XXIII

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Dolor.


La fresca brisa mañanera del campo impactó violentamente contra el cuerpo de la joven Sasaki quien miraba el panorama con paz. Los árboles empezaban a recuperar sus hojas lentamente, el viento un se mantenía frío, continuaba el invierno.

―¡Es imposible, no pueden hacernos esto!

El estruendoso grito de su madre la obligó a mirar hasta ella, dejando el paisaje verde detrás suya. Su madre se miraba furiosa hablando con la pobre chica de 1.60 quien la observaba con terror. Madre e hija se encontraban paradas sobre el basto campo verde que las rodeaba, el cual era un jardín de una tradicional casa japonés con muchísimos años de antigüedad, considerada un monumento para las personas de aquella zona. La madre de Leah buscaba casarla en ese mismo sitio.

―S-sólo se recorrió un día... aún tenemos tiempo para avisar. ―Dijo temerosa, la chica de lentes frente suya.

La wedding planner había llamado desde temprano para avisar un cambio de planes, pues, el lugar que ocuparían en la fecha estipulada ya no se encontraría disponible hasta un día después, domingo.

―¡No tenemos tiempo para avisar! ¿Sabes cuánta gente viene a esta boda? ¡Es importante para muchas personas!

Su madre, exaltada no dejaba respirar a la joven chica castaña, quien aún se miraba aterrada buscando algo ingenioso que responder.

―Aparte, ¿Domingo? ¡Qué horrible día es ese!

Leah, cansada de la tediosa situación tomó el hombro de su enrojecida madre, intentando calmar a esta con el tacto.

―Yui, ¿Tienes fecha para algún sábado? ―Preguntó la de ojos azules, intentando relajar el ambiente entre las 2 mujeres.

―¡Si! Pero... Justo dentro de 2 semanas, es muy pronto pero puedo conseguirles el horario que quieren ¡Mil disculpas! ―Con una corta reverencia la chica espero no ser lastimada por la mayor de las 3.

—¡¿Estás mal?! ¡Es demasiado pronto para la boda! —Exclamó la madre de la joven novia, en pánico— No tendremos tiempo para los preparativos que faltan.

—Creo que está bien. —Respondió Leah, llevándose la mirada sorprendida de ambas mujeres.

—¿Qué? —Preguntaron las 2 al tiempo.

2 semanas a ojos de Leah era muy poco tiempo para todo, pero su urgencia por casarse había aumentado cuando notó que las cosas con Tobirama parecían enfriarse, no quería perderlo.

―¿P-pero y las invitaciones? ―Preguntó su madre, mirando hasta su hija.

―Podríamos mandar un mail avisando el cambio de fecha. ―Respondió la chica, alzándose de hombros.

Su madre asintió con inseguridad, despidiendo a la wedding planner con la mano, quien inmediatamente comprendió e ingresó de regreso al templo.

―Aún puedes reconsiderar la casa de Kioto. ―Habló su madre, mirando en dirección al despejado campo frente a ellas.

―Ya te dije porque no. ―Respondió la más joven, sin prestar atención a sus palabras.

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⏰ Última actualización: Jun 16 ⏰

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