¿Ella? Con una vida moldeada al gusto de su padre.
¿Él? Con un pasado que lo atormenta día a día.
"Dicen que los chicos buenos van al cielo, pero los chicos malos traen el cielo a ti..."
-¿Qué tal tu fin de semana?-Luis me dedicó una de esas sonrisas que brindaban una calidez inexplicable.
-¿Qué tal el tuyo?-Evadí la pregunta.
¿Mi fin de semana? Veamos, el viernes al llegar a casa me encargue de todas mis actividades pendientes mientras me repetía mentalmente lo torpe que había sido al darle aquel beso a Thomas, mi sábado había sido arrebatado por el "Sábado de Limpieza Andrews" y el domingo nuevamente me lamenté por la falta de control que me llevó a cometer la peor metida de pata de mi vida.
¿Cómo se supone que miraría a la cara a ese chico? Nunca antes había deseado con tantas fuerzas que un hoyo me succionará.
-¿Lo conoces?-Me había olvidado por completo de que Luis continuaba a mi par, charlando sobre algo que probablemente estaba relacionado con su fin de semana, ya que yo misma me encargue de preguntar.
-¿Disculpa, qué?-Bajé la mirada un tanto avergonzada.
-Nada, no importa-Se rió levemente.
Las clases del día dieron inicio; y con ellas la tortura a la que me sometía yo misma por mi falta de concentración.
Para la hora del almuerzo me dirigía a la Cafetería, suplicando mentalmente no encontrarme con él pero nuevamente subestimaba mi mala suerte...Y dado que el viernes el chico literalmente huyó de mi, no tuve el valor suficiente para mirarle así que lo esquivé fingiendo que no estaba ahí.
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-¡Maldición!-Me incorporé de un salto, sintiendo el agua helada adentrándose en mi camiseta.-¡Voy a asesinarte!-Grité mientras me sacaba aprisa la camiseta, escuchando sus carcajadas desde algún punto del Apartamento.
-No seas llorón-Se burló, bajando las escaleras de un salto.
-¿Cómo mierda entraste?-Gruñí dirigiendo me a las escaleras.
-Te he dicho que es un secreto, ahora dime ¿Por qué carajos duermes en el sofá?-Le miré entrar a la Cocina antes de adentrarme a mi habitación.
-Es un secreto-Lo imité, arrastrando las palabras.
No tardé más de quince minutos en la ducha, colocándome ropa limpia y arreglándome el cabello.
-Estoy apunto de prohibir que te permitan la entrada, Harrison-Lo amenacé.
Por cuarto día consecutivo había aparecido a las 6am en el apartamento sólo para despertarme, particularmente había sido un día creativo ya que el muy idiota me lanzó agua.
