XII

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La Protagonista.


―Con esta ya son 15.

Tobirama asintió hasta Emiko, quien tachaba de su pequeña lista la cantidad de cajas de sake para la fiesta. Ambos tuvieron que salir del evento en busca de abastecer más alcohol al lugar, gracias a que la chica había calculado mal la cantidad de gente que habría en la gala.

―¿Falta algo más?

―No, me parece que es todo por ahora. ―Confirmó la rubia, releyendo la lista nuevamente.

El Senju miró por la ventana del local donde se encontraban, encontrándose frente a este una tienda de ropa medianamente elegante, la cual aun se mantenía abierta.

―Emiko. ―Llamó el mas alto, sin dirigir su mirada hasta ella.― ¿Crees que puedas hacerme un favor?

―Claro. ―Respondió la de vestido negro.

―Ayúdame a elegir una corbata.

La más joven ladeo su cabeza extrañada, preguntándose el por qué.

―¿De qué color la busca? ―Preguntó acercándose hasta este.

―Azul. ―Contestó Tobirama con una pequeña sonrisa.

...

La gala se había tornado interesante, al pasar media hora la música era audible aun fuera de la mansión donde Leah y Madara se encontraban sentados en una de las tantas bancas del jardín lateral, aburridos, Sasaki había robado una botella de champaña para ella y una de sake para su nuevo viejo amigo.

―¿Qué pasa si Tobirama nos encuentra así? ―Preguntó Madara, rellenando su pequeña taza de sake.

―Dudo verlo en toda la noche, debe estar ocupado. ―Respondió Leah, quien a servía en su copa más champaña.

Madara observó hasta el cielo sin estrellas, las luces de la lejana ciudad impedían que aquel momento fuese tan sólo un poco más perfecto, iluminados por los faroles del extenso jardín lleno de coloridas flores, desvió su mirada hasta Leah, quien observaba el reflejo de la luna sobre el enorme espejo de agua frente a ellos con ojos llenos de tristeza.

―Lo siento... ―Murmuró el Uchiha para si.

―¿Por qué? 

Madara se sobresaltó sobre su lugar, mirando los ahora curiosos ojos de su ex-novia quien lo veía atentamente, cubiertos levemente por su lacio flequillo. Leah se había inclinado hasta él para lograr escucharlo mejor, el cuerpo del Uchiha se tensó al oler el dulce perfume de la chica.

―Hueles a Dorayaki. ―Dijo Madara, acercándose de manera sigilosa hasta ella. 

―Supongo que eso es bueno, recuerdo que te gustaban mucho. ―Mencionó la más joven,

―Los amo. ―Contestó el Uchiha con una pequeña y sincera sonrisa.

Leah se removió con incomodidad sobre su lugar, aun cerca de él, desvió su mirada hasta el jardín, sus manos sudaban frío y podía sentir un fuerte escalofríos en su cuello, ahora todo su cuerpo estaba erizado, Madara podía verlo.

Los años habían pasado, cada vez más rápido, su corazón había abierto una nueva oportunidad para quien ahora se encontraba a su lado y hayan pasado años, horas y segundos, podía percibir aquella sensación única que Madara lograba en ella, no quería sentirla, se negaba, pero era inevitable. La llenaba de culpa.

Escucharlo hablar tan cerca suyo, cuando la idea de ser amigos nuevamente cruzó su cabeza ella se limitó a negarse, sabía que sería imposible con su pasado, no podía evitar mirarlo como antes, no quería fallarle a nadie. Su moral peleaba con ella misma para alejarse lo más posible de él, pero algo se lo impedía.

Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora