—Bien, señorita —él sonrió—, sería tan amable de indicarme si hay alguna posada cerca de aquí.
—Lamentablemente me temo que no hay muchas personas por estos lugares —respondió la chica con sinceridad—. Este es un lugar muy peligroso, a nadie le gusta venir aquí.
—¿Peligroso? —él joven la miró pensativo tratando de ver más allá de sus palabras—. No me parece que sea peligroso si una joven como usted recorre estos bosques al atardecer.
La pelirroja sonrió misteriosamente.
—No hay peligro para alguien como yo aquí, pero para usted sería terriblemente peligroso pasar la noche en cualquier parte de este bosque.
—Es usted quien vive aquí, así que le creeré.
—Me alegra que lo haga —sonrío. Ella caminó hasta él y sin que Patrick lo esperara entrelazo su brazo con el suyo—. Venga conmigo y lo llevaré a donde pueda pasar la noche, es usted un joven demasiado apuesto como para perecer en este lugar.
Él chico no pudo ocultar su expresión de sorpresa ante la obvia sinceridad de la joven.
—Yo... —trato de encontrar las palabras correctas—. Me temo que no tengo otra opción.
—Efectivamente no la tiene —dijo la muchacha comenzando a caminar mientras Patrick la imitaba en medio de la ligera oscuridad.
—¿Vive usted cerca de aquí? —preguntó unos minutos después para romper el silencio—, parece conocer muy bien estos bosques.
—Pues digamos que si —respondió mientras comenzaban a divisar una pequeña cabaña a las afueras del bosque.
Al llegar hasta ella, Stelle abrió la puerta indicándole que entrara.
—¿Vive sola aquí? —pregunto al notar la evidente soledad del lugar.
—No vivo aquí, este lugar —murmuró observando a detalle cada rincón del lugar— es solo mi refugio. Es el lugar a donde vengo cuando ya no quiero estar cerca de mi padre.
—Por lo que dice usted me atrevo a suponer que no tiene una buena relación con él.
—No es eso, más bien él y yo no compartimos las misma ideas sobre nuestro estilo de vida.
—Bueno, no lo conozco así que no sé realmente qué opinar.
—Créeme no deseas conocerlo jamás —dijo mortalmente seria.
...DÍAS DESPUÉS...
—Eres una chica increíble —murmuró Patrick mientras recorrían el bosque.
Varios días habían pasado desde el accidente de Patrick y desde que había quedado varado en esa siniestra zona de Transilvania donde conoció a Stelle y sin que ambos lo supieran en esos días un cálido sentimiento había comenzado a nacer entre los dos.
—Tú también eres increíble —murmuró la joven sin que pasara desapercibido el brillo que había en sus ojos—. De verdad te extrañaré cuando te vayas —murmuró con algo de pesar.
—Bueno, sobre eso yo —desvío su mirada color miel con nerviosismo— quería pedirte que...
—Pero mira a quién tenemos aquí —murmuró una joven castaña apareciendo de entre los arbustos— a nada más que a la adorada hijita de Dr...
—¡Cállate! —la interrumpió Stelle con un evidente sentimiento de disgusto sobre aquella chica.
—Pero cuanta agresividad —murmuró la chica con una cínica sonrisa plasmada en el rostro, mientras daba unos pasos hacía la pelirroja—. Acaso ya no puedo saludar a una vieja amiga.
—Tú y yo jamás hemos sido amigas, Merlina —respondió aun con la molestia palpable en su voz—. De hecho la última vez que nos vimos te deje muy claro que no quería verte por aquí.
—Y ya veo porqué no querías hacerlo —murmuró inspeccionado a Patrick sin ninguna pizca de vergüenza—. Me parece realmente delicioso, deberías compartirlo.
Ante las palabras de la mujer los ojos azules y cambiantes de Stelle brillaron con ira.
—Ni se te ocurra acercarte a él —le exigió— o te juro que te vas a arrepentir.
—Lo estás protegiendo —asumió al ver su reacción —. Eso es una clara traición Stelle, ya veremos lo que dice tu padre cuando se entere de esto.
—Ni se te ocurra decirle una palabra a mi padre o yo le contaré de tus últimas andanzas. Yo puedo justificar esto, pero tú ¿acaso puedes?
Los ojos castaños de Merlina brillaron repletos de ira.
—Bien —murmuró entre dientes—. Solo cuida muy bien a tu humano, no sea que se te pierda —dijo antes de echarse a correr por donde había venido.
Patrick miró atónito mientras Merlina desaparecía a una velocidad impresionante.
—Maldita seas Merlina —murmuró Stelle al ver la expresión de Patrick.
—¿Hay algo que me quieras decir, Stelle?
—S-si —ella lo miró—, yo... tengo mucho que contarte.
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La herencia del dragón | Completa
FanfictionLa herencia del dragón busca a su heredero.