Capítulo V.

41.1K 2.5K 968
                                    

Capítulo 5 | ¿Es ella?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 5 | ¿Es ella?

10 de febrero

Los primeros días viviendo aquí no parecían ser tan malos.

Lo cual me hacía cuestionarme si de verdad estaba hablando enserio, o simplemente el dolor en mi cabeza me estaba pasando factura. Porque enserio, Elliot era un fastidio, queriendo competir todo el tiempo conmigo como si eso pudiera demostrarle que hice trampa.

Sí, hago trampa.

Pero no lo admitiré para que después me abrume con sus estupideces.

El punto es que, llevo poco tiempo compartiendo un departamento con él y ya siento que me arrepiento. Lo que también me lleva a deducir, que necesito buscar otro lugar donde pueda vivir. Quizás en el próximo semestre cuando algunos abandonen su carrera.

A decir verdad, sucede con frecuencia.

Me cepillé los dientes normalmente, al terminar, escupí la crema y me lavé la boca con mucha agua. Luego, me sequé con una toalla a un lado y me miré al espejo. Tomé mi kit de maquillaje con lo poco que usaba de vez en cuando y me peiné las pestañas para hacerlas notar.

Las pecas en mi rostro nunca podía ocultarlas así que ni siquiera lo intentaba. Y antes de poder estar lista por completo, oí unos toques en la puerta

—¿Alisson?

—¿Sí? —le respondí con cortesía, al darme cuenta de que se trataba de Ethan. El único que me caía bien de los dos

—Ahm... ¿necesitas que te lleve a algún lugar? Debo tomar una clase, quizá pueda dejarte en tu edificio.

Sonreí un poco. Sin embargo, moví mi cabeza al negar, aunque no pudiera verme

—Estoy bien, no te preocupes.

—Vale. Hay desayuno en la estufa.

—Gracias, Ethan.

—Te veo luego.

Esperé un momento, riñéndome a mí misma, pues debía tomar una clase lo más temprano posible. Y aquí estaba, perdiendo el tiempo.

Cuando estuve bien lista, entonces recogí mis cosas y me apresuré.

Salí de mi habitación, yéndome directo a la cocina, pues sí debía comer algo. Serví un poco de huevos en un plato y me los comí velozmente. Tomé algo de zumo de naranja, guardé una manzana en mi bolso, para entonces, disponerme a salir. 

—¿Sigues aquí?

Di un brusco respingo al oír esa voz, causando que se me cayera lo que tenía en la mano. Bufé, tomándolo rápidamente para guardarlo

—¿Por qué te asustas? —oí pasos, hasta acercarse a mí—. No soy feo, ¿verdad? ¿O es que te atrapé haciendo algo ilegal?

—Para que veas que solo oír tu voz me asusta —bromeé, girando para encontrarlo mirándome—. ¿Qué?

El brillo de las estrellas✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora