XIV

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Su rostro.

Nuevamente frente a la puerta del departamento de edición, Leah no cargaba con nada más que sus confusos pensamientos, su mente se encontraba tan cansada de todo que el llegar hasta aquel lugar le parecía casi imposible, y después de poner ambas cosas en la balanza, también se dió cuenta sobre lo mucho que prefería ver a su hermano a tener que convivir con Tobirama en aquella circunstancia.

Por sus pensamientos daba vueltas la palabra traición. En tantos años de relación ella no había fallado ni una vez, tampoco fue dificil, sabía lo mucho que amaba a su pareja y viceversa, pero, desde el regreso de su ex novio, nada había sido sencillo, tanto su pecho y mente trabajaban de forma muy distinta cuando él se encontraba cerca, al inicio sin ceder y después, notó lo último que esperaba que fuese.

Aun sentía algo por él. El problema era, que no sabía si era más fuerte de lo que sentía con Tobirama.

―¡Leah! ―Saludó su hermano, quien había abierto la puerta de la oficina.― Que bueno que llegaste, debemos hablar muchas cosas. ―Dijo este tomando a su hermana por los hombros, adentrandola al lugar.

Mientras tantos ella se encontraba absorta en sus pensamientos, dejandose llevar por su hermano, quien saludaba a cada persona dentro de la oficina, esta vez sin fiesta.

Ambos llegaron hasta la oficina principal, la cual se encontraba vacía a excepción de una mesa al medio de ella, donde un pequeño bulto de papeles se situaba, Leah inspeccionó el lugar, parecía estar en mantenimiento.

―¿Qué dices? ―Preguntó Hisoka, extendiendo sus brazos mostrando el lugar con una sonrisa.

―Lindo, ¿Remodelas tu oficina? ―Cuestionó Leah, ida.

―Mi oficina está un poco más arriba... ―Contestó el, señalando con su dedo el techo.― Pero, espero no hayas olvidado lo que nuestro padre dijo antes de que te fueras.

Leah divagaba, en todo menos en las palabras de su hermano.

―Que cuando regresaras podrías hacerte cargo de esta parte...

Una ventana de esperanza se abrió para la de ojos azules.

―Sé que tienes planes, aun debes terminar un libro y conozco el acuerdo que los dos tenían, por eso pensaba en contratar a alguien mientras...-

―Es perfecto. ―Interrumpió, acercandose hasta la amplia ventana al fondo de la oficina.

Aquello para ella parecía ser una oportunidad de escapar de su mente, mantenerse ocupada y alejada de todo lo que incluyese al Senju y el Uchiha similaba un milagro para ella. Leah se giró hasta su hermano, abrazando a este, un gesto que parecía involuntario.

―Gracias... ―Dijo, aun sin alejarse de este.

Hisoka sin saber exactamente como responder aquello, abrazó suavemente a su hermana por los hombros, intentando darle calidez, cosa que ella agradeció. Leah no entendía el porque aquel abrazo significaba tanto, pero la reconfortaba.

―¿Cuándo empiezo? ―Preguntó, tomando distancia.

―Cuando tu me digas.

...

Madara y Hashirama se encontraban en el comedor de las oficinas del Senju, el cual, bebía una taza de café sin mayor problema, mientras el Uchiha mantenía el rostro sobre la fría mesa, sus ojeras facilmente podrían llegar a su barbilla.

―En serio te ves terrible. ―Rió el de cabellos castaños.

―Cállate. ―Habló Madara, el cual traía lentes negros, intentando ocultar su rostro.

Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora