Capitulo 26. Sola

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JADE.

Y aquí estoy yo, viendo como meten las maletas de Dylan en su auto para llevarlo al aeropuerto. No lo he visto en toda la mañana y anoche no regresé a la habitación, supongo que no tengo el valor suficiente para dejarlo ir, ya que aún viendo como meten sus maletas en el coche, tengo la esperanza de que se quede.

Mañana es mi cumpleaños, y aunque me cueste decirlo tengo miedo, pues no sé que tipo de cambios experimentará mi cuerpo, me tranquilizaba el hecho de que Dylan iba a estar conmigo en todo momento, pero ahora que sé que eso no es así, me siento aterrorizada y terriblemente sola.

Alguien pone una mano sobre mi hombro y sé enseguida de quien se trata, ya que su particular olor lo delata.

-Jade...- me vuelvo hacia el y lo miro a los ojos, a esos increíbles ojos oscuros y penetrantes.- No quiero irme sabiendo que estas enfadada conmigo. ¿Hay algo que pueda hacer para compensarte?- sonrío de forma cínica.

-lo que yo quiero que hagas, no lo harías por nada en el mundo.

-Eso no es cierto, por ti haría cualquier cosa.

-Pues quédate- no puedo evitar que una solitaria lágrima caiga de mi ojo derecho.- ahora te necesito mas que nunca Dylan.

Dylan pone su mano en mi nuca y me acerca a él hasta que mi cabeza reposa sobre su pecho.

-Siento que si te vas, las cosas van a cambiar y...no sé si para bien o mal, estoy tan confundida y me siento...tan...sola...- Dylan me retira de su pecho al oír mis palabras y me mira a los ojos con tanta intensidad que creo que puede verme el alma.

-No estas sola Jade, me tienes a mi aunque esté a kilómetros de distancia, tienes a Will que estará a tu lado para lo que necesites, tienes a Anabelle y a Lyz.

-Tantas personas...y al único al que necesito y quiero a mi lado se va...- Dylan me abraza con fuerza y mas lágrimas caen de mis ojos. ¿Por que siento que las cosas van a ir de mal en peor?

-Alfa el coche esta listo- le dice un chico a Dylan.

-En seguida voy- Me mira y toca mis labios húmedos por las lágrimas con el dedo pulgar.- No quiero llevarme esta imagen tuya a la guerra Jade.

-Lo siento, siento que tu ida solo me cause tristeza.

-vamos no digas eso, cuando menos te lo esperes estaré de vuelta.-yo simplemente asiento, la verdad no entiendo porque me hace esto, sé que es egoísta quererlo para mí sola pero es que de verdad lo necesito ahora mismo.

Dylan se inclina y besa mis labios con suavidad y con una extremada lentitud como si quisiera que ese beso no acabase nunca, no puedo evitar que mi corazón se acelere y poso mis manos en su nuca mientras le sigo el beso, el cual poco a poco se convierte en un beso apasionado, pero muy en el fondo ambos sabemos que es un beso de despedida y que no sabemos cuando volveremos a besarnos así.

Dylan comienza a separarse y pestañeo pesadamente como si se hubiese parado el tiempo, como si todo fuese sido un sueño.

-Te amo, Jade- acaricia mi mejilla con dulzura y se da la vuelta para marcharse. Observo desde donde estoy como me introduce en el coche, este arranca y se marcha por el camino arenoso dejando tras de sí nada mas que polvo en el aire, dejando tras de sí a una chica confusa y tremendamente asustada.

-Te amo, Dylan-susurro para mi misma ya que se que él no puede oírme.

El día se torna triste, aún no soy consciente de que Dylan no estará aquí por un tiempo indefinido. Me paso el resto de la mañana en el pequeño lago de la casa, sin pensar realmente en nada, solo allí sentada sobre la hierba mirando a la nada. Aún me cuesta creer que Dylan me haya dejado justo ahora y eso me enfada, y hace que me sienta insegura con sus sentimientos, no dudo que me ame, solo que no se que es mas importante para él, yo o todo lo que tenga que ver con los clanes y la guerra.

Anabelle me dijo hace algunos días, que la guerra era lo que Dylan conocía como hogar, que era indomable y que no se le podía atar a una vida tranquila y feliz, que a él lo que realmente le gustaba era el fragor de la batalla, el sentirse fuerte e invencible.

Así que siendo honesta conmigo misma y aunque me cuesta pensar eso, sé que Dylan a escogido la guerra antes que a mí. Y eso me duele en el alma.

Me levanto y sacudo mis vaqueros para eliminar el polvo en ellos, me dirijo a la casa y Anabelle me intercepta con una taza de té antes de poder llegar a la habitación.

-Vamos querida, no te encierres.- le sonrió y cojo la taza de té entre mis manos- ¿Hay algo que pueda hacer por ti?- sonrió al recordar que eso mismo me dijo Dylan hace algunas horas.

-No te preocupes Anabelle, solo necesito tiempo...para asimilar esto...al igual que otras cosas que rondan mi mente...-Anabelle asiente y me sonríe con cariño.

-No dudes en venir a mi si algo te preocupa- le agradezco sus ánimos, pero me encierro en la habitación sin ganas de ver a nadie por ahora.

Me bebo la taza de té pensando que quizá deba ocupar mi mete en otra cosa que no sea Dylan, como por ejemplo lo que va a suceder mañana. No es que no quiera tener por fin 18 años solo que las palabras del doctor sobre los cambios que puedo presentar me preocupan.

¿Y si cuando vuelva Dylan ya no soy la misma de antes?

El resto de la tarde me la paso intentando averiguar cualquier cosa sobre las valquirias, aunque por ahora no hay mucho. Solo he descubierto que cuando expresan sus emociones con gran intensidad rayos y truenos aparecen en el cielo, manifestando sus emociones.

Sobre la cama descansan unos cuantos libros pero ninguno me dice nada que Dylan no me haya explicado ya. Poco a poco mis ojos comienzan a cerrarse y caigo en un sueño profundo, un sueño en el que mi mente, por primera en varias semanas, no muestra nada, solo oscuridad.

Despierto cuando una oleada de mareos incesantes invaden mi cabeza y nublan mis ojos, miro el reloj de la mesilla de noche y veo que son las doce y un minuto de la noche.

Intento levantarme de la cama, pero el mareo hace que caiga al suelo y me golpee fuertemente el hombro izquierdo, provocandome un dolor intenso. Grito de dolor por el golpe e intento levantarme agarrándome a la cama. Cuando ya estoy casi de pie, de nuevo el mareo hace una de las suyas y caigo de rodillas al suelo incapaz de moverme mientras me agarro el hombro malherido.

Alguien entra en la habitación pero no logro ver quien es ni tampoco escucharlo, ya que en mis oídos solo suenan voces de mujeres. Estás preparada. Llegó tú hora... Temo estar volviéndome completamente loca, agarro mi cabeza con mis manos y empiezo a llorar confusa, mientras grito que se callen.

Alguien sujeta mis manos y hace que lo mire, siento que mi mente debe estar jugandome una mala pasada ya que creo ver a Dylan delante de mí. Parpadeo varias veces para intentar ver con claridad pero no lo consigo. Entre tantas voces en mi cabeza escucho la de él, pero algo lejana.

-Estás ardiendo...

Otra persona entra en la habitación y creo ver que se trata de Anabelle.

-¿Que le pasa Will?- ¿Que? Es Will, es él el que esta aquí conmigo y no Dylan. Oigo que hablan entre ellos pero ya no me interesa escucharlos. Dylan...¿por que no esta el aquí conmigo? La rabia se apodera de mi pequeño cuerpo y un grito agudo sale de mi garganta provocando que los cristales de la ventana se rompan en mil pedazos. Will comienza a sangrar por los oídos pero aún así no deja de sujetarme con fuerza. Me coge entre sus brazos y se adentra en el baño conmigo. Anabelle abre el agua fría de la bañera y una vez llena Will se mete conmigo en ella sin importarle lo helada que esta el agua.

El agua fría me relaja la piel caliente y hace que mis sentidos vuelvan poco a poco.

-Llama al médico Anabelle, tiene el hombro desencajado.-Anabelle se marcha del baño.

Hago una mueca de dolor por todo lo que mi cuerpo esta sintiendo en estos momentos.

-Will...-intento decirle lo mucho que me duele todo, intento mostrarle mi agradecimiento por todo lo que está haciendo por mi.

-Shh...lo sé, pequeña, lo sé- Will apoya su cabeza sobre la mía y me abraza fuertemente. Y por primera vez en todo el día me siento protegida, a salvo.

Poco a poco todo se vuelve oscuro de nuevo. Y sin saber por que, mi último pensamiento no es Dylan...sino Will.



North ClanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora