacer ahí, salió.

𝗧𝗛𝗜𝗡𝗞 𝗜'𝗠 𝗖𝗥𝗔𝗭𝗬 - stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora