Capítulo 6

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Volvía a estar sola en casa, hoy había sido un día tan surrealista. Revisé mi teléfono y tenía muchos mensajes de mi madre, en todos me recordaba que también iría al cumpleaños de James, que Gema los había invitado.

No estaba de ganas como para explicarle lo que me pasaba, James tenía razón, mejor que nadie lo supiera, me limité a contestar que también iría, aunque omití el detalle de con quién.

La cena es pasado mañana, "los ex se superan dejándose de ver" – James no es mi ex – pero cómo se supera lo que fuera que él y yo éramos, evidente no podría dejarlo de ver sería demasiado raro. Creo que lo mejor es que me pusiera a adelantar trabajo y a olvidarme de estos problemas sentimentales.

Los días pasaron demasiado rápido, ya era casi la hora en la que Dante venía a recogerme a casa, estaba casi lista cuando me avisó que estaba debajo, no me pareció justo hacerlo esperar desde afuera así que le pedí que me esperara arriba.

–Ya te abro – dije por el telefonillo.

Solo me faltaba ponerme los zapatos, fui a dejarle la puerta abierta a Dante que venía subiendo.

– ¿Lauren? – me llamó al llegar.

–Ya voy, te prometo que solo debo ponerme los zapatos – le respondí desde la habitación.

–Más te vale, vamos justos de tiempo.

– ¿Feliz?

Salí apresurada, Dante se me quedó viendo, me puso de los nervios. Porqué de repente me sentía intimidada por sus ojos verdes, por esa arrogante mirada que tenía. Se acercó, no me moví, se agacho y ajustó una de las cintas de mis zapatos que había quedado suelta. Sentir sus manos en mi tobillo me dio una sensación extraña.

–Deja, yo lo hago – me agaché yo también y quedamos frente a frente.

–No deberías inclinarte de esa forma.

– ¿Por qué?

–No con ese escote.

Llevé ambas manos al pecho y perdí el equilibrio, terminé cayendo hacia atrás. Dante estaba serio, esperaba algún comentario burlón de su parte, algo que me hiciera dejar de imaginarme tonterías, pero no fue así.

– ¡Listo! – terminó de ajustar mi zapato y me ayudó a levantarme.

Yo estaba evidentemente avergonzada, de seguro mis mejillas lo gritaban por todo lo alto, él solo se limitó a decir.

–Prométeme una segunda cosa.

Asentí con la cabeza, si quería decir algo, no me salían las palabras.

–No estorbes cuándo te esté ayudando.

"Cómo, no entiendo que me quieres decir" es quería preguntar, pero solo pude preguntar a media voz.

– ¿Cuál es la primera cosa?

–Ya lo olvidaste – movió la cabeza con decepción – que no llores.

"Quién es este chico y qué hizo con Dante"

–No puedo prometerte eso.

–Solo trabaja en ello, ¿de acuerdo?

–Estás muy extraño – le dije.

–Vamos, no vamos sobrados de tiempo, siempre me haces retrasar.

– ¡Hey!, me caí por tu culpa

–Te caíste por estar estorbando, ahora vamos, mueve ese bonito vestido y lo que tienes debajo, no puedo llegar tarde.

Quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora