Capítulo 8

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Ya estoy en la oficina, Diana está bastante enfocada en su trabajo y se nota por el silencio que hay. Kami me ha traído los planos con parte de su propuesta para que la ayude a integrar unas posibles soluciones para el ambiente de los restaurantes y la verdad le estaba cogiendo bastante cariño al proyecto.

En la esquina de los planos había algunas anotaciones hechas por Dante, le hacía unas sugerencias, muy buenas he de aceptar. Lo cierto es que para ser abogado y encargarse solo de la expansión de la cadena hotelera tenía una clara visión del espacio y las formas.

–He revisado las anotaciones del director erótico – me dijo Kami sonriente.

–¿No se cansan de decirle así?

–Nunca, me encanta trabajar con él, un placer para mis ojos, además le he obligado que le llame así– Diana se nos acercó.

–Tienes novio, te recuerdo – le dije a Kami, mientras cerraba los planos.

– Y lo amo profundamente – me miró fijo – pero no soy ciega, deberías mirar tú también.

Alcé los ojos a donde apuntaba con su mirada y vi que Dante acababa de llegar, se veía bastante serio y absorto en unas carpetas que tenía. Kami se fue apresuradamente a su mesa para seguir trabajando y yo me planteaba si tenía valor para hablar con él.

Tomé como excusa el proyecto que me acababan de dar y fui a su oficina.

–Buenos días – dijo Dante mientras se volteaba, parecía sorprendido – ¿Lauren?

–Buenos días, sí, soy yo, lo siento – no sé por qué me decepciona que esperara a alguien más.

– ¿Pasa algo? – se estaba acomodando y abría su ordenador.

–Tengo que preguntarte algo – me clavó los ojos verdes, que nunca antes había visto tan intensos.

–Siéntate, por favor – me indicó la silla de enfrente.

Abrí mi teléfono celular y le mostré el mensaje de James, la verdad es que no sabía cómo formular la pregunta, estaba un poco nerviosa, incluso para hoy me puse una camisa abotonada casi por completo con un pañuelo alrededor de mi cuello, para evitar el comentario de mi escote que me ponía de los nervios.

Él estaba leyendo el mensaje en silencio y no parecía que le diera mucha importancia, me lo devolvió nuevamente.

– ¿Qué quieres saber? Sé más concreta.

– ¿A qué se refería James? Le has dicho algo.

– Es lo que te preocupa, ¿verdad? – Cruzó los dedos de las manos encima de la mesa – Lauren, nos conocemos hace mucho tiempo. Le he dicho muchas cosas a James, pero ninguna relacionada con nuestro beso, creí que solo era tuyo y mío.

Me recorrió un escalofrío.

–Entonces...

–James nos vio esa noche.

– ¿Qué? ¿Me besaste porque sabías que James estaba ahí? – qué pasaba conmigo, por qué me sentía traicionada por un simple beso.

–No, no te besé por eso – su voz se hizo más profunda – estabas a punto de llorar, querías irte de ese lugar cuanto antes, y parecías lastimada, necesitabas ese beso y ...

– ¡Genial! Me metiste la lengua por lástima – me recosté a la espalda de mi silla, me sentía algo dolida – ¿James te dijo algo?

–Después de llevarte a la casa pasé por el restaurante y aún estaba ahí hablando con el gerente, me pidió que lo esperara – Dante me miraba con sus ojos que parecían dos esmeraldas en el fondo del mar – Hablamos de Gema, de la cena y casi antes de irme, me dijo que me alejara de ti, que no jugara contigo.

Quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora