De nuevo, otra noche sin dormir. No sé muy bien si fue por toda la tensión acumulada, por el embrollo que tenía en la cabeza o porque me encantaba escuchar su respiración. Nunca nada me aportó tanta calma. Y, como decía un amigo mío, lo peor de las rupturas es despedirse de las cosas que aún funcionaban.
—Dios mío, la cabeza me va a estallar.
El comentario no fue para mí en particular, pero no pudo evitar hacerlo. Y se movió ligeramente.
—Te preparo una manzanilla.
Me levanté y procedí con la gestión. Aguardé durante media hora, de pie, en la cocina, junto a la infusión. Nadie apareció. Se fue consumiendo el calor. Y, cuando esto sucedió, la cogí para llevarla a la mesa del salón. Quizás allí se la tomaría más cómoda. Efectivamente, pensamos lo mismo, solo que a diferentes tiempos. No tenía idea de cuánto tiempo llevaría así. Pero entendí que ese era nuestro sino.
—Te lo vuelvo a calentar, si...
—No, así está bien.
Lo cogió con sutileza y trató de apresar el último ápice de calor que permanecía dentro de la taza. Me quedé de pie, junto a ella, esperando. Pero nunca nada llegó. Entonces, me senté a su lado, en el sofá. Nos mantuvimos en silencio por un largo rato.
—Antes no éramos así. Antes éramos felices. ¿Qué es lo que nos ha pasado?—lanzó al universo en un susurro.
—Tú nos has pasado— la sentencia suena muy fuerte pero, en realidad, lo dije con toda la ternura del mundo. También con el pesar. Parecía que trataba de convencerme incluso de que yo nunca tuve nada que ver. Pero esto no lo había logrado una única persona. Por más que me costara reconocerlo, yo también tuve algo que ver—. Has pasado de querer comerte el mundo conmigo a querer hacerlo sola. Y no entiendo por qué, porque yo siempre he hecho la ruta que tú sugeriste desde el principio. Lo único que ha cambiado es que antes no teníamos dinero y ahora sí. Igual yo tengo la culpa de haber conseguido los recursos para cumplir nuestros sueños. Porque yo te sigo queriendo de la misma forma. Para mí, eso es lo único que ha cambiado.
—Lo único, ¿eh? Yo—resopló, con gran cansancio.
—Es igual. Ya lo hemos hablado de mil maneras. Los dos hemos cometido errores. No habría que darle más vueltas a algo por lo que ya no se puede hacer nada.
Hice el amago de levantarme, pero su voz detuvo mi ademán.
—Nunca he sentido con nadie lo mismo que sentí contigo. Jamás. Con ningún chico, ni antes, ni después.
—Esto no tiene sentido. Ahora ya da igual.
—¿Es que no lo entiendes? Todo lo que he hecho no eran más que carencias que pretendía que tú salvaras. Ya sé que he sido una imbécil todo este tiempo. Que he buscado fuera lo que quería que salvaras tú. Ya lo sé, vale. Pero ya no puedo hacer otra cosa. Me he dado cuenta tarde. Sé que es injusto, porque eso significa que es tarde cuando te estoy pidiendo que vuelvas a quererme como yo siempre he hecho. Aunque no lo pareciera. Pero lo siento. Solo quiero que entiendas que ahora mismo le diría que no a todo lo que tengo, lo que tenemos, por volver a intentarlo. Cuando perseguimos algo estando cansados... así nunca vamos a conseguirlo. Las cosas hay que perseguirlas cuando se sabe que habrá alguna posibilidad. Todo este tiempo lo hemos intentado sin posibilidades. Pero ahora me veo capaz de quererte como lo hice una vez. Solo necesito que sepas que, si lo vamos a dejar ahora, que tienes razón en esto de estar cansado, de sentirte abatido. Pero yo quiero intentarlo otra vez. Siempre te he querido, pero nunca he tenido miedo a perderte. Y ahora que es un hecho, solo puedo expresarte lo que siento por ti.
Ya no había miedos. Había esperanza. Otra maldita vez. Pero esta vez no iba a ser bienvenida. Esta vez iba a marcharse antes de llegar.
—Ahora no podemos hacer esto. Ahora mismo no. Tengo que irme a trabajar. Ya hablaremos de esto.
Le cogí su mano entre las mías y le besé los dedos con suavidad. Por loco que pareciera, sentí algo que interpreté como liberación. Y la dejé sola. Me fui pensando en una de esas reflexiones tontas a primera hora de la mañana. Y es que les pedimos a otros que sufran por lo que vivimos, para experimentar que no solo fue real para nosotros, pero le exigimos que sea un sollozo sin espasmo, para tampoco sentirnos culpables.
Solo que, en esta ocasión, nos creíamos responsables y víctimas los dos. A partes iguales.
![](https://img.wattpad.com/cover/308293055-288-k416580.jpg)
ESTÁS LEYENDO
'Todo lo que me(n)digas'
RomanceTiago se enamoró de Anya casi en el primer momento en que se tomó un segundo para mirarla a los ojos. Juntos lo construyeron todo. Sin embargo, el tiempo y el dinero los alejó, pese a seguir durmiendo en la misma cama. Algo les sucedió. Algo que nin...