Capítulo XXXIII

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Capítulo 33 | Se acabó

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Capítulo 33 | Se acabó

14 de octubre

Mis ojos se abrieron abruptamente, como si una pesadilla me hubiese hecho despertar de un tirón. Me incorporé en la superficie acolchada, miré hacia todos lados mientras intentaba recuperar mi respiración.

No conocía este espacio, de hecho, el cuarto era completamente distinto al cuarto en el que me acostumbré a estar desde que me mudé con los Cox.

Ah claro, ya no vivía allí.

Me pasé una mano por el rostro, limpiando la flojera

Se me olvidó la parte en la que luego de terminar con Elliot al día siguiente tomé mis cosas y busqué otro lugar donde hospedarme. No iba a ser cómodo para ninguno estar compartiendo la misma vivienda luego de lo que pasó. 

En realidad, ni siquiera tenía la valentía de verlo a los ojos.

No había sabido nada de él desde entonces, y me estaba enloqueciendo la idea a pesar de que nada más habían pasado cuatro días. Todo era frustrante, abrumador solamente pensar en cómo algo tan lindo puede terminar en un segundo, sin posibilidades de cambiarlo.

¿Cómo era que hace unos días estaba haciendo planes para nuestro primer aniversario y ahora estaba segura de que ese día no llegaría?

Mierda

¿Era normal sentirse así de mal?

Bueno, relativamente fue mi culpa.

Así que sí.

Con un suspiro, saqué mis piernas y rebusqué mis pantuflas, me las puse y me levanté de allí de camino al baño. Luego de cepillarme los dientes, limpiar mi rostro, y demás cosas que hacía, salí de camino a la sala. Apenas abrí la puerta de la habitación, un movimiento brusco proveniente de la cocina me alarmó.

En segundos, empezó a oler a quemado.

Abrí mis ojos con sorpresa, pues el humo era notorio. Salí a pasos rápidos metiéndome allí, empecé a toser. Me apresuré a abrir las ventanas y apagar todo lo que pudiera ocasionar un incendio. Resultó ser una jarra que tenía leche que ahora mismo ya no existía.

—Carajo —susurré

—Oh, mierda —pronunció una voz a mis espaldas. Me giré, encontrándomela con rulos en todo su cabello—. Solo fui cinco minutos a ponerme una blusa.

Estaba en bragas

—Tyra, ¿cómo...? ¿Cómo dejas la estufa encendida si vas a tardar horas?

—Dije cinco minutos —remarcó

—Casi incendias todo el maldito departamento.

—No exageres —rodó los ojos—. Además, no es la primera vez que me pasa. Si empiezo a ver llamas por el suelo solo debo llamar al 912

El brillo de las estrellas✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora