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Otra vez él.


El viaje había sido rápido, después del bajón emocional de Madara por la declaración de Leah, se había controlado lo suficiente como para olvidar la trágica noticia entre charla y más viejos recuerdos, aunque era un viaje de catorce horas, para ellos habían sido demasiado cortas.

Madara tomó el equipaje de Leah, ayudándola con la enorme cantidad de cosas que traía. Ella le agradeció con la cabeza.

―Gracias, en serio, yo puedo llevarlas de aquí.

―Déjame ayudarte, pidamos un carro de carga, son demasiadas cosas... 

Así, Madara se dirigió hasta uno de los trabajadores del aeropuerto, dejando a Leah sola con las maletas. la chica de mirada azul sacó su celular, buscando algún indicio de su novio, quien había prometido ir por ella. Para su suerte ahí estaba.

"Estoy afuera, te espero."  ―Tobi.

Leah sonrió al leer el mensaje, lo que habían sido catorce horas de distancia ahora se reducían a unos escasos minutos en los que se reuniría nuevamente con la gente que amaba.

Madara regresó con un trabajador quien empujaba el carrito de carga, este le agradeció con unos billetes y se despidió, dejando el carro junto a ellos, se dispuso a subir las maletas.

―¿Emocionada? ―Preguntó el de largo cabello hasta ella.

―Mucho, nerviosa, también. ―Leah jugaba con sus manos.

Temerosa de pedirle a Madara dejarla llevar sus cosas, pues Tobirama había ido hasta el aeropuerto a buscarla, sabía que una situación incomoda vendría cuando los dos se viesen después de tantos años. ¿Cómo le digo? Se preguntó.

―Madara, quizás sea bueno que yo lleve mis cosas...

―No te preocupes, puedo llevarte a tu casa si es el caso. ―Ahora ambos se encontraban caminando por el aeropuerto, en dirección a la salida. Cosa que ponía aun más nerviosa a Leah.

―En serio no es necesario, Madara, vendrán por mi.

―¿En serio? ¿Quién? 

Madara fingía inocencia, sabía perfectamente que Tobirama la esperaba, él quería provocar ese momento, quería que el de cabellos plateados lo mirase junto a su novia y ardiera en celos. Necesitaba que Tobirama entendiera que él había regresado por todo lo que le pertenecía, eso incluía a Leah.

―¿Leah? ―Una voz grave llamó la atención de los dos.

Leah al verlo sonrió instantáneamente y sin poder contenerse corrió para abrazarlo, este la recibió con brazos abiertos, presionándola contra él, sintiendo su aroma y la suavidad de su piel. Ambos necesitaban ese abrazo. Habían pasado 5 años, muy largos y aun con las visitas de vacaciones y festividades, aquel abrazo representaba el regreso permanente de Leah, ya no tendrían que despedirse nuevamente, o eso esperaban.

―Te extrañé tanto... ―Murmuró la de mirada zafiro, juntando su frente con el de cabellos plateados.

―No tienes idea...

Ninguno de los dos quería soltarse del abrazo, pero la inevitable presencia de Madara fastidiaba a Tobirama. Este lo miró directamente, cuando se había soltado de Leah.

―Tobirama, cuanto tiempo. ―Saludó Madara con una muy falsa sonrisa.

―Creí que estabas muerto. ―Dijo el de cabello platinado, con tono serio, sin soltar la cintura de Leah.

Némesis | Madara Uchiha | Tobirama Senju |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora