Capítulo XXIII.

42K 2.2K 782
                                    

Capítulo 23 | Un placer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 23 | Un placer.

Desperté sintiendo una especie de pecho como almohada.

Me removí un poco, abriendo mis ojos con demasiada lentitud. Los rayos de sol iluminaron mi rostro causándome una mueca que no pude ocultar.

Mis brazos se encontraban rodeando ese torso, y a pesar de que yo no abrazaba nada al dormir, comprendí que era porque nos encontrábamos en un espacio muy pequeño y si me movía mucho, podía caer.

Parpadeé un par de veces hasta que pude abrir los ojos, la luz me incomodó tanto que tuve que mover la cabeza para que no me diera de lleno en el rostro.

Me incorporé tan sólo un poco. Pude percibir el pecho que me encontraba abrazando. Había unos brazos en mi cintura, teniéndome con algo de firmeza.

Literalmente yo estaba sobre Elliot, con mis piernas enlazadas a las suyas, y los dos nos abrazábamos. Por el entumecimiento de mis articulaciones, pude deducir que nos habíamos quedado así toda la noche.

Me tomé unos segundos para verlo. Completamente relajado en un sueño profundo como si nada pudiera despertarlo. Sus largas pestañas chocaban con sus pómulos, y su respiración era pesada y tranquila.

¿Quién iba a decir que aparenta ser un hombre serio por su papel como capitán, cuando en realidad no deja de coquetearme cada vez que me mira?

¿Quién iba a decir que por un simple trato terminaríamos en estas circunstancias?

Solté un profundo respiro, y entonces, palmeé su mejilla

Hizo una mueca, removiéndose para después empezar a abrir los ojos. Me mantuve en la misma posición, en lo que él terminaba de desperezarse, cayendo en cuenta de la realidad en la que estábamos.

Aclaró su garganta, frotándose la cara

—Y justo cuando creí que me despertarías con un beso —bromeó

—¿Por qué estamos juntos? —pregunté—. ¿Aquí?

—Nos quedamos dormidos.

—¿Así que fue tu idea?

Se rio

—Cariño, si hubiese sido mi idea, al menos te habría llevado a mi cama, ¿no lo crees?

Me encogí de hombros

Es un buen punto.

Me miró al sonreír. Mantuvo sus brazos en la misma posición, únicamente cambió en el hecho en el que comenzó a trazar círculos distraídos en la piel descubierta de mi abdomen. Aprovechó la cercanía para dejar un suave beso en mi mejilla

Mi piel se erizó al instante

—Deberíamos darnos los buenos días como se debe, ¿no te parece?

Sostuve su mandíbula con una de mis manos

El brillo de las estrellas✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora