Tal vez...

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—¿Te gusta los lugares donde hay mucha gente?—pregunta y lo miro de reojo, lleva la caja de pizza para los dos en una mano y con la otra se despeina.

—Son mis favoritos... me gusta observar a la gente, imaginarme como se sienten, como son...—murmuro y ni siquiera se por que se lo digo.

—Adoro inventarme una historia de cada persona que veo, me gusta sentarme a escuchar música mientras lo hago y estoy obsesionado con Dread Mar y puedes preguntarme lo que quieras.—dice y sus palabras desbordan confianza, lo que admiro.

—¿Dread Mar?—pregunto sorprendida y él asiente con una sonrisa de orgullo—Mi papá te amaría si le dices solo eso.—bromeó y me sorprendo a mi misma.

—Pues quiero conocer a tu papá—dice y lo miro con rapidez. Me bajo las gafas hasta el puente de la nariz y me rio en su cara, pero con educación.

—Eso jamás pasará—digo al final de la risa.

—Nunca digas nunca—

Y si, "nunca digas nunca" por que lo que creía que nunca me pasaría a mi me paso, tú lo hiciste posible y tú hiciste posible lo que nunca pensé que podría suceder.

—¿A donde vamos?—cambio de tema cuando vemos que vamos bajando las escaleras para coger el tren.

—Te gustará—me promete y me callo, lo sigo y no subimos en un tren.

—No me vas a raptar ¿no? Es decir que si pides recompensa al menos pide una grande que valgo demasiado, y por favor que la hospitalidad sea buena y no causaré problemas, ah y sin muertes, por favor—me encuentro yo diciendo eso sentándome a su lado mientras ríe.

—¿Quien daría más por ti? ¿Tu mamá o tu papá?— me sigue la corriente y sonrió.

—Mi hermano—respondo sin dudar —Aunque si le dices a Shelsy también pagaría—

—¿Y si no quiero devolverte?—pregunta y me quedo mirándole.

—Me mantienes—me encojo de hombros sin captar la indirecta, sus ojos observan los míos tras las gafas y nos quedamos observando durante un largo rato donde mi cuerpo no parece mío.

—Vamos, esta es la parada—me coge de la mano y me lleva fuera y subimos las escaleras del subterráneo y vamos a un bonito parque lleno de gente y naturaleza, el suelo está cubierto de hojas naranjas de otoño.

—Ahí—señaló el suelo entre dos grandes árboles, y el sin quejarse me sigue, nos sentamos en el suelo y abrimos la caja de pizza caliente.

Me como la pizza de atrás hacia la punta y la disfruto mucho. Hasta que estoy apunto de coger la segunda rebanada pero siento la mirada de Conor en mi.

—La resaca da hambre ¿vale? Encima tengo pinta de mapache recién salido de la cama. Déjame en paz.—contestó cogiendo la otra rebanada de pizza y llevándomela a la boca.

—Un mapache demasiado perfecto—comenta y lo miro, me rio como si fuera la mejor broma contada de la historia.—¿Que? ¿Que dije?— pregunta con una sonrisa divertida mirándome

—¿Yo? ¿Perfecta?—me rio—Ni me llegó a acercar a linda. Déjame con lo de mapache recién levantado—le contestó pero su sonrisa se borra poco a poco.

—Eres linda, precios y perfecta. No te compares con el resto por que ellas saldrían perdiendo.—responde serio, no se por que dice eso, ni siquiera me conoce y yo no le importo, no sé qué pretende pero tengo miedo, tengo miedo de ser usada, de dejarlo entrar y que me destroce.

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