Capítulo Quince

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La noche de la desaparición.

Felix se secó las lágrimas y trató de controlar su llanto.

Superar el hecho de que su padre se había ido era difícil.

No es como si le importara mucho, ese hombre nunca lo trató bien, siempre bebía y los maltrataba a su madre y a él. Lloraba porque el infierno en el que había vivido durante años ya se había terminado, pero las cicatrices físicas y mentales seguían ahí.

Unos golpecitos en la puerta se escucharon.

—Cariño... ¿Estás bien? Hoy casi ni te has visto por la casa—La voz de su madre se escuchó.

Felix tomó aire antes de responder.

—Estoy bien, solo estoy pensando.

Se acomodó en su cama dejando a un lado la almohada que estaba abrazando.

—Ahora mismo voy a salir a dar una vuelta.

Se levantó de su cama y se puso un suéter antes de abrir la puerta de su habitación, encontrándose con su madre, quien tenía los ojos llorosos.

—¿Mamá...?

—Tengo tanto miedo de que esto te esté afectando mucho y no quieras demostrarlo...—Pronunció con voz ahogada.

Felix soltó un jadeo de sorpresa y se apresuró en abrazarla.

—Mamá... Entiendo que estés preocupada por mí—Habló apoyándose en ella—Pero tú igual la estás pasando mal, también estás sufriendo... Y aunque me duela el corazón al verte llorar, no tienes que detenerte solo por mí, es una forma de desahogarse...

La mujer apretó sus labios y finalmente dejó escapar unas cuantas lágrimas, las cuales se convirtieron en un llanto ruidoso.
Felix le dejó unas caricias cariñosas en la espalda mientras sentía que su pecho se apretaba al verla en ese estado.

—Quizás te sientas más libre de hacerlo si no estoy en casa—Le dijo con voz suave—Voy a salir, ¿sí?

Su madre asintió varias veces con la cabeza.

—T-Ten cuidado...

Felix le dedicó una linda sonrisa antes de salir.

No se imaginaba de que esa era la última vez que la iba a ver siendo él mismo.

☠︎︎

El rubio bebió el líquido que estaba en la copa de un solo sorbo.

—Wow, ve más despacio... Todavía eres un menor—Le dijo el barman.

Nadie lo sabía, ni siquiera Seungmin; pero desde que su padre se había ido, Felix comenzó a ir a un bar para ahogar sus penas en alcohol.

—No lo digas en voz alta—Murmuró mirando un punto muerto en el lugar.

Wooyoung, el barman, asintió con la cabeza.

—De acuerdo, pero igual... No tomes demasiado.

—Como si a alguien le siguiera importando que los menores tomen alcohol... Se ha vuelto tan común que los adultos ya ni se sorprenden.

—Pero la policía aún existe.

—Entonces, ¿por qué me sigues permitiendo el acceso?

Wooyoung se quedó en silencio y Felix arrastró la copa hacia el contrario haciéndole una seña de que le sirviera más.

—¿Ves? Ni tú tienes respuesta. Así es la vida, todos alguna vez rompen alguna regla, solo que algunos de verdad se pasan de la raya y hay que castigarlos.

𝗧𝗛𝗜𝗡𝗞 𝗜'𝗠 𝗖𝗥𝗔𝗭𝗬 - stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora