A Cuba

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Olympia se sentó un poco alejada de donde Charles y Erik practicaban, no se sorprendió cuando vio a Charles bajar el arma

No estaba escuchando qué estaba pasando, pero supo qué iba a pasar cuando se acercaron al satélite

Olympia sabía que Erik podía, lo había visto detener un submarino, sin embargo Erik trató y no lo logró

Vio a Charles mover los dedos y a Erik asentir, poco después, Charles bajó la mano y ambos se miraron fijamente

—No sabía que aún la tenía —Confesó Erik después de esa memoria

—Hay mucho más en ti que no sabes —Le dijo Charles— No solo dolor e ira, hay bien también, lo sentí. Y no soy él único que lo sabe —Señaló con la cabeza a Olympia

Erik volteó a verla y ella le dedicó una sonrisa llena de cariño y de fe

—Cuando puedas acceder a todo eso, tendrás un poder que nadie puede igualar, ni siquiera yo, u Olympia. Así que vamos —Palmeó su brazo— Trata de nuevo

Erik comenzó a mover el satélite poco a poco, hasta que finalmente quedó en dirección a ellos. Ambos rieron

—Bien hecho —Felicitó Charles palmeando su brazo con alegría

Erik sintió un peso sobre él, Olympia había corrido hasta ahí y saltado en su espalda para abrazarlo. Erik tomó las piernas de Olympia para que no se cayera y Olympia lo abrazó por el cuello

—Lo sabía —Le dijo con alegría antes de depositar un beso en su mejilla y recargar su cabeza en el hombro de Erik

—OIGAN —Llamó Moira desde la ventana— EL PRESIDENTE HARÁ SU DECLARACIÓN

Los tres comenzaron a ir hacía allá, Erik aún llevaba a Olympia en la espalda, antes de entrar a la mansión Olympia se bajó

Se reunieron todos frente al televisor. Cada palabra que el presidente decía se oía amarga para Olympia, las tres semanas llenas de entrenamientos y felicidad se irían

—Ahí es dónde encontraremos a Shaw —Afirmó Erik

—Cómo sabes? —Le preguntó Alex

—Dos superpotencias enfrentándose y él quiere iniciar la tercera guerra mundial —Dijo Charles— No va a dejar nada a la suerte

—Se acabó la diplomacia —Confirmó Olympia

—Les sugiero que tengan una buena noche de sueño —Les dijo Erik, rozó la mano de Olympia y salió de ahí

Olympia tomó ese acto como una invitación a acompañarlo

Se sentaron frente a frente en la habitación de Olympia

—Después de Cuba a dónde iremos? —Cuestionó Erik con las manos de Olympia entre las suyas

—No lo se, pero estoy muy feliz por poder terminar todo esto, podremos dormir tranquilos

Erik depositó un beso en la cabeza de Olympia

—Estaremos tranquilos

—Iré a tomar una ducha —Anunció Olympia— Necesitaré estar relajada mañana

Olympia entró al baño

—Iré a jugar ajedrez con Charles —Le avisó Erik

Entonces Olympia escuchó la puerta, Olympia se tomó su tiempo, le extrañó que jugaran en la habitación de Erik, porque no mucho después de que Erik saliera de su habitación escuchó la de él abrirse, aún así no le tomó importancia, se puso su bata y se acostó a leer en su cama

Más tarde volvió a escuchar la puerta, había pasado mucho tiempo, pero asumió que era Charles saliendo, quiso visitar a Erik, así que se puso su camisón y abrió la puerta. Mientras ella abría la puerta escuchó la de Erik una vez más, solo que al levantar la mirada con una sonrisa al pensar que era Erik con la misma idea que ella, se encontró a Raven, desnuda, no le tomó la menor importancia al ver que estaba en su forma natural, estaba desnuda, saliendo de la habitación de Erik

—Hola Ly —Saludó ella

—Hola Raven —Saludó aguantando las lágrimas, se recordó que no era culpa de Raven, que ella no tenía idea de lo suyo con Erik

Se apresuró a salir y a buscar a Charles

Lo encontró en la cocina, de inmediato corrió a él y se refugió en sus brazos, comenzó a llorar en cuanto Charles le regresó el abrazo

—Qué pasó mi regalo de Apolo? —Le cuestionó con dolor físico y emocional al verla en tal estado

—Erik —Fue lo único que logró decir entre el llanto

Charles la apretó aún más en el abrazo y besó su cabeza. Charles asumió que ella también había intentado evitar que matara a Shaw y no lo había conseguido

—Todo va a estar bien mi regalo de Apolo —Murmuró en su oído una y otra vez

Condujo a Olympia hasta sentarse y la siguió abrazando ahí, hasta que su llanto dejó dejo de oírse y lo único que necesitaba era que Charles la siguiera abrazando y reconfortando

—Sabes? A veces me pregunto cómo hubiera sido mi vida si no me hubieras encontrado aquí esa noche —Escucharon a Raven, ambos se separaron y la voltearon a ver, ella seguía sin ropa

—Ahh, por Dios, Raven, dónde esta tu ropa? Ponte algo de ropa —Pidió avergonzado y apartando la mirada

—Eso no es lo que dijiste cuando me viste por primera vez —Dijo ella sentándose frente a ellos— Pero las mascotas siempre son más lindas cuando son pequeñas, verdad?

—Raven, no se qué se te metió en la cabeza —Dijo Charles sin soltar del abrazo a Olympia— Creí que estarías de buen humor, Hank me dijo que encontró la respuesta a tu problema de estética

Olympia reaccionó de inmediato

—Tú no tienes ningún problema de estética Raven —Aseguró y miró mal a Charles— Eres hermosa y perfecta

—Saben qué? —Les dijo enojada— Solía creer que seríamos ustedes y yo contra el mundo, pero no importa qué pase ustedes no quieren estar contra el mundo, quieren pertenecer a él

Entonces se levantó y se fue

—Qué le esta pasando últimamente? —Se cuestionó Charles

—No lo se —Confesó Olympia— Creí que estar con más mutantes nos haría bien a los tres

—Sí, también yo

Olympia recargó su cabeza en el hombro de Charles

—Sí era mucho más fácil antes

Charles recargó su cabeza en la de Olympia

—Lo era mi hermoso regalo de Apolo



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Inside my DNA | Erik Lehnsherr | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora