Enamorada de verdad.

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25

Abro los ojos y hago una mueca cuando veo el cielo ya naranja, gruño y miro la hora, solo las 8 de la mañana.

—¡Cariño, voy a estar en el hospital! ¡Te he dejado el desayuno en la encimera!—sin esperar respuesta la puerta se cierra y suspiro, al menos no ha venido hasta aquí. Verme aquí con un hombre le habría dado un infarto.

Sonrió y cojo la mano de Conor que él me rodea la cintura, enlazó nuestras manos y las pongo debajo de mi mejilla, me pego más a su pecho u cierro los ojos.

Agradezco profundamente que sea sábado, sonrió y me vuelvo a dormir.

**********************

Cuando me despierto no diento el brazo de Conor encima de mi, frunzo el ceño y me doy la vuelta abriendo los ojos indignada cuando veo su espalda tatuada, esta boca arriba con la cabeza girada hacia el otro lado.

¡Me está dando la espalda, señores y señoras!

Entrecierro los ojos y sonrió con malicia, luego me levanto y salto encima de su espalda, un gruñido de molestia sale de su garganta y sonrió victoriosa hasta que de un momento a otro soy yo la que está debajo y él encima.

Su pelo está más revuelto de lo normal, no tiene camisa (obviamente) y sus músculos se marcan, su pircing del lambió me aprecié apetecible y sonrió cuando veo que ya no tiene el de la ceja, sonríe de lado y yo entrecierro los ojos desconfiada, esa sonrisa no va ha ser nada bueno...

—¿Que vas ha hacer?—le digo con decinfianza.

—Nada—su voz es ronca lo que eriza mi piel y él se da cuenta, pues solo estoy en sujetador. Sonríe aún más y me recorre con la mirada.

Mi aliento es horrible y seguro mi aspecto peor.

—Pues quita que me voy a duchar—lo empujó sin previo aviso por lo que es fácil quitarlo de encima, antes de que diga algo cojo la toalla y salgo disparada al baño.

Me doy una ducha y maldigo cuando se me ha olvidado la rompa interior, me peino el cabello húmedo, me hecho los productos de siempre y salgo del baño con la toalla envuelta. Entro a la habitación y veo a Conor en la cama con su móvil distraído, hasta que me ve y se queda mirándome sin disimulo.

—Tápate la cara, que tengo que cambiarme.—me ordenó y el se ríe.

—¿Que? No, ni loco voy a desaprovechar esto—niega levantándose y acercándose a mi, mi espalda chica con la pared y me hace dar un saltito al sentir el pelo giro en mi espalda, sonríe con malicia y pone un brazo en la pared detrás de mi.

—Oh te tapas y estás aquí, o te vas de aquí y no desayunamos juntos—lo amenazo, oh no claro que no voy a caer.

—Vale, vale. Me tapo— vuelve a la cama, se tira en ella y con las mantas se tapa el rostro.

—Como hagas el intento de ver tenemos problemas— lo amenazo mientras muevo una mano enfrente para asegurarme de que no ve.

—Que si, cámbiate l te juro que no dejaré que lo hagas— dice con control, así que me apresuro a colocarme un pantalón ajustado de color gris y su camiseta tirada en el suelo de mi habitación.

—Ya está. Ahora si quieres dúchate.—le tiro la toalla y la coge al vuelo, me sonríe y va hacia la puerta pero cuando pasa por mi lado en roba un rápido beso y se encierra en el cuerpo de baño.

Aprovechó el tiempo que pasa en el baño y organizo mi habitación dejándola impecable, dejo su móvil junto al mío y busco algo que le pueda servir para ponerse aunque sé que me rechazará, prefiere ponerme nerviosa, lo sé.

APOSTAR A LA SUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora