—¿Se puede saber qué es lo que te pasa? —preguntó mientras recargaba su cabeza contra su hombro.
—¿Por qué crees que me pasa algo? —respondió sin mirarla.
—Por que te conozco —lo observó con intensidad—, has estado muy pensativo y tu cerebro lleno de algas no suele pensar mucho.
Él rio ligeramente por su comentario.
—Soy más listo de lo crees, Annabeth —comentó sin más estrechando su cintura.
—Lo sé, solo me gusta molestarte.
—Y a mí me encanta que me molestes —murmuró mirándola al fin. Giró su cuerpo hasta estar frente a ella, pasó su mano por su rostro apartando los rizos rubios de el—. Amo que estés aquí a mi lado.
—También amo estar contigo —respondió perdida entre el hipnótico brillo de su verde mirada.
Un suspiro escapó de su boca al sentir sus labios tan cerca, tan cálidos y suaves sobre los suyos.
Un beso, un simple rose solo eso era necesario para acelerar su corazón para sentir que al fin lo tenía todo, para estar completamente segura de que el amor que ambos se tenían era aquel monumento permanente que ella tanto deseaba construir.
Su amor era tan profundo, tan grande como el mismo mar, tan poderoso y devastador como una tormenta.
—Me encantan tus besos —murmuró en un corto suspiro—, pero creo que solo lo haces para distraerme.
Él sonrió aun contra sus labios.
—Me conoces tan bien.
Ella sonrió suavemente mientras acariciaba su rostro.
—Vas a decirme lo que te pasa o tendré que obligarte a hablar.
—Prefiero la segunda opción —dijo con una sonrisa de pirata plasmada en el rostro.
La rubia observó fascinada esa sonrisa que la volvía loca.
—Estoy esperando Annabeth, quiero que me obligues —volvió a su antigua posición mirando hacia el techo de su habitación—. Estoy totalmente indefenso... puedes hacer conmigo lo que quieras.
—¿Estás seguro? —le pregunto en un susurro mordiendo inconscientemente su labio inferior.
Percy observó esa pequeña acción deseando haber sido él quien pudiera probar sus labios.
—Si —respondió con confianza y al instante observo ese brillo malicioso en la tormentosa mirada de su novia—. Solo no te pongas muy loca recuerda que no estamos solos.
—No prometo nada —declaró sentándose a horcadas sobre él— tendrás que hacerme callar.
Él la sujetó de las piernas.
—Entonces tendré que tomar medidas extremas para callarte.
—¿Qué vas a hacerme Perseus? —dijo pasando sus uñas sobre su pecho.
—Me encanta que me digas Perseus.
—Creí que no te gustaba.
—Solo me gusta cuando lo dices tú.
—Muy bien —sonrió con malisia— ¿listo para la tortura?
—Ya veremos quien tortura a quien —respondió el azabache mientras apagaba la lámpara de noche sumiendolos en la completa oscuridad.
***
La luz de la mañana iluminaba por completo el departamento cuando ambos jóvenes semidioses salieron de la habitación.
—Buenos días —saludaron ambos a Sally y Paul quienes ya se encontraban en la cocina.
—¿Necesitas ayuda? —le preguntó Annabeth a Sally al ver que la castaña preparaba el desayuno.
—Em, podrías revisar si Estelle ya despertó y darle el biberón.
—Claro —dijo mientras tomaba el biberón que Sally ya había preparado.
—Voy contigo —dijo Percy yendo tras la rubia.
—Percy —lo llamo Sally haciendo que tanto el chico como su novia se detuvieran.
—¿Qué pasa mamá? —pregunto algo nervioso por el tono de voz de su madre.
—Más tarde necesito hablar seriamente contigo jovencito.
—Está bien mamá —dijo antes de salir rápidamente de la habitación.
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La herencia del dragón | Completa
FanfictionLa herencia del dragón busca a su heredero.