Capítulo 12. No hagas eso

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Trasladar a su hermano a una clínica de Boston fue la decisión que tomaron una vez tuvieron el reporte de los médicos. En esa ciudad del norte estaba unos de los mejores neurocirujanos del mundo y necesitaban que Carlos estuviera bien.

Todos los estudios que le hicieron en la clínica de los estados unidos indicaban que el médico que lo operó hizo un excelente trabajo. El traslado era riesgoso, pero querían tener la certeza de que Carlos recibiría la mejor atención.

Desde ese momento su vida cambió, otra vez. Estuvo un par de semanas con sus padres y su hijo en Boston siguiendo todo el proceso de su hermano, aún no había recobrado la conciencia, pero cada día que él estaba vivo era un día más de esperanzas. Los médicos no podían garantizar nada con relación a lo que vendría, pero estaban optimistas. Las heridas estaban sanando y su cuerpo ya no tenía los moretones y magulladuras del principio.

Leticia brilló por su ausencia, gracias a Dios las vacaciones de Mauricio aun no terminaban y estaba con él y sus abuelos. Habían rentado una casa en los suburbios de Boston y allí tenían todas las comodidades a los que estaban acostumbrados. Asi que mientras llegaba a Colombia a organizar las cosas mas importantes de la empresa su hijo estaba bien acompañado y cuidado.

Micaela había pasado la navidad con sus padres y ahora se irían para Anapoima a la casa de sus suegros. Cada año era la misma rutina, esa que ya no le gustaba a su hija de doce años.

Este año no todos los hermanos de David estaban en la casa de sus suegros, por lo que el ambiente fue menos agitado y mucho menos entretenido que otros años. Tres de ellos decidieron viajar a otros lugares y ella comenzó a plantearse esa posibilidad. Desde que se casó con David siempre habían pasado el año nuevo en la finca.

Su suegra la amaba y ver a sus nietos y compartir con ellos esos días eran su mejor bálsamo. La pérdida de un hijo nunca se supera y tenerlos a ellos allí le ayudaba a sentir su presencia, sin embargo, ver a Ela tan sola y dedicada a sus hijos al cien por ciento le hacia sentir un poco de tristeza. Micaela estaba muy joven, ella merecía tener a alguien con quien compartir como pareja, pero ella era cerrada en ese aspecto, cuando alguno de sus cuñados o concuñadas le hacia bromas con relación a tener a alguien, ella se molestaba y no aceptaba ninguna sugerencia, tal como había sucedido con sus compañeras de oficina.

- David es el amor de mi vida. - Afirmaba Micaela ante lo que le planteaba su suegra, Silvia.

-Lo sé, hija, y tu fuiste el de él. Lo que te quiero decir es que es tiempo de que te abras a la posibilidad de tener a alguien en tu vida, mira que los hijos crecen y se van.

-Ese no es un tema para este momento, Silvia. Yo realmente estoy bien así, no necesito la compañía de nadie.

-Ela, Hija, si fuera al contrario, que tu hubieses muerto ese día y él estuviera vivo ¿Qué te gustaría que pasara? ¿No querrías verlo con una buena mujer? ¿una mujer que lo amara y lo complementara, que fuera una figura femenina en la vida de tus hijos y que les pudiera dar el amor que tu no podrías? porque no estas con ellos. Yo estoy segura de que si él pudiera vernos desearía que tu seas feliz con alguien, tanto o más que con él.

-Es diferente...

-¿Por qué es diferente? ¿Porque tu eres mujer y él era hombre? ¿o porque tu lo amabas mas? Ahora mismo me vas a dar cualquier pretexto y tu sabes que no es mas que eso un pretexto, mira que yo estoy vieja y me criaron de una manera diferente, en la época de mi mamá una viuda era viuda hasta el ultimo día de su vida, pero tu no vives en esa época y no necesitas vivir así. Quiero verte feliz, feliz de verdad, no como ahora, que sonries y tus ojos nunca sonríen, se que tus hjos te aman y tu a ellos, pero tambien sabes que ese es un amor diferente y tienes que intentarlo. No te digo que te lleves al loquito de la esquina para que te haga feliz, sino que te des la oportunidad de conocerte con alguien y probar, tal vez puedas sorprenderte. El amor no es solo para los adolescentes. Yo amo a mi viejo y cada día siento que lo quiero mas, no concibo mi vida sin él, pero si hace treinta años el Luis se hubiera muerto, estoy segura que no estuviera sola ahora mismo. - Afirmó más enérgica y con un poco de picardia Silvia.

Déjame quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora