6. Tardes de antaño

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Todos los días como cada tarde nos reuníamos para cantar, en nuestro improvisado estudio para componer, platicar, estar el día en completa soledad y música. Los instrumentos siempre evocaban los buenos tiempos juntos.
Desde morritos hacíamos nuestras reuniones, contábamos aún con esa costumbre que ayudaba a calmar mi cabeza desde siempre que cuestionaba los "¿por que?"de mi alrededor.

La tarde era perfecta, olvidaba los malos ratos que me jugaba yo mismo, lograba desconectar de mi cabeza en ese lugar todo tipo de pendiente, crecer implicaban mil cosas, deberes, responsabilidades, madurar y lo más importante, enfrentar. La cosa más cruda, sobraban motivos para olvidarme un poco.

En mi consideración no era tan interesante como lo pensaba la gente, a diario sentía que me desmoronaba por hacer imposibles. Siempre exigiéndome más de lo necesario para impresionarme a mi mismo.

Corregir errores o evadirlos sofocaban mis pendientes al grado de sentir morir día tras día con tanta situación problemática sobre mi espalda. Mi padre en ocasiones me llamaba para conversar toda perturbación, pero ya hacia más de dos años o más que no lográbamos entablar plática.

Crecía tanto, que odiaba admitirlo.

Siempre cada mañana antes de llegar al instituto dejaba en el closet todo tipo de carta o correspondencia familiar procedente de Tijuana y demás sitios recorridos por mi padre, metalizaba en mis recordatorios ese sueño dualista, lograr cantar frente a un público, y por supuesto en busca de ese éxito interno y externo, un sueño dorado compartido, esperanzado a no arruinar con algún tipo de miedo que encerrara a color rojo mi vida y reputación, así mismo Carlos dentro del estudio conmigo despegábamos los pies de la tierra en torno a grabar vídeos caseros que mantenían ilusiones.

El contar la historia de nosotros durante todo ese procesó, me llevaría seguro a la felicidad y emoción. Haciendo a un lado esos comentarios que nos hacíamos a veces como larga lista de problemas que negábamos derrumbaría la amistad y vida personal. No habría mas amistad valiosa en mi vida, no habría mas lazo de hermandad con Colosio. Pero en definitiva estábamos muy seguros uno con el otro, sin importar enfrentamientos o problemas.



Tomaba la guitarra por distracción por ciertos dolores de corazón.

—No piensas contarme nada. —solte al mirarme el rostro perdido en la nada. —No es eso.. Solo estoy recordando la melodía para la letra que hiciste ayer.–en voz bajita respondió Carlos casi sin pensarlo.

Suspire cansado, sabia que algo ocultaba, sin embargo deje que planteara el problema a su tiempo.

Hubo silencio.

—Melina me corto. –al aire sin preámbulos como si se tratara de algo tan fresco y simple me contó Carlos. Apenas pude tragar saliva, sentir pena seguro le incomodaría, la situación respecto a su reacción me resultaba vacía. Me miro unos segundos perdiendo la calma y desinterés. —¿Que? –pregunto bajo la sospecha a causa de mi gesto irónico, aquí pasaba algo y despertaba en mi, dudas.

—No es para tanto. —me encogí de hombros restando importancia.—Perdí la apuesta. —recordó con cierto decaimiento. Sonrió al verme reír.—No era la indicada. —abordó Carlos con molestia.—No deberías alterarte por ello. Melina no es lo que parece. —apunté su cabeza un poco más serio—Debo dejar de hacer eso.

—¿Hacer que?— preguntó distraído. —Creer que te enamorarás.

Gruño molesto. Se incorporó junto al ukelele de toda su vida y rasgueo en silencio. —No se qué decir contra eso. —fruncí el ceño al escucharle hablar así. Tome mis apuntes y eche un vistazo a el reloj. —Eres Carlos, tú sólo sabes de música.

—¿Termino contigo, sólo por que sí?—tome un poco de su bebida, clavo la mirada en mi con desaprobación, en vista que no respondía guarde silencio. —Supe que le gusta alguien. Pero no es de aquí. La verdad es que antes de terminarme le dije que no la quería.

—Suena de ardidos.—reí burlonamente.—Cierra la boca. —interrumpiendo su insulto escupí mi bebida por la presión y risas.

—Y quizá también informarme con anticipación sería de amigos.— formule un poco de estética en el bajó. —Melina habría sido una buena historia de amor. —Vamos Carlos—alce la voz con cierto sarcasmo—Contradices mis expectativas acerca de un ex.— tomó el teléfono con aire de preocupación y chillo entre gestos.

—Centra tu mente mejor en la música.


La tarde ni siquiera podía darle la experimentación de una extrema tristeza, y decirle a Melina todo tipo de reproches que aparecían en su cabeza pasaban a segundos términos. Ni la pensaba, Carlos era calculador.

La infidelidad no la predicaba, su táctica era; probar, conocer y desaparecer. Editando el vídeo que grabamos una tarde anterior tomamos cartas en el asunto de sus planes. La falta de incoherencia nos prestaba tiempo para burlar la estúpida vida adolescente.

En desdén, y malhumorado levante las largas cortinas de la recamara tan acogedora varonil y musical en un mismo tiempo. Mezclado en locas ideas  suspire al ver en desorden mis instrumentos.

El día pintaba ser soleado lleno de aire fresco y aroma a naturaleza.

Hermosillo Sonora, brillaba en su esplendor.

Mi madre como de costumbre, ausente en mi despertar llamó como cada mañana. Mi padre, simplemente perdido en sus asuntos se limitaba a llamar para solventar dinero cada mañana.

Tome mis cabellos rebeldes y suspire frente al espejo. —Hoy, todo sera perfecto. –sonreí al igual que un niño pequeño rodeado de juguetes.

El optimismo se respiraba a kilómetros. Necesitaba aparentarlo, por mi propio bien. Colosio el ejemplo a seguir de toda la institución según las niñas, veneró un momento la institución con lentes oscuros y chaqueta de cuero, saludo a un par de camaradas y estrechó manos conmigo al llegar. Es como si encarnaramos un dios, perfecto y educado cuando chocábamos puños. Las chicas al vernos se convencían de tener una oportunidad con nosotros, pero lo que no entendían es que ninguno de los dos buscaba ni creíamos en el amor.

—Atracción y compromiso hacemos caso omiso—repitió mientras saludaba de forma burlona a su ex parada a un costado, Carlos.

N/a: HOLAAAAAA, comenzamos a viajar por el mundo del fanfic con Lucah. Voten y gracias por leer!!

Mi diario se llama, LUCAH. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora