Capítulo XXII.

41.3K 2.3K 697
                                    

Capítulo 22 | Descansa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 22 | Descansa

17 de junio

Felicidad. Esa era la palabra que describía la situación.

Estar en la universidad no era tan complicado, estudiar sí, pero para mi buena suerte, y la de muchos, las vacaciones habían llegado para alegrar mi vida, alma y corazón. Por fin, después de tantos días ajetreados, era libre.

Por poco tiempo, claro. 

Bueno, algo es algo.

Mi primer domingo sabiendo que mañana no debía madrugar a clases se sentía como si la tranquilidad fuese mi mejor amiga. Incluso el clima se había puesto de mi lado cuando noté el cielo despejado, los pajaritos cantando y las brisas de aire fresco revolviéndome el cabello.

Mi padre también nos había dado una semana de descanso. No era mucho tiempo debido a que tenemos que entrar a la semifinal y necesitamos entrenar duro. Al menos teníamos siete días para relajarnos.

Así que el día de hoy empezó sorpresivamente bien.

Me levanté a eso de las ocho de la mañana, mi cuerpo se estiró en el colchón con bastante flojera como si fuese un gato. Restregué mis ojos con el dorso de mi mano, me mantuve una buena cantidad de tiempo viendo hacia el techo, y finalmente decidí que era mejor levantarme.

Mi humor era bastante bueno. Por lo tanto, tarareé una canción mientras me duchaba con agua fría para despertarme. Cepillé mis dientes, arreglé mi cabello, aprovechando las tijeras a un lado para cortármelo un poco. Mi madre se encargaba, pero no creía soportar más hasta el próximo fin de semana, entonces solo corté algunas puntas y un poco el mechón que caía en mi frente.

No creo que se enfade. Además, tampoco pienso admitir en voz alta que mi mamá aún es quien me corta el cabello como si tuviera diez años.

Me tomé mi tiempo con total tranquilidad. Cuando terminé entonces salí del baño de camino al closet por algo de vestir. Sin embargo, en el momento en el que mi cuerpo desnudo solo con una toalla de mi cintura salió del cuarto, la puerta de la habitación se abrió abruptamente.

—Elliot, quería saber si...

Se quedó en completo silencio cuando me vio.

¿Era yo o Roxy se había puesto roja como un tomate en menos de un segundo?

Quizá podría sacar ventaja de la situación. Un poquito.

No me moví, de hecho, creo que mi respiración se atascó en el momento en el que sus ojos celestes escudriñaron toda mi figura, parte por parte. No era la primera vez que me veía sin camisa. Aun así, era la primera vez que se daba cuenta de que solo una toalla tapaba el resto de mí.

Aproveché el momento para cruzar los brazos sobre mi pecho, enarcando una ceja en su dirección. Sus ojos se fueron a ese solo movimiento, pues gracias a la posición mis músculos fueron aún más notorios, se fijó en mis fornidos brazos, casi sin ser consciente de que lo hacía.

El brillo de las estrellas✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora