El sol traía luz
Era lo primero que las civilizaciones antiguas descubrieron. El sol traía luz, esa luz les llevaba calor y energía. El sol traía luz que los protegía con todo lo que les mostraba
Apolo, el dios griego del sol
Apolo no era un dios agresivo, o piadoso, Apolo era uno de los dioses más versátiles. Porque así como traía luz, traía destrucción
Apolo les regalaba luz, pero Apolo traía enormes sequías si se lo proponía
Si Apolo era así, aquella nombrada su regalo, sería igual de peligrosa, aquella cuya mutación le permitía tener y manipular la energía solar, aquella a la que habían llamado Apollina
Olympia había investigado todas las propiedades del sol. Olympia había descubierto que su poder no se limitaba a la luz solar
A esa que ilumina y trae calor, a esa que podía cegar o quemar a alguien
Olympia estudió su propio cuerpo, solo para darse cuenta de que dentro de ella, cada cierto tiempo ocurrían reacciones termonucleares, tales como las que ocurrían en el sol. Ella era verdaderamente una hija del átomo. Porque las reacciones termonucleares que ocurrían en su cuerpo eran la base entera de su mutación. La energía solar en forma de luz, el calor solar, todo era producto de esas reacciones termonucleares que su cuerpo de alguna manera lograba contener
Así que pensó en las tormentas solares, en toda esa energía solar que podía afectar campos electromagnéticos e incluso causar daños bioquímicos en las personas. Ella sabía que al sol le tomaba 11 años acumular la suficiente energía como para soltar tormentas solares que pudieran dañar, pero si ella lograban crearlas, si ella lograba crearlas causaría incendios, daños bioquímicos y si quisiera una explosión nuclear a nivel mundial, si aprendía a controlarlo, ellos tendrían una oportunidad contra Shaw
Así que eso empezó a hacer, al inicio solo salía la luz solar, esa luz blanca, cegadora y ardiente que siempre había salido. Esa que aprendió a controlar para generar quemaduras y para atravesar objetos
Pero si lo podía hacer solo con ondas, lo lograría
Se regañó a si misma en cuánto supo qué estaba mal y lo supo después de partir uno de los árboles por la mitad
—Tienes miedo —Dijeron tras ella, Charles, claro
—Qué haces aquí?
—Terminamos con Sean y me pareció ver un resplandor enorme viniendo de aquí, llamalo corazonada
—Por qué dices que tengo miedo?
—Por qué viniste a practicar aquí?
—No quiero matarlos si algo sale mal
—No lo harás. Tienes miedo de lo que sabes que puedes hacer, no lo tengas. Deja salir tu poder
Entonces se colocó tras ella, masajeó levemente sus hombros
—Baja las manos, ahí empiezas tus limitaciones, tus poderes vienen de todo tu cuerpo, ya lo pasarás solo a las manos cuando lo domines, ahora esa cantidad de poder es demasiado para concentrarla en un solo lugar
Ella le hizo caso, cerró los ojos y respiró profundo. Charles notó que los estudiantes habían llegado hasta ahí, pero no dijo nada, Charles tenía fe en Olympia, siempre la había tenido
Vio a Erik acercarse demás, supo que estaba preocupado por ella y le alegró que al final Olympia hubiera encontrado alguien que no la lastimara al amarla
—Mi regalo de Apolo —Le susurró en el oído suavemente, ella hizo un sonido para indicarle que lo escuchaba— Desata tu poder
Entonces Olympia abrió los ojos y gritó, al mismo tiempo que unas abrumadoras olas de energía color blanco salían de cada parte de ella. El calor que se sentía era abrumador y las olas de energía se extendían metros delante de ella. Cada árbol que tocaba, lo dejaba hecho cenizas. Cuando Olympia vio lo que estaba pasando rió emocionada y terminó, toda la energía subió y se mezcló con la que venía del astro padre a kilómetros de distancia, parecía que una sequía había afectado todo el tramo de tierra que la energía de Olympia tocó
—Lo logré —Volteó y abrazó a Charles— Charles, lo logré
—Lo hiciste mi regalo de Apolo, siempre lo supe
Entonces todos comenzaron a festejar. A lo lejos Olympia vio a Erik y la mirada llena de orgullo que éste tenía en su cara, acompañada por una sonrisa enorme, eso le alegró por completo la vida
Olympia corrió a Erik y éste la envolvió en un abrazo, un abrazo que nadie vio como algo extraño, nadie notó que se amaban intensamente
—Bien —Dijo Charles con lágrimas de orgullo y felicidad en los ojos— Ya vimos que todos nos podemos superar. Es hora de conseguir todo lo que nos proponemos
Y con el ánimo levantado todos decidieron practicar por última vez en el día
El primero fue Sean. Lo llevaron hasta el satélite y mientras que abajo lo esperaban casi todos, arriba estaban Erik, Olympia, Charles y Hank
—Enserio creen que volaré esta vez? —Cuestionó Sean
—Sin duda alguna —Afirmó Charles
—Claro que sí —Confirmó Olympia
—Confío en ustedes —Les dijo
—Nos honras —Hablaron al unísono
—No confío en él —Señaló a Hank
—No hables —Le indicó Charles a Hank
—Voy a morir —Dijo mirando la enorme distancia
—No te obligaremos a hacer nada que no quieras —Lo tranquilizó Charles
—Dejame ayudarte —Dijo Erik y lo empujó
—ERIK —Gritaron Charles y Olympia enojados, asomándose en busca de Sean
Pero lo logró, incluso comenzó a planear y a llegar más lejos
Charles miró a Erik con una sonrisa, pero lo regañaba con la mirada
—Qué? —Se quejó con diversión él— Sabes que estabas pensando lo mismo
Olympia podría morir ahí mismo al ver a Erik reír con felicidad y ver que esa felicidad y diversión llegaba a sus ojos. Se acercó y depositó un beso en su mejilla
—Bien hecho —Le dijo y él la abrazó por la cintura acercándola a él, Charles la miró mal— Qué? Yo sí tenía ganas de hacerlo
Charles rió y negó con la cabeza
—Vayamos con Alex
—Hecho
—Te veo luego hermosa —Dijo Erik tomándola de la mano
—Deberías de pensar en las consecuencias de tu campo magnético siendo demasiado fuerte —Regañó Olympia que se había puesto roja en cuanto Erik tomó su mano
—Enserio acabas de coquetear usando mi mutación como metáfora? —Preguntó Erik con una sonrisa
—No es mi culpa que quede tan bien, literal y metafóricamente
Erik rió y soltó la mano de Olympia
Olympia se despidió de Erik con un suave y corto beso y le prometió verlo después
Bajaron hasta el búnker entre risas y bromas, como en los viejos tiempos, como cuando solo eran ellos y Raven contra el mundo
Colocaron la X en el maniquí
—Intenta darle a la X sin darnos a nosotros —Ánimo Charles
—Enserio? —Les preguntó Alex incrédulo
—Sí, tenemos total y absoluta fe en ti —Afirmó Olympia
Hank se movió, pero Olympia tomó su lugar
Alex disparó y lo logró, Olympia corrió a abrazarlo
—Te dije
—Sigo siendo un Bozo, Alex? —Se burló Hank
—Sí Hank, sigues siendo un Bozo, pero buen trabajo
Faltaba alguien más que había pedido la ayuda para desafiarse a sí mismo, Erik
Hola!!! Espero que les este gustando. No olviden votar y comentar. Gracias por leer y nos vemos el miércoles
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Inside my DNA | Erik Lehnsherr |
Fiksi PenggemarErik Lehnsherr, el mutante lleno de odio y venganza Olympia Madden, la mutante llena de esperanza y emoción Casualidad, destino, ya no importaba, porque ellos dos ya se habían encontrado y las piezas habían comenzado a girar