Cerveza y videojuegos o, mejor, videojuegos y cerveza.

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Agradezco mentalmente que sea viernes y abro los ojos, miro la hora y son las 7 de la mañana, siento un calorcito en mi hombro y veo a Conor durmiendo mientras me abraza.

Ayer era la tarde de videojuegos pero nos castigaron a todos toda la tarde, llamaron a mamá pero papá me defendió y no pasó nada. Pero pasamos la tarde de videojuegos a hoy en casa de Conor.

Sonrió y acaricio su cabello, la luz del amanecer empieza a aparecer por la ventana y logro ver la espalda de Conor me sorprendo al verla totalmente tatuada, sabía que tenía tatuajes pero no sabía que era la espalda.

Sonrió y con suavidad pasó mis dedos por encima de la tinta, me gusta, es muy bonito. Mientras acaricio su espalda mi otra mano acaricia su pelo. Conor abre un ojo y sonríe al verme.

—No sabias que tenías tatuada toda la espalda—confieso ya que solo le he visto la parte de enfrente nunca la espalda.

—¿Te gusta?—pregunta sin abrir los ojos pero con una sonrisa mañanera.

—Me encanta. Es muy tu—sonrió y él me estrecha más contra su cuerpo, es piel con piel y encía un corto circuito a todo mi sistema nervioso, me gusta la sensación de dormir sin camiseta y más si es con Conor.

—¿Por que despierta tan temprano?—deja un beso en mi cuello

—No lo se, me he despertado y ya—me encojo de hombros, él sigue sin abrir los ojos y apoya su mejilla en mi hombro, sin poder estarme quieta llevo mi mano a su ceja, donde tiene el pircing.

—Me lo estoy pensado en quitar. Ya no me gusta— comenta

—¿Por que? Igual si quieres volver a ponértelo creo que queda el agujero—

—No se, ya no me gusta— se encoge de hombros, bajo mis dedos hasta su labio, donde está el otro pircing

—¿Y este? Dime por favor que ese no, es mi favorito— suelto sin pensar, Conor sonríe y me mira apoyando su mentón en mi hombro

—No, no porque ahora se que es tu favorito—sonrió y acaricio su cabello mientras ruedo los ojos divertida.

—¿Cuando te tatuaste por primera vez? ¿Ese es tu primer tatuaje?—pregunto

—No. No es el primero. El primero fue a los 17 —al ver la pregunta en mis ojos ríe bajito—Estoy apunto de cumplir 19, H—y entiendo—Fue una cosa pequeña, pero me lo cubrí con el de la espalda, ya no se ve.—explica

—Ah—y mi curiosidad se apaga peor la de él se enciende

—¿Cuantos tienes aparte de este?—Con sus dedos traza el tatuaje de mi antebrazo con la yema de sus dedos.

—Solo dos más—respondo

—¿Puedo verlos?—pregunta con ternura y sonrió

—Solo uno, el otro no estoy lista para mostrarte— el no dice nada ni se queja y no parece decepcionado. Me incorporo en la cama y él también, me doy la espalda y levanto mi cabello mostrando mi nuca un círculo Zen, que la mayoría de tiempo está oculto por mi pelo.

—Nunca lo había visto—susurra pasando sus dedos por este y erizándome toda la piel

—Nadie lo ha visto—contestó

—Me siento halagado— bromea y sonrió, me vuelvo a sentar de frente.

—Mi mamá piensa que solo tengo el dragón...—susurro para no despertar al resto de gente en casa.

—Y tienes dos más—sonríe. —Debería volver a mi habitación—se levanta de la cama, coge la camiseta del suelo y se la pasa por la cabeza, se pone las zapatillas y yo me vuelvo a acostar entre las mantas, antes de irse vuelve al borde de mi cama y me da un rápido beso en los labios y en la frente—Te veo en clase—deja otro beso en mis labios y veo como sale de mi ventana.

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