Primera pelea seria.

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Me levanto con mucho cuidado, no se como hemos terminado conmigo encima de él acurrucada mientras él me rodea con sus brazos y parece cómodo y feliz así.

Le doy un beso en el pecho y con mi mano acaricio su pecho desnudo, suspiro por que se que me tengo que ir antes de alguien entre a mi habitación y mi me encuentre. Me bajo de la cama, se queja pero cuando lo tapo con las mantas y me coge de la mano cuando doy la vuelta, sonrió y lo suelto suavemente.

Busco un papel en su mesa y un boli de cualquier color.

"Dormí increíble, perdón por la pesadilla. Te veo en clase.
H."

Dejo el papel como el dejo el suyo en mi mesita, salgo por la ventana y corro al otro lado de la calle y trepó por el árbol rápidamente.

Me acuesto en mi cama un poco más hasta que la alarma en mi celular me vuelve a despertar, me levanto de mal humor y me ducho rápidamente, cuando me estoy vistiendo viene de nuevo el sentimiento de la pesadilla.

No. No puedo. No puedo estar así por una persona. Yo no soy así. Me he valido por mi misma mucho tiempo. No, no me puedo destruir así.

Con los nervios y la ansiedad a flor de piel salgo de mi casa y me arrepiento de haber escrito esa carta. Frustrada me paso la mano por el pelo, y entro a clase, esta vez tarde.

—Ya lo se. Llegó tarde—terminó por el profesor mientras pasó a su lado. Conor está esperándome en mi sitio pero me pongo nerviosa y me siento en el primer lugar vacío antes del mío, en primera fila.

Me hundo en mi sitio ya que siento su mirada.

¿Sería tan fácil dejarlo? Necesito hacerlo. No, no le voy a entregar ese poder a una persona. No puedo, no se lo puedo dejar. No soy así.

Al tocar el timbre salgo la primera y agradezco que la siguiente hora no nos toque juntos.

—Hilary—la voz de Conor se cuela entre mis entrañas pero me meto en clase y la profesora cierra la puerta, suspiro aliviada me siento en mi sitio de siempre, sin Conor.

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?
¿Dejarlo? ¿Huir como cobarde? ¿Arriesgarme? ¿Correr? ¿Apostar?
No puedo no puedo no puedo.

Me levanto cuando el timbre suena y me doy cuenta de que estuve tasa una hora repitiéndome las mismas palabras.

La ansiedad me está carcomiendo y siento que no respiro. Me meto al baño de chicas y veo una escena: una chica en el suelo con los ojos rojos de llorar y otra insultándola.

Cojo a la chica que insulta a la otra del hombro y la empujó hacia atrás.

Miro de reojo la chica del suelo, la conozco, era esa chica que se burlaba de mi y me tiraba comida.

Vuelvo mi vista a la otra, una que no conozco muy bien pero se que ha estado en mi clase todos los años.

—¿Que haces?—pregunta furiosa

—Déjala en paz—digo con voz aclamada, aunque en mi interior la ansiedad se esté convirtiendo en ira.

—No es tu problema. Vete—gruñe y suspiro cerrando los ojos.

Miro a la chica del suelo.

—Levántate y vete—mi voz es neutra y la chica del suelo se apresura a hacerme caso pero la otra no la deja pasar. Así que yo cojo a la chica que quiere pelea y la saco conmigo del baño, aunque se resiste tengo más fuerza que ella, la otra sale corriendo y yo suelto a la chica furiosa.

APOSTAR A LA SUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora