XIII

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Rojo.

Enloquecida y con el rostro repleto de lágrimas, Leah caminó entre la amplia multitud de gente hasta las escaleras, subiendo estas para llegar a la misma habitación donde había visto a su novio al inicio de la velada. Con la puerta cerrada, se dejó caer en uno de los sofás de la estancia, limpiando su rostro con una de sus temblorosas manos.

Frustración y enojo, ella sabía muy bien que Madara no era el culpable de nada, había decidido responder como su pecho se lo había dicho sin mucha capacidad de negarse, las emociones en ese momento fueron incontrolables, en su mayoría; la nostalgia.

Desde el primer encuentro de ambos Leah pudo sentir como las incesantes taquicardias por la cercanía del Uchiha regresaban después de tanto tiempo, el verlo y tenerlo cerca no lograba nada más que llenarla de confusos pensamientos sobre lo malo y bueno que era estar con él.

Leah giró la cabeza hasta el tocador a su lado, gracias al espejo pudo notar la marca de aquel momento de nostalgia, su labial rojo corrido, con torpeza busco en el pequeño bolsillo interior de su vestido, encontrando el labial que su amiga Mito no me había permitido usar, color nude. Con un suave movimiento limpió su boca, manchando la transparente manga de su vestido azul, finalmente volvió a colocar el labial como si nada hubiese pasado. Claro que pasó. Pensó Leah.

Con rapidez, se levantó del sofá, caminando hasta la ventana de la habitación que daba directamente al jardín donde ellos se encontraban, la botella de whisky rotaba estaba ahí, esto preocupó a la chica, la idea de que su novio hubiese visto lo ocurrido la mataba. Desvió su mirada hasta la cama dentro de la recamara, con lentitud se acercó, observando como en esta se encontraba la corbata negra del reconocible traje de Tobirama. Leah tomó esta entre sus manos, al mirar la cama esta estaba impecable.

―Pero si...

El recuerdo de su novio siendo auxiliado por la rubia regresó a su mente, ella le ayudaba con la corbata, acomodando esta. Nuevamente su inseguridad regresó, pues su cerebro no encontraba lógica alguna del porqué aquella corbata yacía ahí sin su dueño. Finalmente con furia, camino hasta la puerta con esta en mano, dispuesta a buscar al Senju.

...

Con pasos rápidos Madara entró a la mansión, siendo cegado por la excesiva cantidad de luces en el lugar, este al lograr enfocar bien, pudo ver a Leah desde lo bajo, observando como esta entraba a la misma habitación donde se había visto con Tobirama, dentro del impulso, camino hasta las escaleras.

―¿Qué haces? No puedes subir.

Madara lanzó una mirada sobre su hombro, reconoció la voz de Tobirama al instante, mirando como este mantenía un ceño fruncido y brazos cruzados, detrás suyo, Emiko quien lo miraba preocupada, había fallado su misión, el Senju había regresado más rápido de lo previsto. El Uchiha se dio la vuelta, dando cara a Tobirama, el cual al instante cambió su semblante a uno divertido.

―Vaya... ¿Y la desafortunada?―Rió el peliplata.

―¿Qué? ―Preguntó Madara confuso.

―Madara-sama, sus labios...

El Uchiha tocó sus labios suavemente, para después mirar su mano y encontrarse con un labial tan rojo como la sangre, involuntariamente sonrió, olía a chocolate.

―Hay baños abajo, si lo que quieres es limpiarte. ―Explicó Tobirama.

El sonido de la puerta llamó la atención de los tres, Leah de primeras pudo ver a su novio el cual sonrió hasta ella, cosa que no pudo corresponder al ver a la rubia detrás suyo. Con pasos cuidadosos bajó las escaleras, llegando hasta donde el Uchiha y el Senju se encontraban.

Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora