JUNIO.
Nuevo día, lo mismo de siempre, otro día siguiendo la rutina de ser una adolescente con obligaciones.
Salgo de mi cama deseando que nunca hubiera sonado la alarma, queriendo aferrarme a mi almohada por unas horas más.
Sujeto mi cepillo de dientes mientras miro con horror mi cabello enredado. ¿Cómo pudo enredarse así? Solo estuve durmiendo.
Termino de cepillar mis dientes y trato de peinar aquellos nudos que adornan la parte trasera de mi cabello, mientras maldigo cada segundo que pierdo porque siempre se me hace tarde.
Me visto lo más rápido que puedo, camisa, falda, medias, zapatos y una tediosa corbata.
Quisiera no tener que vestirme así, pero reglas son reglas.
Camino a paso apurado por el pequeño pasillo que me lleva hasta la cocina, donde mis padres me esperan con el desayuno.
Un desayuno que no podré probar porque voy demasiado tarde.
Mamá me sonríe y papá bromea conmigo, mientras yo solo tomo una rebanada de pan y la mojo en el café para luego salir de la casa como alma que lleva el diablo.
Y camino a toda prisa hacia la escuela, con la mitad de un pan remojado en la mano y la otra mitad en mi boca.
Es otro día más siendo yo, la increíble y despistada Maddison White...
Agradezco que no necesito tomar ningún autobús para llegar, porque seguro no lograría tomarlo a tiempo y terminaría llegando tarde a clases.
Vivo lo suficientemente cerca de la maldita escuela y puedo llegar caminando, aunque eso no evita que llegue con el tiempo justo.
¿Mi colegio? Un verdadero infierno, lleno de personas pretenciosas y con cero humildad, son la clase de gente que te clasifica por cuánto dinero posee tu familia. ¿Cuánto dinero posee mi familia? Lo justo y lo necesario como para vivir bien. Obviamente soy un sapo de otro pozo.
Adoro a mis padres pero admito que los detesto un poco por enviarme a una escuela privada, cuando nosotros somos una familia de clase media.
Quisiera arrancarme los oídos cuando me toca oír las idioteces que dicen estos inútiles con ínfulas de reyes, intentando pisotearte día tras día.
Ellos no son mejores que yo, pero dejaré que crean que si... Eso los hace felices.
En mis quince años nadie me ha hecho bajar la cabeza, soy lo opuesto a una cobarde, nadie podría pasar por arriba de mi.
—¡¿Maddison?!— chilló mi mejor amiga, Mina, llegando hacia mi un tanto agitada. —Estoy gritándote desde hace rato y nada....
Mina Castaignede, es una persona rara, igual que su apellido.
Es la única que en lugar de mirarme feo y dejarme de lado, decidió hablarme y juntarse conmigo. A pesar de que podría ser amiga de quien quisiera, ella me eligió.
Mina es francesa y sus padres... Adivinen qué, sí... Son millonarios, razón obvia por la cual asiste a este colegio, como todos, todos son estúpidamente ricos y con padres estúpidamente importantes e influyentes.
Todos menos yo, pero no me apetece ser millonaria viendo lo mal que les hace el dinero a las personas, ellos carecen de integridad moral. Prefiero tener eso y no sentirme la reina de Inglaterra y ser una mocosa caprichosa.
Maddison, tu eres caprichosa sin necesidad de ser rica.
Imagina que tan caprichosa sería si tuviera dinero, no, nadie me soportaría. Punto para la pobreza.
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DILE QUE CONMIGO TU TE QUEDAS. (+18)
Romance-Entonces recuerda, la chica que me importa se llama Maddison White, está algo loca y también me vuelve loco... Secuela de "ERES MÍA, ENTERATE" ✨se puede leer de forma independiente. ✨ 🥇N° 1 en #distancia - 18/03/23