Capítulo 1.
2005
El nuevo apartamento era bastante pequeño, solo sesenta y cinco metros cuadrados, aun así, tenía los espacios bien distribuidos, no era un edificio grande y lujoso sin embargo estaba bien ubicado y se sentía seguro y confortable. La idea era que el nuevo bebé también tuviera su espacio y por fin, juntado los ahorros de ambos habían logrado dar la cuota inicial y pagarían el resto a quince años, era lo que la mayoría de las familias hacía y les iba bien. David había logrado que el banco le aprobara el crédito para poder comprar un apartamento así que allí estaban ellos, supervisando al equipo que les había ayudado con el trasteo, estaban subiendo las ultimas cajas a ese segundo piso.
Con treinta y dos semanas de embarazo y las piernas bastante hinchadas, Ela estaba indicando donde colocar cada cosa.
David le insistía en que debía quedarse quieta, pero ella era terca, no iba permitir que organizaran de forma inadecuada su casa, todo debía quedar organizado ese fin de semana. Su jefe, el señor Jacobo Mishaan había sido muy amable y les había concedido el viernes y también la mañana del sábado, ese fin de semana sería largo, por el puente festivo, así que sería perfecto para poner todo en su lugar.
Conociéndola como la conocía, David decidió no pelear con ella y dejarle las cosas más sencillas y él dirigir a los hombres que estaban ayudando con el trasteo.
Jacobo Mishaan les había contratado un servicio que incluía armado de camas y organización para que fuera mucho menos lo que les tocara trabajar a ellos, sobre todo considerando su avanzada gestación y que Marianella, la segunda hija de ambos, un mes atrás había cumplido solo un año.
Desde hacía más de seis años estaba al servicio del Grupo Empresarial Andes en la matriz que estaba ubicada en Bogotá, y casi cuatro en el puesto de asistente de presidencia. Él era auxiliar contable en la compañía y estaba desde antes que ella. Jacobo Mishaan los estimaba, ella era una mujer muy sería y entregada a su trabajo, pero sobre todo era una madre excepcional, de David no tenía ninguna queja entró bastante joven a trabajar en servicios generales y luego estudió auxiliar en contabilidad y fue ascendido, en ese momento estaba en su último semestre de contaduría, área en la que seguramente recibiría un ascenso, siempre había sido muy buen trabajador.
Seis meses atrás la encontró llorando en su escritorio, nunca la había visto de esa manera y sin dudarlo le preguntó que le ocurría. Ela no lo miraba, solo secaba su enrojecida nariz y las lágrimas que se negaban a parar de salir. Negaba reiteradamente con su cabeza y no levantaba la mirada.
Margarita, la esposa de Jacobo, se acercó también, le hizo señas a su esposo para que las dejara solas y este se marchó obediente, como siempre se portaba con su adorada esposa.
– Mírame, Ela. – No fue una orden, sin embargo, esta lo hizo sin dudar, la ternura en la voz de la mujer la calmaba – debes calmarte, ¿alguna de tus niñas tiene algo? – Ela negó – ¿Tu esposo está bien? – Esta vez afirmó – ¿Tus padres o tus hermanos tal vez? – De nuevo movió la cabeza de un lado a otro – Entonces, ¿Pasa algo contigo? – Ela dudó, pero al final dio respuesta afirmativa.
– Es que... es que... – Volvió a llorar y cubrió su rostro con ambas manos como si le avergonzara algo – No sé ni como pasó, se lo juro. Yo tomé precauciones y ahora... ahora voy a tener otro hijo.
– Ah, es eso. – Margarita suspiró aliviada – ¿Acaso David no está de acuerdo? – Ela negó.
– Aun no se lo digo, a-a penas lo confirmé – Dijo hipando y con más lágrimas resbalando por sus mejillas – Es que Marianella está tan pequeña, como voy a hacer con dos niños pequeños, ella acaba de cumplir ocho meses, por Dios, solo será mayor por unos quince meses, esto es una locura.
– ¿Por qué es una locura? ¿Es que acaso ustedes se están separando? Nadie lo creería, todos sabemos que ustedes se adoran, no deberías preocuparte antes de tiempo ¿O estás considerando no tenerlo?
– Nunca, esa jamás sería una opción, este bebé no tiene la culpa de que no haya hecho bien mi tarea, yo debí haberlo prevenido y si bien es cierto que no estaba planeado tampoco será rechazado. – Su tono no admitía dudas, ella era una mujer de fuertes principios. Respetaba las decisiones de los demás, pero no era capaz de quitar una vida solo por estar más cómoda.
– Entonces, apechugue mijita, seque esas lágrimas y prepárese para ser mamá de nuevo. Lo demás no tiene que quitarte el sueño. Lo que digan los demás no debe importarte y si quieren decir algo, pues que sea que ustedes se siguen queriendo, porque no creo que sea un castigo para ustedes dos eso de ponerse a hacer hijos. – Ambas rieron, Ela con las mejillas un poco enrojecidas, ese no era el tipo de conversación que tendría con la esposa de su jefe.
En realidad, Ela estaba más preocupada por lo que pudiera pensar su jefe, que por la reacción de David, no quería perder su empleo y dos partos en menos de dos años no era lo que los jefes querían para la persona que fuera su mano derecha en la oficina.
Cuando los hombres del servicio de trasteo se marcharon dejaron pocas cosas por acomodar, era más bien pequeños detalles como ropa y artículos personales, es que hasta platos y sartenes habían acomodado.
La habitación del pequeño Esteban, como habían decidido llamar al bebé que venía en camino, estaba prácticamente lista, en una de las paredes tenía un trencito de varios colores en tonos pastel y en cada vagón un número, el fondo era un cielo con nubes que le daba un toque agradable y tranquilizante.
Lucía y Marianella estaban felices, había un pequeño espacio para juegos en la primera planta y se habían enamorado del lugar, ese fin de semana, David se aprovechó de eso para mantenerlas alejadas de su madre, que evidentemente, necesitaba un descanso, se notaba bastante fatigada y el parque era la excusa perfecta para que él bajara con las pequeñas y ella descansara sin interrupciones.
Ese fin de año la pasaron de maravilla, participaron de la fiesta de fin de año de la empresa donde Ela lució un vestido que la hacía ver realmente hermosa, su redondez la hizo ver rozagante y llamativa, su rostro se veía radiante y la sonrisa que mantenía no hacía más que confirmar que su vida iba de maravilla.
Recibieron el año nuevo con los padres de David, ya que la Navidad la habían pasado con los de ella. La llegada del nuevo bebé había sido una sorpresa que luego se convirtió en motivo de felicidad y sueños para el futuro. El dos mil seis sería un buen año.
¿Quién necesita vivir un cuento de hadas cuando se tiene al amor de su vida abrazándola y llenándola de mimos y cariños?
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Hola, aquí esta el primer capítulo de esta historia, espero que les guste.
Aun no estoy segura del título, me gusta este que he colocado, pero como dije no estoy segura. Me gustaría algo que dijera mucho de la historia en 2 o 3 palabras, pero allí veremos qué nombre le dejo.
La portada también es provisional, cuando tenga el nuevo título la cambio, si alguien me ayuda a diseñarla seria maravilloso.
ENJescano1717-0109112022
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Déjame quererte
RomanceJorge Armando Mishaan, ha asumido el control de las empresas de la familia, todo debería estar bien para él, pero no, nada está bien, al parecer todo ha perdido sentido y él siente que su vida no tiene sentido. Su matrimonio se ha desvanecido y a pe...