Capítulo 23.

3 0 0
                                    


– ¡Vaya, ya era hora que salieran los tortolitos!

–Carlos – Julianna regañó a su esposo tiernamente.

Eran todo un cuadro estaban sentados en una pequeña mesita de jardín, la chica leía una revista mientras su esposo le masajeaba los pies, esta pareja eran una fotografía.

– ¡Vamos, Juls! – Carlos miró divertido a su pareja – se lo que quieres preguntar...

– ¡Carlos! – esta vez quien llamó su atención fue Dante que sin soltarme la mano le dio una mirada dura a su amigo.

– ¿Hay alguna parte de la cocina que tengamos que desinfectar?

– ¡Cariño! – Julianna me miró a mi esta vez – no lo escuches es un pesado.

–Tranquila, lo sé – tanto Dante como yo no podíamos esconder las sonrisas.

–Pero, no obstante... – Dante hizo una pausa y miró a Carlos – yo tú, cambiaba la mesa.

Julianna me abrió los ojos, pero yo le hice un gesto para que supiera que era mentira y solo una broma.

–Esa mesa sabe cosas – le respondió su amigo y esta vez quien se sonrojó fue la chica.

Me senté al lado de Julianna, la tarde ya empezaba a caer y era una vista hermosa la que tenían desde su casa.

–Dante, acompáñame a buscar algo para cenar – le dijo Carlos y los chicos salieron, no sin antes darme un beso de despedida.

Se alejaron riéndose y hablando entre ellos.

–Estoy feliz que se hayan arreglado – me dijo Juls

–Y yo.

–Es divertido y maravilloso ver a Dante feliz.

–Pero si Dante ha tenido otras relaciones, ¿no las conocían?

–Sí, claro que las conocíamos –se sonrió – pero sabíamos que no durarían, a ninguna la miraba cómo te mira a ti.

Lo cierto es que yo misma me sentía diferente, había podido contar todo o que había pasado sin ser juzgada, le dije absolutamente todo, todos los desplantes que tuve con mi mejor amigo, le conté como confundí y mezclé las cosas y todo lo que obtuve a cambio fue un "el pasado, está en el pasado"

Los chicos regresaron y cenamos juntos en el jardín.

Carlos me contó muchas anécdotas de cuando eran niños y fu muy divertido voltear a ver a Dante y verlo con cara avergonzada de vez en cuando, un buen cambio para variar.

– ¿Recuerdas cuándo James y tú le hicieron creer al profesor de filosofía que eran pareja? – Carlos le preguntó a Dante y al momento se sobrecogió al mirarme, evidentemente su amigo le había contado algo, pero no me molestó.

Hablar de James con los demás ya no se me hacía extraño, ya no me ardía el pecho con ansiedad de volverlo a ver y sentirme mal por no tenerlo. Ya esos sentimientos han quedado atrás, ahora siento paz.

– ¿Qué hicieron qué? – la curiosidad me mataba y Carlos se relajó.

–Vaya pedazo de idiota homofóbico – Dante se empezó a reír.

–Por eso estuvieron una semana entera vistiéndose en conjunto – razonó Juls.

Yo no daba crédito a lo que escuchaba, por lo que Carlos me explicó.

–Resulta que el tipo no dejaba de hacer chistes de mal gusto misóginos y homofóbicos.

–Además conocía a mi familia – Dante lo interrumpió – por lo que para parecer aún más "gracioso" trataba de involucrarme, pero me tenía hasta los huevos.

Quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora