Los centinelas habían empezado a volar, no solo a flotar, se estaban moviendo, eso no le gustó a Olympia
Entonces apuntaron y comenzaron a disparar a diestra y siniestra, el caos comenzó y la gente comenzó a correr, perdieron de vista a Raven y eran empujados de un lado a otro por gente tratando de salir de ahí
Olympia fue empujada y su cabeza chocó contra un auto que se había volcado. Cerró los ojos un momento por el impacto. Cuando los abrió vio al cielo, el cielo cubierto por un estadio y en medio de este, Erik Lehnsherr
Olympia no pudo evitar sorprenderse por el poder que Erik seguía creciendo y evolucionando, pero nuevamente, no pudo evitar decepcionarse. Erik se lo había advertido, iba a volver a pasar y ella se lo había prometido, la siguiente vez se irían juntos
Los centinelas volaron hasta colocarse a lado de Erik, Olympia asumió que en algún momento tuvo acceso a ellos y les metió metal, alabó la inteligencia de Erik
Pensó que si Erik no estuviera tan sediento de venganza hubiera podido ser un gran plan. Controlarlos y demostrar que no eran seguros, que atacaban humanos, pero Erik quería que supieran que eran los mutantes, Erik quería que los humanos tuvieran tanto miedo de los mutantes como los mutantes lo tuvieron antes de morir
Entonces Erik aterrizó el estadio justo a los alrededores de la casa blanca, colocó a los centinelas sobre éste, apuntando al exterior y la encontró, hizo contacto visual con Olympia
***
—Esta bien todo el mundo? —Preguntó Storm una vez que vieron que la amenaza había pasado
—Casí —Dijo en un quejido Olympia, un pedazo de metal que Erik no había alcanzado a detener a tiempo se había enterrado en su vientre
—Olympia —De inmediato Erik la tomó en sus brazos— Perdón, te fallé
—Claro que no, Erik. Morir en brazos del amor de tu vida es muy romántico si me lo preguntas, siempre quise una muerte romántica
Cuando Olympia quiso acercarse más a Erik notó que un trozo de metal también estaba dentro suyo
—Erik...
—Qué te parece si nos vamos en los brazos del otro?
—Hay que cuidarlos primero —Sonrió Olympia
Erik reforzó la puerta con todo el metal que pudo sentir, después ambos entraron por el portal. Cayeron en el piso tan pronto como entraron, ante la mirada horrorizada de Charles
—Tranquilo —Le sonrió Olympia— Vamos a estar bien
—Ellos lo lograrán —Dijo Erik— Esto nunca habrá pasado
***
Olympia encontró a Hank y a Logan, cuando Erik los vio, envió a dos centinelas
—Hagan lo que están hechos para hacer —Les ordenó
Mientras Hank y Logan se encargaban de uno, Olympia decidió hacer algo que no había hecho en mucho tiempo, una llamarada solar. Se concentró a pesar del dolor de cabeza que seguía creciendo después del golpe con el auto. Entonces una gran ola de luz blanca salió desprendida de ella. El pasto se secó, todo cuánto tocó quedó pulverizado y tuvo el placer de ver cómo el centinela se hacía cenizas poco a poco
Se tambaleó un poco después de eso, pues le consumía mucha energía, aún así se incorporó y comenzó a caminar hacía Erik
—ERIK —Le gritó y sentía que se desgarraba la garganta ante cada grito
Él volteó a verla, mientras la casa blanca se despedazaba y la bóveda de seguridad caía ante ellos. El poder de Erik nunca dejaba de sorprenderla, pero ella seguía teniendo esperanza, seguía teniendo fe en él y si él no se detenía, ella lo haría
Las armas que estaban en manos de los oficiales y del servicio secreto volaron hasta colocarse a lado de Erik, parecía un deja vu, exacto a lo que había pasado en Cuba. Esta vez Olympia no dejaría que se repitiera la historia
Aún bajo la mirada de Erik, ella caminó hasta pararse frente a los humanos en la bóveda de seguridad
Erik la miró con decepción y luego volteó las cámaras hacía ellos
—Construyeron estas armas para destruirnos —Comenzó— Por qué? Porque están asustados de nuestros dones, porque somos diferentes. La humanidad siempre ha temido lo que es diferente, pero estoy aquí para decirles, para decirle al mundo, tienen razón en temernos. Somos el futuro, somos aquellos que heredarán el mundo y cualquiera que se meta en nuestro camino, va a sufrir la misma suerte que estos hombres aquí. Hoy se suponía que sería una desplegada de su poder, en su lugar, yo les di una pequeña probada de la destrucción que mi raza puede desatar en la suya. Dejen que esto sea un aviso para el mundo y para mis hermanos y hermanas mutantes allá afuera, les digo esto. No más enconderse, no más sufrimiento, han vivido en las sombras, miedo y vergüenza por mucho tiempo, salgan, unanse a mi, luchemos juntos en una hermandad de nuestra especie. El nuevo mañana, empieza hoy
—Y qué pasa conmigo? —Preguntó Olympia dando un paso al frente, llamando la atención de Erik— Qué pasa con los mutantes que se niegan a luchar contra los humanos? Los mutantes que sabemos que hay una mejor manera
—Olympia —Comenzó Erik
—No, te dejé hablar, te dejé darle tu mensaje al mundo, ahora dejame hacer lo mismo. Qué pasa con los cientos de mutantes que son malditamente poderosos y que usarán ese poder para proteger a los humanos de mutantes como tú? Aquellos mutantes que lucharemos a muerte para proteger a los humanos porque creemos en ellos. Porque los mutantes sabemos que es nuestro deber proteger a todo ser vivo en este planeta, que dominando todo no seremos los reyes del mundo, sino los causantes de su destrucción. Yo tengo fe en que los humanos y mutantes podemos convivir en paz, lo hemos hecho por décadas. Ahora la caja de Pandora esta abierta y los humanos saben que existimos, pero no importa. Yo tengo fe en la humanidad y tengo fe en mis hermanos y hermanas mutantes. Yo se que hay una mejor manera. Y Erik Lehnsherr, Magneto, como prefieras, voy a pelear con cada músculo, cada hueso, cada gota de sangre y cada pizca de mi ADN por proteger a la humanidad, y sabes que es lo mejor? Que se que no soy la única. Así que adelante, dispara primero, pero te regresaré el golpe
Hola!!! Espero que les este gustando. No olviden votar y comentar. Gracias por leer y nos vemos el viernes
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Inside my DNA | Erik Lehnsherr |
FanficErik Lehnsherr, el mutante lleno de odio y venganza Olympia Madden, la mutante llena de esperanza y emoción Casualidad, destino, ya no importaba, porque ellos dos ya se habían encontrado y las piezas habían comenzado a girar