Capítulo 1.

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Estaba sentada en mi sofá, con ganas de hacer nada. Hacía algo de frío afuera, la tarde estaba gris y tenía las ventanas cerradas, pero a través del cristal podía ver la poca luz que había afuera y cómo las personas iban abrigadas con cazadoras y bufandas. Me encanta la vida de la ciudad, con sus ruidos y su ritmo agitado. Me levanté para prepararme un té y mientras ponía el agua a calentar me entretuve con mis pensamientos, no dejaba de darle vueltas a la idea de que cuando llegamos a una encrucijada romántica, solemos aceptar el amor que creemos merecer, y sí, no es una paradoja, recientemente lo he podido comprobar.

<<– ¿Siempre será ella?

–Siempre lo fue... yo, lo siento mucho linda.>>

De repente todo se quedó a oscuras y en silencio, se había cortado la electricidad y la TV se había apagado, desde hacía unos meses mi piso me la estaba jugando con la instalación. Al menos esta vez estaba viendo un drama romántico y no una película de terror, pero realmente estos dos géneros para mí eran lo mismo.

Me había olvidado de la película de no haber sido por el contraste con el silencio que reinaba ahora en casa.

"Da igual" – pensé – "he visto esta película ciento de veces, al final a ella le rompen el corazón"

Busqué con las manos entre los cojines y almohadones del sofá mi móvil para poder tener un poco de luz extra. Tal vez debería dejar de ver tanta televisión y llamar al casero para que arreglara de una vez el desastre que tenía de instalación o tal vez y más probablemente debería llamarlo, aunque ya sabemos cómo terminan mis encuentros con James.

Pero ahí estaba yo, lanzándome a las llamas y marcando ese maldito número de teléfono. Solo me tomó unos segundos, lo sabía de memoria.

– ¿Lauri?

–A pasado otra vez, ¿puedes venir?

–Tienes que dejar de llamarme.

–Mientras sepa que vas a venir tendré motivos para llamarte – no estaba siendo cruel, solo innecesariamente honesta.

–Siempre vas a hacer lo que se te pegue la gana, no tiene sentido ponerse límites contigo.

"Iba a venir, lo sé, siempre viene, él no puede solo negarse."

–Voy.

Sonreí, así, de medio lado como los villanos cuando consiguen lo que quieren. Cuando es una causa mayor, James no me dejaría tirada, no es muy heroico de su parte.

Pocos minutos después, golpes secos tocaron a la puerta, no había dudas, ya había llegado, ¿acaso estaba cerca de la ciudad?.

Era él.

–Hola – su voz seguía teniendo el mismo efecto en mí, ahora parecen pocos los trece días que han pasado desde la última vez que nos vimos.

–Hola.

Le dejé pasar.

–No soy electricista, lo sabes – dijo mientras sacaba la linterna de su móvil y movía unos cables chamuscados.

–Lo sé, pero eres bueno arreglando las cosas – pude ver como se tensaba, en su mente era yo la caprichosa, pero es que no se da cuenta del efecto que tiene en mí.

–No todas las cosas – sé exactamente a lo que se refiere pero no le voy a dar el placer de hablar nuevamente de ello.

Cortó con una pinza una parte que estaba completamente arruinada y la volvió a unir nuevamente con la parte que estaba bien.

Quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora