¿Amigos?
Dejando de lado su café caliente y las notas de su libreta, Leah miró su dona a medio morder y suspiró, quitando los lentes que tenia puestos y dando un pequeño masaje a su frente. No había dormido. La noche anterior había sido todo menos reconfortante para ella o para Madara, más preguntas se generaron de las que lograron responderse y eso fastidiaba a los dos. Aun después de aquella larga noche. Durante ese tiempo el pensamiento de encontrar otro lugar donde quedarse la rondaba, sintiendo como el alcohol ya era pasado en su sistema, pero se sintió incapaz de dejar aquel hombre solo. Hubieron lagrimas, si, pero no necesariamente de ella.―Buenos días...
Leah miró sobre su hombro, observando de forma rápida a Madara detrás suya. Sonrió levemente en respuesta, se miraba falsa.
―No planeaba quedarme, sólo... ―Ahora se encontraba frente a ella, sin intención de sentarse.― Quería decirte que puedes quedarte en la suite.
―No será necesario, me iré yo, estoy segura de que aun hay habitaciones aquí.
―Insisto, de hecho yo ya me voy.
Aquello logró separar la mirada de su libreta, sintiéndose obligada a verlo. Su nariz estaba roja, sus ojos se veían pequeños y su rostro no podía ser más triste, de lejos se notaba que el había continuado llorando, y aparentemente no le importaba que la gente se diese cuenta. Leah sonrió genuinamente ante eso.
―¿No dijiste que regresarías?
―Eh... si, lo haré, pero creo que debo darte tu espacio y yo necesito el mío ¿No crees?
El corazón de la chica volvía a latir al mismo ritmo, relajada y aliviada, ella quería que Madara regresara a Japón.
―Gracias. ―Leah tomó su mano sobre la mesa en un gesto de gratitud, cosa que hizo temblar a Madara levemente.― No debemos dejar que el pasado nos corrompa ¿Quién dice que no podemos ser amigos?
El de mirada ónix, apretó levemente su agarre, por alguna razón volvía a sentir la enorme distancia que había entre ellos, ser amigos era algo que terminaba con su cabeza, y ella estaba igual.
―Supongo que si...
Esto no era una despedida de lo que hace 8 años había pasado, era un nueva puerta la cual Madara se encargaría de abrir.
Sonrió hasta ella.
...
La noche era demasiado fría y obscura. Madara se removió de la cama individual en la que estaba. Después de todo Leah había aceptado la suite, pensando que Madara iría a algún hotel de 5 estrellas a pasar la noche como él le había dicho, pero este sin querer alejarse mucho de ella, se decidió por quedarse en lo que hubiese disponible.
Con impaciencia tomó su celular mirando la hora. 2:30 de la madrugada. Seguía sin dormir. Brevemente se levantó de la incomoda cama, yendo hasta su portátil la cual se encontraba en el pequeño escritorio de la habitación, lo único bueno que poseía era el pequeño balcón con un juego de desayunador. Llegó hasta este, colocando el portátil sobre la mesa, abriéndolo y sacando una cajetilla de cigarros que había guardado en su bolsillo, se detuvo a mirarlo un momento.
―Ella lo odiaba... ―Decidido, tiró este con todas sus fuerzas por el barandal, sonrió levemente.
Miró hasta la pantalla de la computadora, buscando entre sus E-mails. Tan sólo esperaba encontrar entre sus correos más viejos el nombre del susodicho al que tanto rencor le tenía. Después de unos minutos de poca investigación lo vio.
―Tobirama... ―Sonrió al encontrar el contacto.
Tobirama y Madara tenían muchísima historia en su pasado, siendo hijos de las familias con más poder dentro de la ciudad de Tokyo, creciendo prácticamente juntos como si de hermanos se tratase, ellos sentían todo lo contrario a ello, siendo la única excepción entre tantos hermanos, sentían un desagrado irracional entre ellos que no se molestaban en ocultar desde su adolescencia.
―Eres un hijo de puta. ―Dijo Madara observando las fotos que Leah y el susodicho compartían en todos lados, fiestas, cenas, viajes y noches, ella se notaba feliz, pero era algo que el de mirada ónix no creería hasta verlo frente suyo.
Sin mentir algo en el pecho de Madara lo molestaba, un sentimiento iracundo de celos, dolor y traición apuñalaban su pecho sin piedad, o así era como él lo sentía.
...
Después de dejar su equipaje ligero en el estante del avión, Leah tomó asiento junto a la ventanilla, había tenido suerte esta vez, sonrió al pensar en lo cerca que ya se encontraba de su hogar, claro que el avión aun no despegaba.
Sacó su libreta y audífonos, dispuesta a aprovechar el viaje para una lluvia de ideas que necesitaba, pero antes de todo, un golpe suave en sus hombros la asustó.
―Creo que el destino quiere decirnos algo... ―La voz de Madara resonó a través de sus audífonos, dejándola atónita.
―¿Pero qué...?
―Es extraño ¿No? Este es mi asiento. ―Madara sonrió enormemente hasta ella, tomando asiento a su lado.
―Bastante extraño. ―Respondió, dejando sus cosas sobre la mesita desplegable frente a ella.
¿Madara en clase turista? Imposible. Pensó ella, fingiendo la obviedad de Madara.
―¿Ibas a trabajar? ¿Te interrumpí? ―El de mirada oscura fingía inocencia, era notorio para ella, y eso es algo que él no iba a evitar.
Después de una noche de insomnio buscando el contacto de la aparente pareja de la chica, Madara se dedicó a investigar cada acontecimiento ocurrido en el tiempo que estuvo ausente, fechas importantes, fotos, todo lo que implicase a la pareja, necesitaba conocerlo todo para saber como actuar. Después de hacer llamadas aquella mañana y conseguir el asiento a su lado para tener todo el viaje juntos, Madara había hecho un sinfín de planes para tener tantas cartas a su favor con Leah que para Tobirama seria difícil mantenerla a su lado. Todo para su regreso estaba listo, todo menos una cosa.
―No te preocupes, sólo he estado investigando algunas cosas que necesito...
―¿Qué tipo de cosas? Yo puedo ayudarte.
―¿En serio?
―Claro, todo para mi está a una llamada de distancia, ¿Qué buscas?
―Bueno, necesito una cantidad de flores que no es normal, por importación...
―¿Flores? ¿Para qué tantas? ―Madara ahora se veía notablemente confundido.
―Para mi boda, me caso en 3 meses. ―Leah sonrió ampliamente, ahora dirigiendo su mirada hasta la libreta de apuntes.
Mientras tanto, la sonrisa de Madara no era más que historia.
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Thx.
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Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |
Fanfiction"Fijé mi vista en su hermosa sonrisa, para ser un hombre tan frío y serio; tenia una de las miradas más seductoras que había visto. ―¿Caíste?― Preguntó sobre mis labios, dejándome saborear ese dulce aliento a menta. Lancé una breve risa, ahora miran...