Capítulo XXXIV.

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Capítulo 34 | Feliz cumpleaños

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Capítulo 34 | Feliz cumpleaños

20 de octubre

El silencio en la habitación era motivo suficiente para que pudiera dormir cómodamente, con la cara pegada en la almohada, boca abajo, respirando pesadamente. Un poco de brisa fresca se colaba por la ventana, lo cual le venía muy bien a mi espalda descubierta.

Empecé a fruncir el ceño entre sueños, pues ya sabía que estaba despierto, sin embargo, la flojera de abrir los párpados me impidió levantarme. Torpemente, mi mano tanteó un poco el espacio a mi lado, y al instante, me causó una decepción, pues no había un cuerpo para abrazar.

Alisson

Mierda, no podía sacarla de mi cabeza, la tenía allí todo el tiempo en todo momento, por más que me haya lastimado con sus palabras, no había día en que no imaginara tenerla otra vez entre mis brazos.

Solté un profundo suspiro

¿Había sido un poco grosero?

No podía eliminar la idea

Aunque... no.

Ella no quería tenerme cerca, ¿por qué yo tendría que haberla buscado en estos días que han pasado?

Después de todo no fui yo quien decidió mandar todo al demonio.

Pensarlo hacía que la decepción creciera en mi pecho. Preferí no hacerlo, mejor restregué mi mejilla en la superficie, relajando la tensión de mi cuerpo para volver a dormir.

Liberé una bocanada de aire.

Digamos que eso tampoco fue suficiente para irme a los brazos de Morfeo. Porque en ese momento, escuché algo parecido a pasos acercándose. Mis oídos captaron lo que parecían ser susurros demasiado bajos. Entonces, mi mente trabajó muy rápido en identificar las voces.

Pero no pude hacerlo.

Definitivamente no era Ethan, ¿entonces...? ¿Quién había venido a perturbar mi sueño desde tan temprano? Estaba seguro de que debían ser las seis de la mañana.

Cerré mis ojos con más fuerza cuando oí la puerta abriéndose. Los susurros se intensificaron y las pisadas fueron calculadas, como si intentaran ser cautelosos para no despertarme.

Ahora que lo recuerdo, solo hay una vez al año que algo así sucede.

¿Era posible que hoy fuese...?

—¡Feliz cumpleaños!

El grito causó que mi cuerpo entero diera un salto alto, tenía la mejilla pegada al borde de la cama, por lo tanto, en menos de un segundo había sentido el impacto de todo yo cayendo al suelo de un golpe certero.

—Au —murmuré

—¿De nuevo? —oí la voz de mamá—. A la próxima vamos a tener que atarte a la cama.

El brillo de las estrellas✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora