Tiempo actual

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Cuando su herencia sea cobrada él Dragón al fin encontrara la paz

***Tiempo actual, Transilvania***

—Señor —lo llamó él joven mensajero.

Él posó su fría y azul mirada sobre aquel que interrumpió sus profundos pensamientos.

—Mi señor lo busca Mirrot, al parecer encontró algo.

—Hazlo pasar —respondió monótonamente.

Un par de minutos después entró un hombre de mediana edad al salón.

—Señor Tepes —saludo el hombre mientras el conde Drácula le indicaba que tomara asiento—. Le tengo buenas noticias.

—Lo escucho.

—Al parecer su hija Stelle y el mortal con el que escapó tuvieron una hija antes de ser asesinados.

—Stelle, tuvo una hija —murmuró meditando.

—Sí mi señor.

—¿Qué es lo que sabes de ella?

—Su nieta se llama Sally Jackson y actualmente tiene 38 años y vive en Nueva York.

—Una hija de Stelle —sonrió—, aún tengo una heredera.

—Hay algo mucho mejor mi señor —dijo el hombre con una ancha sonrisa—, no solo encontré a su nieta, sino que también descubrí que ella tiene dos hijos; Estelle una pequeña niña de un año y Perseus un joven de dieciocho años.

El conde sonrió por primera vez en el día.

—Eso es aún mejor —expresó—, es mucho mejor tener un heredero.

—Por su puesto señor. Hay algo más que desee.

—Si, quiero que busques a mi bisnieto y que lo traigas ante mí.

—Como usted ordene a mi señor —dijo Mirrot antes de marcharse.

El conde Drácula sonrió mientras su fría mirada se posaba en la intensa fogata en la chimenea.

—Al fin encontraré la paz —susurro—, ya es hora de que mi heredero supla mi lugar.

***1 mes después, Nueva York***

—Se puede saber que tanto buscas —murmuró la rubia mientras veía al azabache revolver los cajones de su habitación.

—Nada importante, solo es algo de mi mamá.

—Tú ayudando a tu mamá a buscar algo —murmuró incrédula.

—¿Qué? —él se detuvo—. Acaso quieres a mi mamá revisando todas mis cosas y haciendo preguntas por esto —dijo con una caja de preservativos en la mano.

Ella se sonrojó ligeramente.

—No —chillo—, eso sería muy vergonzoso.

—Lo ves, es mejor mantener nuestro secreto —dijo con una sonrisa sarcástica— o si no mamá jamás nos dejará dormir en la misma habitación.

—Lo entiendo —murmuró acercándose a él— ¿Y qué es lo que estás buscando?

—Creo que es un sobre, llegó hace dos semanas, pero mi mamá lo perdió.

Percy continuó con su búsqueda mientras Annabeth se incorporaba a ella. Cada tanto ambos se detenían para darse ligeros y fugaces besos.

—¿Quién son ellos? —le preguntó Annabeth al encontrar una vieja foto. Percy se acercó hasta ella para poder observar aquella imagen.

—Son mis abuelos Patrick y Stelle —respondió señalando a cada uno.

Annabeth observó detenidamente tanto a él como a la foto.

—Te pareces un poco a tu abuelo —comento— y tu madre es casi idéntica a tu abuela. De verdad tus abuelos eran muy guapos.

—Si es que la belleza es un gen altamente hereditario en los Jackson —comentó con una sonrisa socarrona—. Tienes mucha suerte.

—¿Suerte? ¿por qué habría de tener suerte? —se preguntó a sí misma con la mano en el mentón.

—Porque nuestros hijos serán hermosos.

—Claro que serán hermosos porque no habrían de serlo siendo yo su madre.

Percy sonrió.

—Creo que había olvidado ese pequeño detalle. 

La herencia del dragón | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora