XI

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El Antagonista.


―Gracias. ―Dijo Leah, tomando la mano de Hashirama quien la ayudaba a salir de la camioneta donde habían llegado los tres, empezando a tomar distancia de la pareja.

―¿Y Tobirama? ―Preguntó el castaño.― Me dijo que vendría a buscarla... ―Susurró hasta Mito.

Hashirama en respuesta recibió un golpe en las costillas y una mala mirada por parte de su novia.

―No digas esas cosas, la harás sentir peor.

―¿Leah se siente mal?

―No hablaremos de esto. ―Dijo Mito, tomando la mano de su novio para así llevarlo hasta la mansión.

Mientras tanto, Leah aun estaba en la entrada, habían fotógrafos y no era para menos, las mejores familias familias de Tokyo se estaban reuniendo para el evento. La de ojos azules, dispuesta a rodear a todos los fotógrafos, con el traje de su novio en mano, empezó a caminar.

―¡Leah!

―¿Madara?

El Uchiha se encontraba detrás suya, mirándola con una sonrisa poco común en él por lo que ella recordaba. Vestido con un traje negro, portando un pañuelo dorado y una corbata azul marino, Leah estaba sorprendida, nunca lo había visto de esa forma. Sonrió hacia él.

...

ǂ Leah ǂ

―Hola. ―Saludé, haciendo un leve gesto con la mano.

―Te ves preciosa.

Me sorprendí por sus palabras, Madara siempre fue directo y era bueno para todo menos para mentir, aunque con mi inseguridad actual, me era difícil creerle.

―Tu te ves muy bien.

Sentía mi rostro cálido, regularmente la única persona que me decía lo bien que me veía era Tobirama, el cual había estado tan ocupado estos días que ni siquiera he entablado alguna conversación con él en las noches.

Miré a detalle el rostro de Madara, también se veía levemente rojizo.

―¿Qué haces de este lado? Estás sola... ―Dijo Madara, observando el traje en mis manos.

―Tobirama está adentro y me pidió su traje, no quería que me tomaran fotos así.

―Igualmente a ti nunca te gustaron. ―Madara sin previo aviso tomó el traje de mis manos.― Yo te ayudaré con esto. ―Seguido, con un ademán llamó a uno de los trabajadores de la mansión.― ¿Puedes llevarle esto al señor Tobirama?

El joven de cabello castaño y corto asintió, llevándose el traje dentro de la mansión, dejándonos solos nuevamente.

―¿Me permites? ―El Uchiha extendió su mano hasta mi, su sonrisa parecía permanente.

Con un deje de inseguridad, acepté su mano, siendo encaminada por él hasta la alfombra morada que se extendía por el suelo. Me sentía insegura, más que nada porque sabía que si yo aparecía en aquella alfombra junto a él, rumores dentro de mi familia correrían, era lo último que necesitaba. Pero siempre tuve un problema y era mi incapacidad de decirle no a Madara. Aun cuando los años han pasado, tantos recuerdos felices llegaron a mi desde el primer día que lo vi, era inevitable ser amable aun después de nuestro pasado, algo en él me cambiaba por completo, eso me daba temor. Él... ¿Aún tiene influencia en mi?

―Creo que ningún vestido podría quedarte como ese... ―Susurró él sobre mi oído, su mano rozó mi hombro desnudo.

Finalmente pisamos la alfombra, los flashes empezaban a cegarme, odiaba la sensación, odiaba las fotos o quizás sólo no me gustaba el que ellos las tomasen. Con una mano cubriendo mi rostro, voltee a mirar hasta Madara, quien me veía con un rostro iluminado por su sonrisa, él había cambiado mucho.

Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora