Una mejor manera

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Entonces llegaron a ver a varios policías, todos rodeaban a Nina. Llevaban armas de madera y una soga

Se acercaron lentamente, aunque Olympia comenzaba a sentir su temperamento arder al ver a su hija en esa situación

—Nina, estás bien? —Le preguntó Erik en polaco para no alterar a los policías

—Esta bien —Le respondió uno

—Quiero que me lo diga ella —Se metió Olympia acercándose hasta estar junto a Erik— Estás bien, mi niña?

Nina asintió

—Dejenla ir —Ordenó Olympia

—Lo haremos —Aseguró el oficial— Solo queremos hablar

—No traen sus placas —Notó Erik

—Nada de metal —Le informó otro guardia

Olympia supo entonces por qué estaban ahí y supo que todo se iría a la mierda, ella siempre cargaba un collar de metal con ella, por si Erik y ella lo necesitaban, sin contar el guardapelo de Nina

—Algunos hombres en la fábrica dicen que vieron algo hoy —Comenzó el oficial— Algo que no tuvo sentido

—Bajen sus armas —Pidió Erik

—Haz sido un buen ciudadano Henryk, y tú también Olisa, buenos vecinos, buenos trabajadores. Quiero creer que eso es quiénes son

—Eso somos —Dijo Olympia— Eso seguiremos siendo

—Pero nadie en el pueblo los conoce de verdad —Siguió el oficial

—Sí lo hacen —Dijo Erik con la voz un poco entrecortada por la desesperación— Soy Henryk Gurzsky, ella es mi esposa Olisa Gurzsky. Jakob, hemos cenado en tu casa

—Y estuvieron mintiendo todo el tiempo —Les reclamó Jakob— Llevé un asesino a mi casa

—Son éstos? —Cuestionó el oficial y les mostró una página del periódico, una dónde se veían ambos en Washington— Son a los que llaman Magneto y Apollina?

Erik y Olympia compartieron una mirada

—Llevenme a mi —Pidió Erik— Por favor, solo dejen ir a mi hija y a mi esposa. Ella luchó por ustedes

El oficial bajó la hoja de periódico y quitó la mano del hombro de Nina. Erik volteó a ver a Olympia

—La siguiente vez —Le prometió

—La siguiente vez —Afirmó ella con lágrimas en los ojos

Erik comenzó a alejarse de ella y Nina a acercarse, los dos grandes amores de su vida se encontraron a medio camino. Erik se arrodilló a la altura de Nina y la abrazó

—Ve con tu madre —Le dijo cuando la soltó

Nina corrió a ella y la abrazó, Olympia no dudo en regresar el abrazo ya llorando. Nina comenzó a llorar y estirar la mano hacía Erik

—POR FAVOR —Pidió Nina viendo como ataban las manos de Erik tras su espalda, él también tenía lágrimas en los ojos— NO ME DEJES, NO VOY A DEJAR QUE TE LLEVEN

—Nina, mi amor, Nina, calma por favor —Suplicó Olympia contra su cabello

Pero entonces los cuervos volvieron a sonar, cada vez más y más cerca

—Nina, mi amor, por favor calma —Le pidió arrodillándose a su lado, pero Nina no hacía caso y no la culpaba

Los cuervos comenzaron a atacar a los oficiales. Olympia se levantó apartándose de Nina, lanzando rayos de luz a los cuervos, solo para alejarlos, sabía que si los cuervos dañaban a los oficiales también se la querrían llevar a ella

Olympia se arrepentiría de haberse apartado de Nina el resto de su vida. Escuchó la flecha surcando el aire y justo a su lado, escuchó como impactaba en su hija, en su pequeña bebé

—NINA —Gritó Olympia y la tomó antes de que cayera, pero era tarde, la flecha había atravesado su corazón, Nina había muerto al instante

Sintió a Erik llegar con ellas y abrazar a Nina

—No, no —Repetía una y otra vez Erik, Olympia no podía hablar, todo dolía, todo estaba borroso— Por favor, por favor, mi bebé

Erik y Olympia abrazaban el cuerpo de Nina y lloraban con el mayor de los dolores, repetían una y otra vez "nuestra bebé"

La primera en reaccionar fue Olympia, su bebé ya no iba a regresar y ella lo había dicho una vez, ella sabía que podía hacer algo peor, aún así, eligió la mejor manera

—Erik, Erik —Llamó entre el llanto y tomó las mejillas de Erik— No va volver, nuestra bebé no va a volver

Entonces se quitó el collar que llevaba y se lo entregó en la mano a Erik, ambos aún lloraban

—No va a volver —Se lamentó de nuevo

Ambos se levantaron con cuidado, dejando el cuerpo de Nina en el suelo

—Lo... Lo lamentamos mucho —Aseguró con honestidad el oficial— Pero, estoy seguro de que, de que hay una mejor manera de arreglar esto, no es así? Apollina?

—Tienes razón —Dijo ella con coraje, aún llorando— Hay una mejor manera y ya la elegí, podría ir y matar a sus familias enteras, podría hacer eso, pero decidí usar la mejor manera y ser piadosa. Hoy solo mueren ustedes

En cuánto terminó de hablar, Erik soltó el collar y éste atravesó el cuello de algunos oficiales, los otros se vieron quemados por Olympia

Cuando el inmenso calor se fue y el collar regresó a manos de Erik, ambos se abrazaron y lloraron, gritaron. Olympia dejó salir una llamarada solar dejando al menos una hectárea del bosque hecho cenizas y otra quemándose

Ellos sabían a dónde tenían que ir después y en silencio, lo hicieron. Tomados de la mano caminaron hasta la fábrica, Erik abrió la puerta sin problema alguno

Cuando entraron Erik cerró todas las puertas, dejándolos sin posibilidad de huir. Olympia comenzó a sacar ondas de calor, elevando la temperatura poco a poco, haciendo que se sintieran sofocados

—Algunos de ustedes hablaron con la policía —Dijo Erik— Acerca de lo que creen que vieron aquí ayer. Quieren conocer mis poderes? Saber quién soy? Ver qué es lo que puedo hacer? Les mostraré

Los hombres comenzaban a caer de rodillas ante la cantidad de aire caliente que respiraban

—Piensen en la persona que aman más en el mundo. Su esposa, su madre, su hija, ahora esa persona va a saber lo que es perder a alguien que amas y vivir con ese dolor, por siempre

—Henryk, Olisa, por favor, no hagan esto —Pidió un trabajador del que Olympia ya no le importaba su nombre

—Mi nombre no es Henryk —Se negó— Mi nombre es Magneto

Las máquinas comenzaron a moverse y caer sobre ellos. Olympia quemaba lentamente a otros

Hasta que no quedó nadie

Cayeron al suelo, agotados y llorando. Cuando un portal apareció y por el, cuatro mutantes

—Alejense —Advirtió Erik— No enfrentaremos consecuencias por matar a estos hombres

El que era color azul habló

—No estoy aquí por ellos, estoy aquí por ustedes

El portal volvió a abrirse y él les habló

—Vengan a verlo

Erik dudaba, pero lo estaba considerando

—Erik, Erik, no, ya nos vengamos de los responsables, no tenemos que dañar a nadie más —Suplicó entre el llanto— Erik, por favor vamos a casa, sabes a dónde tenemos que ir. Erik

—Perdón Olympia, pero la vida se ha encargado de mostrarme que esto es lo que quiere de mi, esto es lo que soy

—Erik


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Inside my DNA | Erik Lehnsherr | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora